El tomate y la sandía, aliados contra el cáncer de próstata más común entre los hombres

La mayoría de los diagnósticos ocurren después de los 65 años, pero nuevas terapias y hábitos saludables están cambiando las perspectivas para miles de pacientes

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Para obtener beneficios del licopeno,
Para obtener beneficios del licopeno, se recomienda consumir tomate y sandía con grasas saludables, creando platos sabrosos y funcionales que cuidan la próstata y fortalecen el cuerpo con el tiempo. (Freepik)

El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en varones y representa la tercera causa de muerte por cáncer entre hombres, superado únicamente por el cáncer de pulmón y el de colon. Las estadísticas son contundentes: uno de cada ocho hombres será diagnosticado con esta enfermedad a lo largo de su vida. La edad es un factor clave, ya que el 90% de los diagnósticos se produce en hombres mayores de 65 años y la edad media de detección ronda los 75 años.

Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Próstata, que se conmemora este miércoles 11 de junio, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha destacado tanto los avances terapéuticos que han mejorado la esperanza de vida de los pacientes, como los factores de riesgo y protección asociados a esta patología. Entre estos últimos, los especialistas resaltan el papel del licopeno, un antioxidante presente en alimentos como el tomate y la sandía, que podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.

Avances médicos que triplican la supervivencia

La SEOM ha subrayado que, en los últimos 15 años, la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata avanzado se ha triplicado. En 2005, la media de supervivencia era de apenas 18 meses; hoy, gracias a nuevos tratamientos como la combinación de inhibidores de PARP con terapias hormonales o fármacos de radiología, la media supera los 40 meses.

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el cáncer de próstata es el tumor más diagnosticado en hombres y la tercera causa de muerte por cáncer entre varones. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Estos progresos han sido posibles, en gran parte, por la investigación clínica y la participación de pacientes en ensayos desarrollados en múltiples centros alrededor del mundo, incluidos varios hospitales españoles. Sin embargo, los oncólogos recuerdan que uno de los desafíos actuales más importantes es determinar la secuencia óptima de medicamentos para cada paciente, a fin de maximizar los beneficios del tratamiento.

La importancia del diagnóstico precoz

El uso extendido de la prueba de PSA (Antígeno Prostático Específico) en sangre ha permitido diagnosticar la mayoría de los casos en fases localizadas, lo que facilita la aplicación de tratamientos curativos. No obstante, los expertos advierten sobre los riesgos del cribado poblacional indiscriminado, que podría detectar tumores que nunca habrían dado síntomas, conduciendo a tratamientos innecesarios con posibles efectos secundarios.

Por ello, se recomienda un enfoque individualizado del cribado: una prueba de PSA anual o bianual a partir de los 50 años para la población general, y desde los 40-45 años en pacientes de alto riesgo, como aquellos con antecedentes familiares o mutaciones genéticas como BRCA2. El seguimiento debe mantenerse hasta los 70-75 años.

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La supervivencia del cáncer de próstata avanzado se ha triplicado en 15 años gracias a los avances terapéuticos y al diagnóstico molecular (Imagen ilustrativa Infobae)

Factores de riesgo y el papel de la alimentación

Según los oncólogos Aránzazu González del Alba y Ramón Aguado Noya, del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, el riesgo de padecer cáncer de próstata aumenta notablemente con la edad, especialmente a partir de los 50 años en hombres de raza blanca y desde los 40 en varones afrodescendientes o con antecedentes familiares. Hasta un 10% de los casos tienen un componente genético.

La dieta también juega un papel importante. Las dietas ricas en grasas animales y pobres en vegetales —especialmente crucíferas como el brécol o la coliflor—, así como el consumo excesivo de alcohol o suplementos como el zinc, ácido fólico y vitamina B12, podrían aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Además, la obesidad y el tabaquismo no solo incrementan la posibilidad de padecer cáncer de próstata, sino que también se asocian con mayor agresividad y mortalidad del mismo.

El licopeno, un antioxidante con potencial protector

Entre los factores protectores, el licopeno ha despertado especial interés. Este antioxidante natural, presente en altas concentraciones en el tomate y la sandía, ayuda a prevenir el daño al ADN celular. Varios estudios han asociado el consumo de estos alimentos con una reducción en el riesgo de cáncer de próstata.

Estudios confirman que el tomate
Estudios confirman que el tomate cocido ofrece beneficios superiores al fresco por su licopeno más accesible, reforzando su valor como alimento preventivo frente a males prostáticos comunes en adultos. (Freepik)

Asimismo, los fitoestrógenos que contienen la soja y otras legumbres, así como el café —tanto con cafeína como descafeinado—, también podrían tener un efecto protector. Sin embargo, los especialistas insisten en que estos efectos deben analizarse en conjunto con otros factores del estilo de vida, como el ejercicio físico.

¿Y el deporte?

La relación entre la actividad física y el cáncer de próstata aún no es del todo clara, pero algunos datos sugieren que los hombres mayores de 65 años que practican ejercicio físico vigoroso tienen un menor riesgo de desarrollar la enfermedad. Mantenerse activo, por tanto, podría ser una medida preventiva adicional, especialmente en edades avanzadas.

Síntomas y detección temprana

En sus fases iniciales, el cáncer de próstata suele ser asintomático. Sin embargo, puede confundirse con afecciones comunes como la hiperplasia benigna de próstata, que también provoca dificultad para orinar, interrupción del chorro urinario, aumento de la frecuencia miccional o dolor durante la micción.

La próstata es una glándula
La próstata es una glándula masculina de 20 gramos ubicada debajo de la vejiga. (Foto: Infobae Perú / Clínica San Pablo)

Cuando el cáncer avanza, pueden aparecer síntomas más graves, como sangre en la orina o el semen, impotencia sexual, dolor óseo (por metástasis), fatiga, pérdida de peso, hinchazón en las piernas o incluso pérdida de fuerza en las extremidades inferiores, si hay afectación de la médula espinal.

Una enfermedad que requiere atención integral

El cáncer de próstata sigue siendo una preocupación de salud pública, pero el panorama es cada vez más esperanzador gracias a los avances científicos, la concienciación social y las estrategias de detección precoz. A su vez, mantener una alimentación saludable, rica en vegetales como el tomate y la sandía, junto con otros hábitos de vida saludables, podría contribuir significativamente a la prevención de este tipo de tumor.

La lucha contra el cáncer de próstata es multidisciplinaria y continúa evolucionando, impulsada por la ciencia y el compromiso de los profesionales sanitarios y los propios pacientes.