
Un reciente estudio publicado en la revista Circulation ha revelado que incluso sesiones breves de ejercicio pueden desencadenar cambios en el cuerpo humano, afectando cientos de moléculas en el torrente sanguíneo relacionadas con la salud metabólica. Según informó el New York Times, esta investigación, llevada a cabo por científicos del Hospital General de Massachusetts y otras instituciones, analizó a más de 1.000 participantes para comprender cómo se modifica los niveles de metabolitos, moléculas clave en procesos metabólicos.
Los hallazgos sugieren que estas alteraciones moleculares podrían estar vinculadas a una mejor salud y longevidad, aunque los investigadores advierten que aún se necesitan más estudios para confirmar estas conexiones.

Según reseñó The New York Times, los investigadores utilizaron datos del Estudio del Corazón de Framingham, un proyecto de larga duración que analiza la salud cardiovascular. En el experimento, 411 voluntarios de mediana edad realizaron ejercicios de alta intensidad en bicicletas estáticas durante menos de 12 minutos.
Se tomaron muestras de sangre antes y después de la actividad física, y los resultados mostraron que más del 80% de los 588 metabolitos analizados experimentaron cambios significativos. Estos metabolitos están relacionados con funciones como la regulación de la insulina, la quema de grasa y el control del colesterol. Para validar los resultados, el experimento se repitió con otros 783 participantes, confirmando patrones similares en los cambios moleculares.
El medio también destacó que los investigadores identificaron “firmas moleculares” específicas asociadas con los cambios inducidos por el ejercicio. Al comparar estas firmas con muestras de sangre almacenadas de participantes anteriores del estudio, encontraron que las personas con estas características moleculares tendían a vivir más tiempo. Sin embargo, el doctor Gregory Lewis, líder del estudio, señaló a ese medio que estas conclusiones son especulativas, ya que las muestras antiguas no se tomaron después de realizar ejercicio, lo que podría indicar que algunos individuos nacieron con estas características moleculares sin necesidad de actividad física.

El cuerpo humano se adapta al ejercicio desde los primeros minutos de actividad. Antes de comenzar a sudar, el organismo ya se prepara para el esfuerzo físico mediante un “aumento anticipatorio” de la frecuencia cardíaca, impulsado por la norepinefrina, una hormona del estrés.
Este proceso, según explicó a National Geographic Matthew Lancaster, profesor de fisiología del ejercicio en la Universidad de Leeds, asegura que los músculos reciban los nutrientes necesarios para el movimiento. Durante los primeros minutos de ejercicio, la frecuencia cardíaca puede aumentar entre 20 y 50 pulsaciones por minuto, mientras que la presión arterial sistólica también se eleva, lo que incrementa el flujo sanguíneo hacia los músculos.
Heather Shenkman, cardióloga en California, explicó a ese medio que el cuerpo redirige el flujo sanguíneo desde órganos como los intestinos hacia los músculos esqueléticos, optimizando el suministro de oxígeno y glucosa. Además, los músculos activan sus reservas de fosfocreatina, una fuente de energía inmediata que permite iniciar el movimiento.
Según contó a National Geographic John Burke, director médico de AXA Health, el sistema respiratorio también se adapta rápidamente, aumentando la capacidad pulmonar para satisfacer la demanda de oxígeno, mientras elimina el dióxido de carbono generado por el esfuerzo.

El cerebro, por su parte, también experimenta cambios. Así, el ejercicio estimula la neuroplasticidad, lo que mejora la capacidad de aprendizaje y la memoria. La psicóloga Ritz Birah señaló a National Geographic, que durante los primeros minutos de actividad física se inicia la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas neuronas, especialmente en el hipocampo, una región clave para la memoria.
Además, el ejercicio libera endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo, aunque la rapidez con la que se producen estos efectos puede variar entre individuos.

En cuanto a los resultados visibles del ejercicio, el tiempo necesario para notar cambios depende de factores como la condición física inicial, los objetivos planteados y la constancia. Según contó a ese medio, Julia Ndocky Ribas, entrenadora personal en Metropolitan, los entrenamientos de fuerza suelen mostrar resultados a partir de las 6-8 semanas, mientras que los ejercicios cardiovasculares pueden generar mejoras en 4-6 semanas.
Por su parte, Sara Álvarez, fundadora del método Reto 48, enfatizó la importancia de la disciplina y el compromiso para alcanzar los objetivos, señalando que en 48 días es posible observar mejoras significativas en la capacidad pulmonar, la fuerza y el sistema circulatorio.

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