Energía, la piedra en el zapato del crecimiento asiático

El incremento del precio de la energía habría sido una de las razones por la cual en 2021 la región creció menos de lo estimado, algo que indudablemente se repetirá en 2022

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Planta de energía que funciona a carbón en Shenyang, China, 29 septiembre 2021.
REUTERS/Tingshu Wang
Planta de energía que funciona a carbón en Shenyang, China, 29 septiembre 2021. REUTERS/Tingshu Wang

El crecimiento de la región de Asia Pacífico fue sólido en 2021 y se estimaba hace nada más que un mes que 2022 sería un año de fuerte incremento (4,6%), especialmente para los países del bloque de ASEAN. Sin embargo, al ser la región la mayor importadora de energía y uno de los mayores importadores de alimentos del globo, el impacto que el aumento de precios de estos productos está teniendo a partir de la invasión rusa a Ucrania será significativo, tanto en la balanza comercial como en la tasa de crecimiento de la región.

La región de Asia Pacífico e India creció en 2021 un 6,2%, impulsada por el fuerte crecimiento de China y de India (8,1% y 8,7% respectivamente). El bloque de ASEAN (compuesto por 10 naciones del sudeste asiático) también experimentó un crecimiento, aunque sensiblemente menor (3,1%), debido a las restricciones al turismo, uno de los pilares de economías como la de Filipinas, Vietnam e Indonesia. Asimismo, el golpe de estado en Myanmar hizo caer fuertemente su PBI (-18%) al tiempo que el país entra en desobediencia civil, con posibilidad de que se genere una guerra civil.

La región es la mayor importadora de petróleo y gas del mundo. En 2020 representó el 50% y 71% del total de las importaciones de esos productos a nivel global, en una cifra que excedió los 600.000 millones de dólares. La crisis económica por la pandemia generó que el petróleo llegue ese año a números particularmente bajos, pero la reapertura gradual y la recuperación económica llevaron a que el precio promedio del barril de crudo aumente cerca de 70% en 2021, alcanzando un promedio superior a los 70 dólares por el barril de Brent. El promedio de 2022 se coloca más de 20% por encima de esa cifra, y 15 días luego del inicio de la actual etapa de la invasión rusa a Ucrania el precio es de 100 dólares por barril. En gas, el incremento fue aún mayor, pasando el Japan Korea Market (valor de referencia del gas natural licuado) de 3,29 dólares el millón de BTU de promedio en 2020 a 15,16 dólares en 2021. El precio del mismo gas para abril 2022 es de 37 dólares.

Los países asiáticos deberán destinar varios centenares de miles de millones de dólares para suplir su necesidad de energía

El incremento del precio de la energía habría sido una de las razones por la cual en 2021 la región creció menos de lo estimado, algo que indudablemente se repetirá en 2022. Si bien aún el devenir del conflicto es incierto, los países asiáticos deberán destinar varios centenares de miles de millones de dólares para suplir su necesidad de energía. Esto implicará no solo un deterioro importante de la balanza comercial, sino también un dramático aumento en el costo de la producción manufacturera, uno de los pilares del crecimiento de los países de la región.

A pesar de ello, vale remarcar que es impensable que el incremento del precio de la energía lleve a una crisis, o a una severa falta de suministro por no contar con los recursos para pagar los nuevos precios. Los bancos centrales de Asia Pacífico e India tienen acumulados 7,6 billones de dólares (unos 15 PBI de Argentina) y en los últimos dos años, a pesar de la pandemia, acumularon USD 765.000 millones (casi 20 veces las reservas que hoy tiene Argentina).

Las economías de Asia Pacífico han tenido un sólido crecimiento en la década previa a la pandemia, promediando más de 5% anual. Esta expansión, basada en la disponibilidad de una amplia mano de obra (con una fuerza laboral de 1.670 millones de personas), una mejora sustancial en la infraestructura y el desarrollo de capacidades de innovación ha demandado una enorme cantidad de energía, que no ha podido ser suplida con el importante incremento de la producción interna. El nuevo escenario geopolítico le plantea un renovado desafío a la región que, sin embargo, ha demostrado en varias oportunidades su resiliencia ante la adversidad.

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