Cristina Kirchner se apoya en La Cámpora y Sergio Massa y encara el objetivo electoral: antes que ganar, llegar al balotaje

La vicepresidente reiteró que no será candidata y expuso las debilidades del Frente de Todos. Dijo que “los hijos de la generación diezmada tienen que tomar la posta” y mencionó a Wado De Pedro, Larroque y a su hijo Máximo. Destacó que el ministro de Economía “agarró una papa caliente”. Preocupación por el fenómeno Milei: “Vamos a una elección de tercios”

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Cristina Kirchner volvió a un estudio de televisión después años.
Cristina Kirchner volvió a un estudio de televisión después años.

El objetivo primordial no es ganar. El objetivo es el balotaje. En su primera entrevista televisiva tras más de cinco años, la vicepresidenta Cristina Kirchner reconoció las limitaciones y debilidades que tendrá el Frente de Todos para encarar un proceso electoral con pronóstico reservado. Y confirmó que va a ocupar un lugar central en la definición de los candidatos y la conducción de la campaña de la coalición oficialista.

“Estoy en libertad condicional, técnicamente”, afirmó al ratificar que no estará en las boletas. Hubo guiños a La Cámpora y a Sergio Massa, algunos sugestivos silencios y, fiel a su estilo, mostró algunas cartas, pero dejó abiertos varios interrogantes en la entrevista que concedió en C5N. Ocurrió a sólo dos días de la carta en la que ratificó, otra vez más, que no será candidata del FdT, o como se llame en el futuro la alianza que está ahora en el Gobierno.

Esas limitaciones y debilidades se vinculan a su situación judicial y familiar, como así también -y sobre todo- al contexto político y económico, que conjuga un gobierno con resultados entre mediocres y malos, y el crecimiento del movimiento libertario que lidera Javier Milei. “Vamos a una elección de tercios. El objetivo es llegar al balotaje”, reconoció Cristina Kirchner. Ya no es ganar.

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La vicepresidenta se refirió a la Corte Suprema como el "partido judicial" y cuestionó la decisión de suspender las elecciones en Tucumán y San Juan.

Pero también CFK brindó indicios claro de sus preferencias y se permitió señalar quiénes, a su juicio, deberían asumir el legado de los últimos 20 años de kirchnerismo. “Soy parte de la generación diezmada, esa de la que habló Néstor ¿Qué espero? Que los hijos de esa generación diezmada sean los que tomen la posta”.

Durante la entrevista al ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, lo nombró dos veces, también a su hijo Máximo Kirchner, y a Andrés Larroque, el funcionario del gobernador Axel Kicillof, que no fue mencionado por la vicepresidenta, como tampoco, por su nombre completo, Alberto Fernández. Sobre el presidente, expuso ya de manera pública lo que se sabía sotto voce: que las diferencias habían empezado incluso antes de arrancar este accidentado y tumultuoso mandato.

Así, Cristina Kirchner explicitó que las desinteligencias con su compañero de fórmula no habían superado, siquiera, el tránsito exigente de la campaña en 2019. Se trató entonces de un dispositivo electoral defectuoso desde el vamos que terminó, ya en el gobierno, trastabillando ante desafíos homéricos -la pandemia, la guerra en Ucrania o una sequía sin antecedentes- que enfrentó con el recelo y la descoordinación que traía en su propio ADN la coalición.

Respecto a Kicillof, Cristina Kirchner eludió una pregunta directa que le hizo el periodista Pablo Duggan, sobre si estaba a favor o no de desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires como hicieron, de manera exitosa, otros gobernadores. Hasta ahora, ningún mandatario provincial que despegó su elección de la nación perdió. La vicepresidenta prefirió callar.

Se trata de una decisión capital para el futuro político del peronismo.

Otra vez y cuántas más

“No, por favor. Es una letanía”, dijo la vicepresidenta cuando, a minutos de que repitiera que no sería candidata, en las afueras de los estudios del canal de noticias volvían a cantarle “Presidenta, Cristina Presidenta”. Fue una de las definiciones que brindó, frente a sectores que insisten con resucitar el operativo clamor.

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La justificación de la vicepresidenta para no ser candidata corrió por dos andariveles que se superpusieron al motivo que la oposición pone en primer lugar: a correr el riesgo de participar en una elección donde el peronismo sufra una derrota catastrófica y termine en tercer lugar.

En concreto, Cristina Kirchner insistió con que corre el riesgo de ser candidata y, antes de la elección, termine recibiendo la confirmación de su condena que tiene, además de 8 años de cárcel la inhabilitación perpetua, una pena jurídica que el kirchnerismo traduce como proscripción. “Basta con una cautelar”, dijo. Es una sospecha que se refuerza con las cautelares que dictó el máximo tribunal que suspendieron las elecciones en Tucumán y San Juan. Como suele decir la vicepresidenta, “todo tiene que ver con todo”.

“La Cámara de Casación rechazó in limine la recusación en la causa Vialidad ¿alguien tiene alguna duda después de lo que pasó con Tucumán y San Juan? 72 horas antes de que empezara la veda electoral suspenden dos elecciones”, afirmó la vicepresidenta.

De todas maneras, una razón totalmente desvinculada de la política fue expresada por Cristina Kirchner para no volver a presentarse, que tiene un peso que deja atrás cualquier especulación: la salud de su hija. “Florencia depende de mí. Y ella me ha dicho ‘no pienses en mí, vos hace lo que tengas que hacer’, al contrario. Ella es una extraordinaria mujer que tiene una patología, como puede tener cualquier mujer”.

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Massa, Máximo y el FMI

La vicepresidenta analizó la situación económica actual y sostuvo que Massa "agarró una papa caliente" al hacerse cargo del Ministerio.

Corrida de la boleta, Cristina Kirchner se definió como “dos veces presidenta y que lidera una fuerza política” y desde ese lugar planteó elogios y críticas, en este caso retrospectivas, pero que se proyectan hacia el futuro inmediato, el que está relacionado con las PASO, las generales y el balotaje. Sobre el ministro de Economía, Sergio Massa, le reconoció que “agarró una papa caliente” en una coyuntura de extrema debilidad e inestabilidad derivada de la renuncia súbita de Martín Guzmán y recordó que junto a Máximo Kirchner fueron claves para reunificar el peronismo en 2019.

Más allá de que retomó sus críticas al acuerdo con el FMI, principalmente por las consecuencias económicas y electorales que según su mirada tiene, resaltó a Massa tanto por el presente como por cómo jugó en la construcción de la coalición del Frente de Todos que posibilitó ganarle a Mauricio Macri y volver al poder.

“Muchos gobernadores, no todos, decían: se terminó el ciclo de Cristina. La CGT no se sabía si estaba con Macri o con el peronismo. Los movimientos sociales habían estado en el 17, estaban ahí. Con el Frente Renovador había una muy buena relación, debo reconocerlo, entre Máximo y Sergio, que hablaban mucho en la Cámara de Diputados. Con Wado también. Máximo fue el gran artífice del acercamiento de Sergio. La decisión era que había que asegurar el triunfo del peronismo y la única manera era reagrupar a todas las fuerzas”, recordó.

El objetivo del balotaje

Se trata de una receta que, en su condición de líder de la fuerza política mayoritaria que está en el gobierno, Cristina Kirchner parece dispuesta a reutilizar, adaptada a un contexto con profundas diferencias. La irrupción del factor Milei -surgido por años de frustraciones y privaciones- es lo que, según su análisis, cambió todo.

“Estas elecciones van a ser unas elecciones totalmente atípicas. Van a ser elecciones de tercios. Así como la elección del año 19 fue una elección de techos porque había dos partidos nada más -entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio agruparon el 90% del electorado- ahora estamos ante una elección de tercios donde lo importante, más que el techo, es el piso”.

Aunque no hubo un mea culpa, Cristina Kirchner reconoció que el principal objetivo que tendrá su fuerza política no será ya ganar, sino que “lo importante es entrar al balotaje”. “Estamos en un momento de mucha dificultad pero creo que nuestro gobierno, el gobierno del Frente de Todos, fue infinitamente mejor que lo que hubiera sido el gobierno reelecto de Macri”, aseguró.

Si las prestaciones que dio el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner fueron entre mediocres y malas ¿el eje de la campaña será que se evitó empeorar aún más? Así parece: “Imaginemos por un instante haber atravesado la pandemia (con Macri). Mirá lo que pasó en Brasil, por ejemplo”.

La vicepresidenta, igual, reconoció que Milei cabalga en la “frustración, sin lugar a dudas, ahora, que me digan que vamos a mejorar esto volviendo a recetas del pasado, me parece que no. Esta es la gran discusión”.

“Esta es la gran discusión que hay que dar porque, hasta ahora, en definitiva tenemos que proponerle a la sociedad algo diferente. Pero además saber y tener memoria de que algo diferente se puede hacer. Es mentira esto de que siempre estuvimos así. En 2015 no estábamos así. Cuando terminó nuestro gobierno, cuando me despedí el 9 de diciembre eso que estaban mostrando”, dijo CFK.

Si el presente es decididamente malo, recordar los buenos viejos tiempos, y subrayar lo que no ocurrió pero pudo haber pasado. Ganar la elección, afirmó, depende “de que volvamos a enamorar a la sociedad, convencerla de que hubo un tiempo en que los argentinos y las argentinas vivieron mejor, tenían un buen salario y les alcanzaba para ahorrar a cada uno en su medida”.

La vicepresidenta no avanzó mucho más. Dijo que “espera a todos y todas” en la plaza el 25 de Mayo. Allí le volverán a gritar “Presidenta, Cristina Presidenta”. Y lo volverá a negar.

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