Adrián Pignatelli: “Lo que se dice del peronismo es todo verdad y es todo mentira”

El periodista de Infobae participó del segmento “Maravillas y secretos de la historia” en el stand de Leamos de la Feria del Libro, donde habló de su libro “El espía Juan Domingo Perón”

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Feria del Libro 2022 - Adrian Pignatelli

“Lo que pasó en Chile con Perón es parte de la prehistoria del peronismo”, comienza relatando el periodista Adrián Pignatelli, divulgador de hechos históricos, quien en entrevista con Hugo Martin en el stand de Leamos en la Feria del Libro de Buenos Aires habló de El espía Juan Domingo Perón, publicado en 2014. Con respecto a los hechos ligados al peronismo, “siempre hay dos versiones”, dice el actual subsecretario de Prensa del rectorado de la UBA: “Por ejemplo, sobre el 17 de octubre de 1945, se dice que Evita estuvo en la plaza, pero con la misma seguridad se afirma lo contrario; todo es verdad y todo es mentira”.

El espía Juan Domingo Perón cuenta un hecho no muy conocido de la historia de Perón que transcurrió en Chile entre marzo de 1936 y febrero de 1938. En ese entonces, era ya una persona ambiciosa y ocupaba cargos de importancia en el Ejército. Perón era ayudante del ministro de guerra, Manuel Rodríguez, a quien le insistía para ser enviado a Chile como agregado militar y aeronáutico en la embajada argentina en Santiago. Rodríguez hizo todo lo posible por retenerlo, porque lo consideraba valioso, pero finalmente su subordinado fue enviado al país trasandino.

(Luciano Gonzalez)
(Luciano Gonzalez)

“Yo conocía esta historia, pero es un hecho poco explorado por los historiadores argentinos –dice Pignatelli acerca del desempeño de Perón como espía mientras estuvo en Chile–. Fue un escándalo diplomático cuya responsabilidad se le ha endilgado a Eduardo Lonardi, exculpando por completo a Juan Domingo Perón, cuando en realidad la historia fue otra”.

El contexto de la estadía de estos dos militares, Perón y Lonardi, en Santiago era el de una situación política y económica endeble de los chilenos, que necesitaban del apoyo argentino. La relación entre ambos países era buena, sin embargo pulsaban conflictos limítrofes relacionados con el canal de Beagle.

Perón había viajado con su esposa en un coche Ford 1935 de segunda mano. Cruzaron la cordillera por el paso de Uspallata y se establecieron en el centro de Santiago de Chile. Allí, “se hace amigo de todo el mundo, militares, diplomacia, y en su barrio armó un club para los chicos que jugaban en la calle. Les cae muy bien a todos”, cuenta Pignatelli.

(Luciano Gonzalez)
(Luciano Gonzalez)

Sin embargo, Perón tenía un propósito secreto: sustraer, fotografiar y devolver, sin que nadie se diera cuenta, el documento en el que el Ejército chileno establecía un plan de acción militar en caso de batalla contra Argentina. Para ello le pidió ayuda al teniente Añez, echado de la fuerza por haberse quedado con dinero ajeno. Perón confía en él, pero Añez delata ese plan al capitán Reyes.

Con este plan en marcha, en 1937 a Perón le ordenan volver a Buenos Aires y envían a Chile en su reemplazo al capitán Eduardo Lonardi, quien viaja con su esposa. Ambos matrimonios argentinos se hacen amigos y comparten algunas veladas en Santiago. En uno de esos encuentros, frente a las mujeres de ambos, Perón le cuenta su plan a Lonardi, quien queda a cargo de su prosecución.

(Luciano Gonzalez)
(Luciano Gonzalez)

Pero los chilenos habían armado un plan de batalla trucho para sorprender al argentino in fraganti. Añez le facilitó entonces el falso plan a Lonardi. Previamente, Perón había solicitado el servicio del fotógrafo argentino Alejandro Arseno para registrar el documento. La sesión fotográfica se llevó a cabo el 2 de abril de 1938 en el departamento de Arseno, quien vivía con su mujer y su hijo de ocho años.

La cámara enfoca el mapa desde arriba, la mano de Lonardi señala el documento. Alrededor, los chilenos complotados, y la mujer y el hijo del fotógrafo jugando en la habitación contigua. Entonces irrumpen los carabineros y se llevan detenidas a todas las personas presentes en el departamento, incluido al niño. Lonardi no tenía sus documentos consigo; le toman declaración y lo dejan en la frontera argentina.

Chile armó una causa judicial por este hecho de espionaje fraguado por Perón. Sin embargo, un mes después se les dio por cumplida la pena a los detenidos y la causa fue cajoneada: a los chilenos no les convenía agigantar esta historia, sino más bien calmar los ánimos. La Justicia chilena ordena a la prensa no publicar nada sobre este asunto.

(Luciano Gonzalez)
(Luciano Gonzalez)

“Me fue difícil encontrar la documentación de la causa –cuenta Pignatteli–, se pensaba que esos papeles se habían perdido. Todos los testigos habían fallecido cuando decidí escribir el libro, y leyendo la causa podía tener datos más certeros. Al que sí pude entrevistar es al hijo de Arseno, ya de 84 años, que recordaba el desconcierto vivido durante su arresto”.

Eduardo Lonardi es encontrado absoluto responsable del escándalo y es castigado por el Ejército, aunque pudo permanecer en la fuerza. “Pude acceder a las memorias de Mercedes Achával, la mujer de Lonardi, que fueron escritas a mano en un cuaderno Gloria. Allí relata que fue a ver a Perón para pedirle que asuma la responsabilidad que le correspondía, pero el general la despide en la puerta de su casa diciéndole que las mujeres no entienden nada de esos temas”.

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