La mortalidad neonatal forma parte de la mortalidad infantil, y la mayoría de las causas de muerte en esta etapa son de origen perinatal. Entre los principales motivos, según las últimas estadísticas vitales con que cuenta el Ministerio de Salud de la Nación, figuran las malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas, ciertas afecciones originadas en el período perinatal, enfermedades maternas, complicaciones durante el embarazo, o bien causas externas como accidentes de tránsito, traumatismos, agresión física a la madre y suicidio, por mencionar algunas.
Para dejarlo en claro, se establece que el período perinatal se inicia en la semana 22 de gestación (cuando el peso del feto es normalmente de 500 gramos) y termina cuando se completan siete días después del nacimiento.
En la Argentina, ocurren por año 4.449 muertes fetales, aunque el documento de la cartera sanitaria al que tuvo acceso Infobae no aclara cuántas de las 4.505 defunciones infantiles ocurren en la primera semana de vida.
Según Unicef, cada 16 segundos se produce una muerte fetal en el mundo. Esto significa que cerca de dos millones de bebés nacen muertos cada año. Además de la devastadora pérdida de una vida, las consecuencias psicológicas para las familias, las mujeres y las sociedades son graves y duraderas, advierten desde el organismo.
De allí la necesidad que desde el movimiento Remembering Our Babies (Recordando a nuestros bebés) vieron en impulsar un Día Internacional del Duelo por Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal, que se celebra hoy.
La fecha fue creada para brindar apoyo, educación y concientización a quienes sufren o pueden conocer a alguien que sufrió un aborto espontáneo, un embarazo ectópico, un parto sin vida o la pérdida de un bebé. “Demasiadas familias se lamentan en silencio, a veces nunca llegan a un acuerdo con su pérdida”, dicen desde el movimiento.
Cuando un bebé fallece dentro del útero materno se dice que el embarazo “se detuvo”, “se desprendió”, “no hay latidos”. Como si costara nombrar a la muerte en esta etapa de la vida, como si de eso no se pudiera hablar. O no estaría bien manifestar ese dolor.
“Hay más muerte perinatal de la que se sabe y de la que se habla, pero socialmente parece incómodo visibilizar y nombrarla”. Con semejante llamado a poner en palabras el dolor, la licenciada en Psicología María Agustina Capurro (MN 69748) comenzó a explicar a Infobae que “la negación de la existencia de estas muertes impide que las mujeres hablen de ello y transmitan su experiencia a otras”.
Algo de eso habrá pensado Robyn Bear, fundadora de Remembering Our Babies en 2003, quien imaginó el 15 de octubre, como un día en el que todos los padres en duelo pudieran reunirse y estar rodeados del amor y el apoyo de sus amigos y familiares, “un día en el que la comunidad podría entender mejor su dolor y aprender cómo llegar a los que sufren”. “Este sería un día para reflexionar sobre la pérdida y abrazar el amor. Si bien las vidas de esos bebés han sido breves, también fueron muy significativas -reflexionó sobre la fecha-. Sin embargo, no hubo un momento para hablar de ellos. Nuestra sociedad parecía olvidar o tal vez, simplemente no sabía cómo llegar”.
Para Capurro, “el de hoy es un día de concientización para darle luz al fallecimiento de esos bebés, para nombrarlo, ya que es uno de los duelos más invisibilizados”.
Unicef asegura que “en algunas culturas se considera a las madres culpables de las muertes fetales. Esto puede acarrear descrédito social o generar sentimientos individuales de culpabilidad o vergüenza, lo cual impide a las madres manifestar abiertamente su dolor por la pérdida”.
“La incapacidad de mostrar el luto públicamente puede hacer que parezca que las muertes fetales nunca han ocurrido. Este tipo de tabúes, estigmas e ideas equivocadas suelen silenciar a las familias o tener repercusiones sobre el reconocimiento y el luto por las muertes fetales, contribuyendo así a su invisibilidad”, destacan.
Consultada sobre por qué es importante visibilizarlo, y qué pasa si estas muertes no se duelan “bien”, Capurro analizó: “No se nombra por el tabú. Lo no nombrado de este periodo. Nadie espera la muerte durante el periodo perinatal, que justamente es un momento absolutamente ligado a lo vital”.
Para la psicóloga con orientación perinatal y reproductiva, “este mensaje general que se transmite a veces desde lo médico pero también desde lo popular, de esperar los primeros tres meses antes de compartir la noticia de un embarazo da cuenta de esto”.
“El mayor porcentaje de las interrupciones gestacionales ocurren en ese tiempo pero también entonces se vive con mucha soledad -señaló Capurro-. Se invisibiliza que este embarazo era un proyecto familiar/de pareja o de vida. La gestación de un hijo comienza antes del embarazo en sí, cuando está el deseo”.
Según Unicef, “las mujeres y las parejas de las mujeres que sufren la mortalidad fetal tienen índices superiores de depresión, ansiedad y otros síntomas psicológicos que pueden durar un tiempo prolongado, incluso posterior a otros embarazos y después de dar a luz a un hijo sano”.
Es por eso que “darle curso al dolor, poder verbalizarlo, hacerle lugar en el relato, la historia familiar, ritualizar la partida, otorgar nombre y que ese nombre elegido sea por el cual se llame al bebé que tuvo un tránsito veloz por la vida de esta familia, permitirá la elaboración que siempre es única y no lineal pero que requiere de anclajes y soporte de acompañamiento”.
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