
Dos veces en el mismo día Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, estuvo en Casa Rosada. Entre la reunión con el equipo de Gustavo Béliz y la charla con el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ De Pedro, cruzó al edificio del Ministerio de Economía, a cargo de Martín Guzmán, donde también tienen despacho los ministros de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y de Transporte, Mario Meoni. De la misma manera se movieron esta semana, la primera sin feriado ni asueto, la mitad de los gobernadores. Incluso se detuvieron a hacer declaraciones en el Patio de las Palmeras referentes de otros signos políticos como Gerardo Morales, radical de Jujuy, que se llevó la promesa de tener al Presidente como invitado en los próximos días.
En pocos días pasaron por la Rosada y sus alrededores los gobernadores de Chubut, Río Negro, La Pampa, Mendoza, San Luis, Entre Ríos, Corrientes, Santiago del Estero, Salta, San Juan, La Rioja, Tierra del Fuego, Neuquén, Santa Fe y Jujuy. También Axel Kicillof, a quien ayudaron a destrabar la ley impositiva y Horacio Rodríguez Larreta, con quien conversan una quita de coparticipación y cómo compensar, en parte, esa baja. El resto pasaron antes, excepto Juan Schiaretti, el único que sólo estuvo el día de la firma de la adenda del Consenso Fiscal.
La oficina de Santiago Cafiero en el primer piso es lugar de conversaciones políticas y la de Asuntos Estratégicos que comanda Béliz y en la que trabaja Christian Asinelli, entre otros, es lugar de conversaciones técnicas. Perotti y Morales buscaron en esa especie de agencia nacional las posibilidades que tienen sus provincias para obtener financiamiento.
"Guzmán es de la escuela de la sostenibilidad”, lo definen cerca del Presidente y traducen la expresión: “Hay que demostrar que tenés controlada la macroeconomía, que tenés un cambio estable, precios controlados, una estructura de costos. Mantener el orden el primer trimestre es fundamental”. Tal vez por eso, se oyó, no habría recibido el mismo trato Mariano Arcioni, de Chubut. Preocupa especialmente la administración de esa provincia. Antes de ser recibido en la Casa Rosada, Arcioni fue derivado al edificio de Yrigoyen, donde le pusieron condiciones para darle el adelanto de Coparticipación. “Es un agujero negro, hay que prestar atención”, avisaron desde la Rosada. Tan delicado es el tema que hasta fue parte de la conversación entre Alberto Fernández y Sergio Massa en su almuerzo de esta semana. Massa y Arcioni son amigos. Tal vez por eso el tigrense, que asegura que su ayuda no es selectiva sino que ayuda a todos lo que se lo piden, confía en que el patagónico, que prometió un plan de reestructuración para esta semana podrá reencauzar su administración.
En el caso de Morales, que es amigo de Massa y fue bien recibido por De Pedro, y en el caso de Río Negro, que también logró adelanto de Coparticipación, tienen a su favor haber ayudado con declaraciones y legisladores al gobierno nacional cuando en diciembre la oposición presionaba con el quórum para trabar la ley de emergencia.

Fernández prometió en campaña poner el acento en el federalismo y llevar periódicamente sus reuniones de gabinete a las provincias. En su anuncio le reconoció el copyright al fallecido José Manuel de la Sota, que como gobernador de Córdoba llevó su gestión a los municipios de la mediterránea. Sus ministros, los más albertistas, empiezan a agendar viajes. Katopodis, que lidera el ranking de más visitados, estuvo en Tucumán y en Chaco y prometió ir una vez por semana a alguna provincia. Ya puso en agenda Jujuy, Salta y a una opositora, Mendoza. Fernando ‘Chino’ Navarro, desde jefatura de Gabinete, arrancará el mes próximo y planea visitar la franja del centro que une Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, donde la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner perdió la elección.
La gestión, sin embargo, los dejó por ahora frente a sus escritorios. “Todos vienen a vernos acá", se excusan algunos funcionarios mientras calman ansiedades de los socios gobernadores que ayudaron a Fernández a llegar al poder. La ecuación funciona: reciben a varios mandatarios en el mismo día o a sus ministros y secretarios mientras chequean sus reclamos, pedidos y quejas con la propia información.
Obras Públicas y Transporte son los dos ministerios donde el peregrinar es constante. “Algunos le manguean algún ATN a De Pedro”, bromean quienes ven el desfile de referentes por Economía. También algunos gobernadores pasan por el despacho de Matías Kulfas, de Producción, o mandan a algún funcionario a conversar en Turismo y Deportes con Matías Lammens. Para María Eugenia Bielsa en Hábitat y Vivienda se acumulan pedidos aunque parece que todavía estaría ordenándose.
“Se sienten escuchados”, le dice a Infobae un ministro que con paciencia recibió largas listas de pedidos. Lo mismo le pasa a Katopodis, que asegura haber recibido muchas quejas por obras que no arrancaron o que quedaron inconclusas. Le piden prioridades. Las obras (rutas, cloacas, acueductos, autopistas, por ejemplo) y las viviendas podrían ser parte del eje de gestión en distritos que están endeudados y con deudas en dólares. En su visita a Chaco, aseguran cerca del intendente de San Martín en uso de licencia, volvió a poner en marcha junto a Jorge Capitanich (gobernador hiperkirchnerista al que en siete días visitaron dos ministros y el Presidente) un acueducto que atraviesa 26 localidades y beneficiará a 500 mil chaqueños. “En cuatro años sólo avanzó el 9%, la frenaron”, acusan sobre ‘la herencia’ recibida como antes en Cambiemos se quejaban de la falta de obras del gobierno kirchnerista.

Obras Públicas es además el ministerio que contiene a “minigobernadores”, como llaman algunos a los poderosos intendentes del Conurbano que también, como los jefes provinciales, mantienen mejor diálogo con el Presidente que con el gobernador Axel Kicillof. Incluso hay intendentes o ex ministros de otros distritos que con guiño de sus gobernadores desembarcaron en despachos nacionales. Varios intendentes en ejercicio pasaron esta semana por la oficina del piso 11: Jorge Ferraresi (Avellaneda); Leonardo Boto (Luján); Osvaldo Cáffaro (Zárate) y Ricardo Curutchet (Marcos Paz). Los cuatro son del Frente de Todos. No es peronista Carlos Stanic, el ministro de Infraestructura de Jujuy, que también fue a conversar sobre cómo avanzar con obras mientras su gobernador pasaba por otras oficinas.
En Transporte intendentes y gobernadores pidieron trenes de cercanía. El intendente de Rosario, Pablo Javkin (Frente Progresista) pidió por el tren que une Rosario con Cañada de Gómez. Gustavo Sáez, gobernador de Salta, pidió algo parecido, lo mismo que Santa Rosa, en La Pampa, donde el nuevo intendente, Luciano Di Nápoli, pertenece a La Cámpora. Un dirigente de Cambiemos también recibió una buena noticia. En la ciudad de La Plata, que gestiona Julio Garro, se retomará el tren universitario. Gustavo Valdés, de Corrientes, presentó su necesidad: desarrollar la hidrovía y el puerto en la ciudad capital. La urgencia de todos modos y para todos por igual es definir los subsidios al transporte en el interior. Por ahora están prorrogados.
Sin Presupuesto aún (el Ejecutivo lo enviará en marzo al Congreso) en los ministerios realizaron “censos” de las obras paradas, proyectadas o en curso. “El 50 o 60% están frenadas”, afirman tras el relevamiento que coincide con las quejas que en procesión reciben los ministros de parte de los gobernadores e intendentes. Perotti fue uno de ellos. El peronista santafesino habla de la herencia recibida de parte del “socialismo”. Nunca personaliza en el gobernador que lo antecedió, Miguel Lifschitz. En los despachos que visitó planteó que su gestión pagará las obras del ex gobernador. Un ministro con experiencia de gestión recordó que siempre es así pero de todos modos tomó nota sobre la necesidad del santafesino que recibió, dijo, un endeudamiento superior a los 650 millones de dólares. Lo apremia la deuda con proveedores y contratistas y lo alivia que el primer vencimiento sea en el 2021.
Desde el Gobierno se mostraron dispuestos a ayudarlos. Lo había prometido Alberto Fernández. “Vamos a hacer un gobierno de un presidente con 24 gobernadores”, repetía en sus discursos de campaña en los que se presentaba como “el más federal de los porteños”. La campaña se terminó y ya no es tiempo de promesas. El Presidente analiza y pide a cambio de la ayuda algunos esfuerzos. Ordenar las cuentas, sobretodo en distritos con deuda en dólares. Es que para conseguir el refinanciamiento de la deuda y cerrar con el FMI tanto él como los 24 gobernadores tienen que hacer bien los deberes.
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