
En un mundo donde la depresión afecta a más de 280 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), encontrar formas efectivas de prevenir y tratar este trastorno se convirtió en una prioridad global.
Entre las estrategias disponibles, el ejercicio físico destaca como un aliado poderoso en la mejora de la salud mental. Investigaciones recientes subrayan que actividades como caminar, practicar yoga o realizar ejercicios aeróbicos no sólo contribuyen al bienestar físico, sino que también desempeñan un papel crucial en la reducción de los síntomas depresivos.
Un metaanálisis reciente, publicado en JAMA Network Open, analizó los datos de 33 estudios con más de 96 mil adultos y encontró que aumentar el número de pasos diarios está asociado con menos síntomas de depresión. Los autores dijeron que a partir de los 5.000 pasos ya se nota el impacto en la salud mental: “Lograr 5.000 pasos o más se asoció con una reducción de los síntomas depresivos en los estudios transversales, mientras que un conteo de pasos diario de 7.000 o más se asoció con un menor riesgo de depresión en los estudios prospectivos”.
No obstante, siempre aumentar la cantidad de tiempo de caminata es beneficioso, incluso para aquellos que no lleguen a la meta de los 5.000 a 7.000 pasos: un incremento modesto, como caminar 1.000 pasos adicionales al día, puede reducir el riesgo de depresión en un 9%.
Según el doctor Bruno Bizzozero-Peroni, investigador del Centro de Investigación Social y Sanitaria de la Universidad de Castilla-La Mancha en España y autor principal de este estudio, “animar a la gente a ser activa, independientemente del tipo o la intensidad de la actividad, es una estrategia eficaz para prevenir la depresión”.
Los beneficios probados del ejercicio físico

El ejercicio físico no es una cura mágica para la depresión, pero actúa como un complemento esencial en el tratamiento integral del trastorno. Los beneficios documentados incluyen la liberación de neurotransmisores como las endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad” y la serotonina, que mejoran el estado de ánimo.
Además, actividades como caminar a paso moderado durante 150 minutos semanales contribuyen a la regulación de los ritmos circadianos, favoreciendo un sueño más reparador, según explicó a Infobae el neurólogo Alejandro Andersson. La doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga y psiquiatra, destacó a en una nota a este medio que “hace ya bastante tiempo que está probado con evidencias los beneficios de la actividad física en el organismo, tanto para prevenir enfermedades metabólicas como para abordar problemas de salud mental”. Subrayó que el ejercicio, junto con la psicoterapia y el apoyo social, forma un andamiaje fundamental para la recuperación.
Por otro lado, un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine concluyó que el ejercicio es 1,5 veces más efectivo que los medicamentos y la terapia para mejorar los síntomas de depresión, especialmente cuando se realiza en intervenciones de 12 semanas o menos. Entre los tipos de ejercicio, las actividades de mayor intensidad, como el aeróbico vigoroso, mostrarán los mejores resultados.
El camino hacia la actividad física personalizada

La clave del éxito del ejercicio como herramienta contra la depresión radica en adaptarlo a las preferencias y capacidades de cada individuo. Según el psicólogo clínico doctor Karmel Choi, de la Facultad de Medicina de Harvard, es importante que las personas elijan la métrica que les resulta más motivadora, ya sean pasos diarios u horas de actividad.
“La actividad física debe ser placentera y no sentirse como una carga”, explicó Calabrese, quien sugirió actividades variadas como caminar, nadar, practicar yoga o incluso bailar. Este enfoque flexible puede facilitar que las personas adopten el ejercicio como un hábito sostenible.
Además, para aquellos que enfrentan barreras emocionales o logísticas, como la falta de motivación, se recomienda buscar apoyo externo. Unirse a grupos de fitness, caminar con amigos o contratar a un entrenador personal son estrategias que aumentan la probabilidad de adherirse a un plan de ejercicio. El doctor Michael Noetel, de la Universidad de Queensland, resaltó que “dar algunos pasos para obtener apoyo aumenta la probabilidad de seguir adelante”.
Superando los desafíos: el papel del apoyo social

Para muchas personas, la depresión puede ser un obstáculo significativo para comenzar cualquier forma de actividad física. La fatiga, la falta de energía o los sentimientos de inutilidad suelen impedir dar los primeros pasos. En estos casos, el apoyo social puede ser decisivo.
Contar con amigos o familiares que alienten y acompañen en actividades físicas no solo incrementa la motivación, sino que también fomenta la conexión emocional, un factor esencial para superar el aislamiento que a menudo acompaña a la depresión.
Las investigaciones también señalan que el ejercicio en grupo puede ser especialmente beneficioso, ya que combina la actividad física con oportunidades para socializar. Actividades como clases de yoga o deportes en equipo proporcionan un doble beneficio: alivian los síntomas depresivos y promueven relaciones interpersonales positivas.
¿Cuánto ejercicio es suficiente?

La OMS recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa. Sin embargo, estudios recientes demuestran que incluso niveles más bajos de ejercicio pueden marcar una diferencia. Un ensayo controlado publicado en la Revista Europea de Ciencias del Deporte encontró que tanto caminar a un ritmo moderado durante 150 minutos como caminar vigorosamente durante 75 minutos a la semana redujeron significativamente los niveles de depresión en adultos de mediana edad y mayores.
Andersson enfatizó que la regularidad es más importante que la intensidad. “Es mejor repartir los 150 minutos en varias sesiones a lo largo de la semana que concentrarlos en un solo día”, afirmó. También destacó la importancia de comenzar con metas alcanzables y ajustar el nivel de actividad progresivamente para evitar el agotamiento o las lesiones.
En la lucha contra la depresión, el ejercicio físico representa una herramienta accesible y efectiva que cualquier persona puede incorporar a su vida diaria. Ya sea caminando, bailando o practicando yoga, cada movimiento cuenta. Como señalan los expertos, “no se necesita mucho ejercicio para lograr un cambio positivo en la salud mental”.
Dar un paso hacia adelante puede parecer difícil, especialmente para quienes enfrentan los desafíos de la depresión. Sin embargo, con el apoyo adecuado y un enfoque personalizado, estos pasos pueden convertirse en el comienzo de un camino hacia una vida más saludable y equilibrada.
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