“Por favor, no me pida perpetua”: la súplica del ladrón acusado de matar al kiosquero de Ramos Mejía

Leandro Daniel Suárez se negó a declarar ante el fiscal del caso. Acusado del homicidio de Roberto Sabo, se puso a llorar y dijo que se quería suicidar

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Leandro Daniel Suárez, acusado del brutal crimen.
Leandro Daniel Suárez, acusado del brutal crimen.

Leandro Daniel Suárez, el acusado de matar en Ramos Mejía al kiosquero Roberto Sabo y que tiene un fuerte antecedente penal en su registro se negó a declarar ante el fiscal que investiga el homicidio, pero suplicó quebrado en llano: “Por favor, señor fiscal no me pida perpetua”.

Así se lo confirmaron fuentes de la investigación a Infobae. Este lunes al mediodía y en un trámite que duró no más de una hora, Suárez estuvo cara a cara con el fiscal de la UFI Temática de Homicidios Federico Medone para ser indagado por el crimen durante un robo del kiosquero Sabo.

El imputado se negó a declarar pero no se quedó callado. Llorando, tras la súplica, agregó: “Me quiero suicidar”. Luego de los trámites de rigor, el fiscal pidió que le hicieran una pericia para determinar si fue quien disparó el arma que mató al kiosquero.

Suárez, de 30 años, fue arrestado el domingo tras el crimen de Sabo junto a una menor de 15 años. Cuando le pusieron las esposas también se había puesto a llorar. Es que dejó la Unidad N°19 del Servicio Penitenciario Federal, la Colonia Penal de Ezeiza el 13 de agosto de 2020, a donde ingresó en 2014. Había sido condenado a cinco años y diez meses de prisión por hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo a mano armada por el Tribunal N°8 de la Justicia porteña.

Hacía 14 meses que Suárez había salido de la cárcel cuando volvió a caer: ahora por un crimen durante un robo en el kiosco de Sabo junto a la adolescentes que, se sospecha, es su víctima: tiene 15 años, 14 menos que él. Quedó imputado por los delitos “homicidio agravado criminis causa y por el uso de arma de fuego, robo calificado -en dos hechos-, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de.fuego de uso civil y todo agravado por la participación de un menor”.

Tras el robo: Suárez detenido por la Bonaerense junto a su cómplice adolescente.
Tras el robo: Suárez detenido por la Bonaerense junto a su cómplice adolescente.

El crimen del kiosquero ocurrió ayer, poco después de las 14, sobre Avenida de Mayo al 800, a tres cuadras de la Comisaría 2° de Ramos Mejía, en el Drugstore Pato: la víctima fue asaltada y fue durante el robo que -se sospecha que Suárez- le dieron un tiro mortal en la cabeza.

Para huir, la pareja de ladrones robó un Ford Focus negro a un remisero pero chocaron el auto. Entonces, ingresó a un supermercado para simular que realizaban compras y cambiarse la ropa que vestían para no ser reconocidos. No fueron muy lejos: Suárez y la chica fueron detenidos. Les secuestraron un revolver, la posible arma homicida.

Tras el crimen de Sabo y el arresto de los delincuentes, vecinos de la zona y familiares de Sabo, indignados, protestaron frente al kiosco y luego frente a la Comisaría 2°, donde estaban los detenidos. La protesta se volvió más intensa cuando el ministro de Seguridad Sergio Berni llegó a comienzos de la noche al lugar.

Otro robo en la zona de Ramos Mejía donde mataron a kiosquero

Este mediodía, mientras la prensa reflejaba el malestar de los comerciantes ante la ola de inseguridad en la zona, Adrián, un vecino, denunció que, minutos antes, a una cuadra del kiosco donde mataron a Roberto dos motochorros lo interceptaron y le robaron el celular.

“Me acaban de robar acá a la vuelta. Venía con el celular, bajaron dos de una moto, no me hicieron nada y me amenazaron con un cuchillo. Le tiré el celular y se fueron. Uno de barba y con una moto negra”, relató Adrián y luego mostró la herida que tenía en el hombro.

Y siguió: “Ustedes (por la prensa) están todos acá, está la Gendarmería… Así no se puede vivir más. La verdad es que uno está podrido, no sabe qué hacer. Yo tengo miedo por mis hijos, por mi señora, es un despelote”. Justamente, minutos después, la mujer de Adrián, que se enteró del robo a su marido por la tele, apareció en el lugar en llanto: su esposo la tranquilizó, volvió a exponer su herida ante las cámaras y dijo: “Esto, ¿es justo?”.

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