
Una nueva tecnología desarrollada por la Universidad de Oxford promete cambiar la forma en que se detectan enfermedades pulmonares como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Gracias a un diagnóstico más temprano y preciso, incluso en lugares con recursos limitados, este avance puede revolucionar la atención clínica.
La innovación, conocida como cardiopulmonografía computarizada (CCP), utiliza análisis de gases y modelos matemáticos para identificar alteraciones en el funcionamiento respiratorio antes de que ocurran daños severos, informó la Universidad de Oxford.
Actualmente, la detección de asma y EPOC se basa principalmente en la espirometría. Esta técnica mide la cantidad de aire que una persona puede exhalar con fuerza.

Si bien es el método estándar en muchos países, presenta desafíos: resulta compleja para ciertos pacientes, especialmente para quienes son personas mayores, muy jóvenes o tienen alguna limitación física, y solo suele detectar la enfermedad en fases avanzadas, cuando el daño pulmonar es irreversible.
Por este motivo, se pierden oportunidades valiosas de tratamiento temprano, lo que repercute en la evolución y calidad de vida de los pacientes. La Universidad de Oxford enfatiza que la CCP, al identificar cambios en el funcionamiento pulmonar en etapas iniciales, representa una herramienta más sensible y accesible en comparación con los métodos tradicionales.
¿Cómo funciona la cardiopulmonografía computarizada?
El procedimiento de la CCP es menos invasivo y más cómodo para la mayoría de los pacientes. Consiste en respirar de manera normal durante 12 minutos usando una boquilla conectada a un analizador de gases de alta precisión.

Gracias a la tecnología láser avanzada y a complejos modelos matemáticos, el examen elabora un perfil detallado del flujo de aire dentro de los pulmones. Este patrón minucioso revela alteraciones sutiles que suelen pasar inadvertidas para otras pruebas.
La información obtenida permite a los profesionales de la salud descubrir signos tempranos de asma o EPOC, incluso antes de que aparezcan síntomas claros o se detecten daños pulmonares severos.
Según la Universidad de Oxford, el objetivo es que esta tecnología esté disponible en consultorios de atención primaria, farmacias y centros comunitarios, facilitando un acceso mucho más amplio al diagnóstico precoz.
Impacto en la salud pública y el sistema sanitario

Las cifras reflejan la magnitud del problema: el asma y la EPOC afectan a más de 500 millones de personas en el mundo y causan más de 4 millones de muertes al año. En países como el Reino Unido, las comunidades más desfavorecidas encuentran incluso más obstáculos para acceder a pruebas diagnósticas en hospitales, lo que agrava las desigualdades sanitarias.
Consciente de ello, la Universidad de Oxford lidera el proyecto ACCESS, financiado con 1,3 millones libras esterlinas por el Engineering and Physical Sciences Research Council (EPSRC). Este programa busca que la CCP llegue a consultas de atención primaria y centros comunitarios, reduciendo tiempos y recursos requeridos para los diagnósticos y facilitando intervenciones tempranas que puedan evitar hospitalizaciones.
El trabajo es posible gracias a la colaboración de múltiples áreas: departamentos de Química, Fisiología, Anatomía y Genética, Medicina y Atención Primaria de la Universidad de Oxford, junto con el NHS, la organización Asthma + Lung UK y pacientes afectados por asma y EPOC.

La participación activa de estos pacientes resulta fundamental, ya que aportan su experiencia y sugerencias en reuniones periódicas con los investigadores, asegurando que el diseño y desarrollo del proyecto responda a sus verdaderas necesidades.
En la actualidad, los investigadores buscan optimizar el test, acortando la duración de la prueba, reduciendo la cantidad de gas necesario y agilizando el análisis de datos. El objetivo es que los resultados puedan entregarse durante la consulta y así mejorar la experiencia del paciente.
Además, hacia el final del proyecto, la CCP será puesta a prueba y evaluada en centros comunitarios, diagnosticando a pacientes reales y recogiendo opiniones tanto de los usuarios como de los profesionales sanitarios, lo cual permitirá realizar ajustes antes de una implementación generalizada.

La Universidad de Oxford confía en que avanzar hacia diagnósticos más rápidos, precisos y accesibles permitirá intervenir antes de que el daño pulmonar se vuelva severo, mejorando la calidad de vida de millones y promoviendo una atención sanitaria más equitativa.
Con este tipo de innovaciones tecnológicas, el futuro del diagnóstico respiratorio podría experimentar un cambio profundo, beneficiando especialmente a quienes más lo necesitan.
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