Eugenio Zaffaroni insiste: “Si alguien cree que por encerrar más perejiles se van a evitar los homicidios, está equivocado”

El ex juez de la Corte Suprema habló en relación a la polémica que se generó alrededor del crimen del kiosquero de Ramos Mejía

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El ex miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, insistió con sus posiciones garantistas en medio de la insoportable inseguridad en el conurbano y el homicidio del kiosquero Roberto Sabo, ocurrido días atrás en la localidad bonaerense de Ramos Mejía. “Si alguien cree que por encerrar más perejiles se van a evitar los homicidios, creo que está un poco equivocado”, aseguró el profesor emérito de la UBA.

Al ser consultado por la polémica sobre el rol de la Justicia en el marco de la delincuencia y la inseguridad, Zaffaroni señaló: “En una sociedad en la que aparece gente que dice que las vacunas no son eficaces, cualquiera puede aparecer diciendo cualquier barbaridad en relación a cosas como estas”. “Si la pandemia se usó políticamente, estas cosas también se usan políticamente”, reflexionó.

Roberto Sabo, el kiosquero asesinado días atrás en Ramos Mejía
Roberto Sabo, el kiosquero asesinado días atrás en Ramos Mejía

“Si alguien cree que por encerrar más perejiles se van a evitar los homicidios creo que está un poco equivocado”, enfatizó a la hora de defender su postura garantista. “Hay una cosa que es elemental, no se puede confundir a un homicida con un perejil. Encerrar perejiles es reproducir delincuencia”, insistió.

¿Qué es encerrar perejiles? Es encerrar ladroncitos y cosas de esa naturaleza. No se puede tratar a un homicida o a un violador o a un psicópata de la misma manera en que se trata a un idiota que se lleva un celular”, manifstó el ex integrande de la Corte Suprema. A continuación, completó: “En realidad el tratamiento que habría que darle a este último es agarrarlo del cogote, pegarle dos o tres cachetadas y decirle que deje de jorobar”.

En este sentido, aclaró al instante: “Claro que eso no se puede hacer porque eso es violatorio de los derechos humanos y hay métodos jurídicos que equivale a hacer eso”.

La detención de Leandro Daniel Suárez y su cómplice menor de edad poco después del crimen del kiosquero
La detención de Leandro Daniel Suárez y su cómplice menor de edad poco después del crimen del kiosquero

Al defender su postura, Zaffaroni insistió en el tratamiento de los delincuentes. “Si vas a llenar la cárcel de tontos, los tontos saldrán deteriorados y estigmatizados. Eso reproduce delincuencia en lugar de prevenirla. No se puede tratar de la misma manera a todos los casos. No se puede curar el cáncer, el sida y la tuberculosis con la misma medicina”, comentó.

También habló sobre el concepto de la “puerta giratoria”. “Hay gente que tiene que salir, porque si a los tontos los metes adentro es porque no hacen cosas muy graves. La puerta giratoria es porque la mayoría no está por cosas muy graves”, reflexionó.

Leandro Daniel Suárez, el acusado de matar en Ramos Mejía al kiosquero Roberto Sabo y que tiene un fuerte antecedente penal en su registro se negó a declarar ante el fiscal que investiga el homicidio, pero suplicó quebrado en llano: “Por favor, señor fiscal no me pida perpetua”.

Así se lo confirmaron fuentes de la investigación a Infobae. Este lunes al mediodía y en un trámite que duró no más de una hora, Suárez estuvo cara a cara con el fiscal de la UFI Temática de Homicidios Federico Medone para ser indagado por el crimen durante un robo del kiosquero Sabo.

El imputado se negó a declarar pero no se quedó callado. Llorando, tras la súplica, agregó: “Me quiero suicidar”. Luego de los trámites de rigor, el fiscal pidió que le hicieran una pericia para determinar si fue quien disparó el arma que mató al kiosquero.

Suárez, de 30 años, fue arrestado el domingo tras el crimen de Sabo junto a una menor de 15 años. Cuando le pusieron las esposas también se había puesto a llorar. Es que dejó la Unidad N°19 del Servicio Penitenciario Federal, la Colonia Penal de Ezeiza el 13 de agosto de 2020, a donde ingresó en 2014. Había sido condenado a cinco años y diez meses de prisión por hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo a mano armada por el Tribunal N°8 de la Justicia porteña.

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