
Las horas pasadas en las carreteras, ya sea por placer o por necesidad, conllevan una serie de consecuencias fisiológicas que afectan tanto a conductores como a pasajeros.
Es por ello que analizar los efectos de los trayectos prolongados permiten comprender mejor qué áreas del cuerpo resultan más vulnerables y qué estrategias pueden implementarse para mitigar molestias y riesgos.
Es que el cuerpo humano, al permanecer largos periodos de tiempo sentado y con movilidad limitada, reacciona de maneras diversas: cansancio, mareos o las alteraciones digestivas, rigidez muscular y hasta problemas circulatorios, son algunos de los desafíos más frecuentes.
Cansancio al conducir: causas y prevención

La fatiga es uno de los efectos más notorios y peligrosos de los viajes largos en auto, especialmente para quien va al volante. Según un informe de la Australian Automobile Association (AAA), entidad australiana que forma parte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y desarrolla estudios sobre seguridad vial con enfoque internacional, entre el 10 y el 20 % de los accidentes de tráfico se relacionan con el cansancio del conductor.
Si bien parte de la fatiga se atribuye al esfuerzo mental y a la atención sostenida, existen causas adicionales, como las vibraciones constantes de los asientos y el efecto del denominado “ruido blanco”, generado por el motor, las ruedas y el entorno vial.
Según un estudio publicado en Taylor & Francis, el cansancio puede aparecer tras 15 o 30 minutos de exposición a estas condiciones, lo que incrementa el esfuerzo neurológico necesario para mantener la alerta y el rendimiento durante la conducción.

El diseño interior de los automóviles busca maximizar la comodidad multisensorial. Sin embargo, este objetivo puede influir en la capacidad de alerta, incrementando así el riesgo de somnolencia al volante.
Una de las recomendaciones básicas es ventilar el vehículo para incrementar la oxigenación y, fundamentalmente, realizar descansos periódicos, permitiendo al conductor recuperar el estado de alerta. Asimismo, dormir lo suficiente la noche anterior resulta crucial: quienes descansan menos de cinco horas antes de conducir muestran probabilidades de accidente comparables a las de superar el límite legal de alcohol.
En la actualidad, algunos vehículos integran sistemas de detección de somnolencia, que alertan con sonidos o vibraciones en el volante al identificar indicios de cansancio por parámetros como velocidad, horario o clima, añadiendo un recurso tecnológico adicional para la prevención.
Cinetosis o mareo por movimiento: razones y cómo evitarlo

Uno de cada tres individuos sufre, en mayor o menor medida, de mareo por movimiento o cinetosis durante desplazamientos largos.
Según un estudio publicado en Transportation Research Part F: Traffic Psychology and Behaviour, el 46% de los pasajeros de automóvil reportaron haber experimentado algún grado de mareo en los últimos cinco años, y esta cifra aumenta al 59% si se incluyen las experiencias de la infancia. Además, otro trabajo en el European Journal of Pediatrics reveló que el 43.4% de los niños experimentaron mareo por movimiento en un automóvil.
La explicación se encuentra en un desajuste sensorial: los oídos internos perciben movimiento, mientras los ojos pueden no registrarlo, sobre todo cuando la vista se centra dentro del habitáculo. El cerebro interpreta esta inconsistencia como un posible efecto de intoxicación y reacciona ralentizando el tránsito gástrico, lo que produce síntomas como náuseas, sudoración fría y, en ocasiones, vómitos.
Hay factores individuales que incrementan la susceptibilidad al mareo por movimiento: las mujeres, las personas propensas a migrañas y los niños entre ocho y diez años son los más vulnerables.

De acuerdo con un trabajo publicado en la revista Transportation Research Part F: Traffic Psychology and Behaviour, las mujeres son más susceptibles en comparación con los hombres, especialmente en modos de transporte como automóviles, autobuses y aviones.
Además, los pacientes con migraña vestibular (que se caracteriza por episodios de vértigo y mareo, junto con los síntomas típicos de la migraña, como dolor de cabeza y náuseas) tienen una susceptibilidad, como se documenta en investigaciones publicadas en Brain Research Bulletin.
Al tiempo que la susceptibilidad genética, analizada en un estudio publicado en Aviation, Space, and Environmental Medicine, reveló que la variabilidad en la susceptibilidad al mareo por movimiento está asociada con factores genéticos, con la heredabilidad de este rasgo estimada en alrededor del 57% en mujeres adultas. En cambio, los conductores rara vez experimentan este malestar, ya que controlan el auto y anticipan el movimiento, disminuyendo el conflicto sensorial.
Para prevenir el mareo por movimiento, existen varias recomendaciones prácticas que pueden ayudar a reducir los síntomas. Además, existen métodos alternativos y tratamientos disponibles que pueden aliviar los síntomas, según describe la American Academy of Family Physicians, una organización profesional que agrupa a médicos de familia en Estados Unidos:

- Sentarse en el asiento delantero y mirar hacia adelante. Esto ayuda a reducir los síntomas, ya que la parte delantera del vehículo es más estable.
- Evitar leer o fijar la vista en dispositivos. En su lugar, es aconsejable mirar un punto fijo en el horizonte, lo que ayuda a minimizar el mareo.
- Exposición gradual al movimiento. La exposición continuada y controlada puede desensibilizar al cuerpo, aunque este método es poco práctico para la mayoría.
Además, se utilizan diversas opciones para aliviar los síntomas:
- Pulseras de acupresión, que aplican presión en puntos específicos de la muñeca para reducir el mareo.
- Medicamentos como la hioscina (escopolamina) o cinarizina, que deben tomarse antes de que aparezcan los síntomas para ser efectivos.
- Iniciativas tecnológicas. Aunque su efectividad aún está bajo estudio, algunos dispositivos y tecnologías están siendo explorados para combatir el mareo por movimiento.
Alteraciones digestivas y malestar intestinal

Los viajes alteran las rutinas y favorecen conductas como el consumo de alimentos ultraprocesados y la reducción de la ingesta de agua.
Estos hábitos, sumados a la inmovilidad, ralentizan la motilidad intestinal y favorecen el estreñimiento, los gases y la hinchazón abdominal. Los frecuentes cambios en los horarios de comida y la escasez de oportunidades para el movimiento o la evacuación intestinal también contribuyen al malestar.
Para evitar estos problemas, especialistas sugieren mantener una hidratación adecuada, evitar prendas ajustadas y tratar de comer en horarios semejantes a los habituales.
Incorporar tentempiés saludables, como frutos secos y frutas ricas en fibra, es preferible a consumir productos procesados. Levantarse regularmente durante las paradas y realizar estiramientos o caminatas breves puede activar la digestión y mejorar el tránsito intestinal.
Rigidez muscular y problemas musculoesqueléticos

La postura fija mantenida durante el tiempo que dura el trayecto promueve molestias y disconformidad, manifestándose en rigidez de cuello, espalda baja, hombros y extremidades inferiores. Los conductores, además, están sometidos a pequeñas adaptaciones musculares constantes para manejar, lo que puede agravar las tensiones.
La falta de alineación de la columna y el uso de asientos poco ergonómicos multiplican el riesgo de dolor lumbar, ciática o irritación de la musculatura paravertebral.
Además, el Real Automóvil Club recomienda revisar su configuración de conducción, asegurándose de que el asiento esté en posición vertical, con un ángulo aproximado de 100 grados; centrando la cabeza en el reposacabezas; ajustando los retrovisores y los espejos laterales para no tener que girarlos; y asegurándose de que la espalda y los hombros toquen el respaldo cuando tenga las manos en el volante
Otra recomendación es efectuar pausas cada dos horas, salir del vehículo y estirar el cuerpo ayuda a prevenir la rigidez.
Complicaciones circulatorias

Además del sistema musculoesquelético, la circulación también sufre las consecuencias de la inmovilidad.
Permanecer sentado por cuatro horas o más favorece la acumulación de sangre en las venas de las piernas, lo que puede provocar hinchazón e, incluso, aumentar el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP), una condición en la que se forma un coágulo sanguíneo en dicha extremidad, causando dolor, inflamación y enrojecimiento.
En casos poco frecuentes, el coágulo resultante podría migrar a los pulmones y generar una embolia pulmonar, aunque esta situación es rara.
Para minimizar este riesgo, se aconseja realizar pausas activas, usar ropa holgada, mantenerse hidratado y, en trayectos muy largos, recurrir a medias de compresión. Estas últimas son especialmente útiles si existe un antecedente de trombosis venosa profunda (TVP) o factores de riesgo, pero también pueden ser recomendadas como medida preventiva para mejorar la circulación en viajes largos.
Mover las piernas y los pies con ejercicios sencillos, aun estando dentro del auto, refuerza la circulación y ayuda a evitar complicaciones.
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