Griselda íntima: “Sigo buscando y disfrutando mis ratos de soledad”

Lleva catorce meses de soltería, tras diez años de pareja con Adrián Suar. Reveladora, habla de sus “neurosis”, su honestidad brutal y la conquista: “Me siento lista para volver a enamorarme”. Confesiones íntimas de una mujer deseada.

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Dice no haber comenzado aún a trazar balances. Pero asegura estar viviendo un 2017 "luminoso" y, en detalle, "desdoblado". La corona de avenida Corrientes supuso "un año muy para afuera". Y la vida detrás de Sugar, "uno muy para adentro".

Esta charla durará lo que su sándwich vegetariano en vísperas de una nueva sesión de terapia. Lo suficiente como para indagar en ese segundo doblez. Porque Griselda Siciliani (39) promete: "Van catorce meses de estar sola, muy con mi hija (Margarita Kirzner, 5), armando nuestra casita, transitando un camino introspectivo, de grandes reflexiones".

Bromeando sobre cuán difícil sería la tarea de su terapeuta en ese sentido, reconoce ser "muy buena alumna en el diván, a pesar de mis tantas neurosis". Advierte que sólo hay una contable: "La necesidad creativa. Trabajo sobre cómo atajar el entusiasmo que a veces se cae tan rápido por determinadas cosas. No puedo pasar mucho tiempo sin ir por algo nuevo. Quién sabe cuándo terminará Sugar (en febrero 2018 retomarán funciones en el Membrives), y ya planeo mi próxima obra". Se trata de un proyecto –musical/humor– de "cráneo en común" con su amiga Jorgelina Aruzzi y, su productor, Gustavo Yankelevich.

Del episodio con Araceli: “No tenía idea del odio contra mí. Por momentos me reí, por otros me asusté. Y seguí el tema como espectadora. Fue muy bizarro lo que me tocó vivir”
Del episodio con Araceli: “No tenía idea del odio contra mí. Por momentos me reí, por otros me asusté. Y seguí el tema como espectadora. Fue muy bizarro lo que me tocó vivir”

–Pero hagamos foco en ese "para adentro". Alguna vez dijiste que lo malo de ser seis hermanos había sido la "falta de soledad". ¿Seguís buscando esos momentos como cuando dejabas que todos salieran a pasear para quedarte en casa?

–Los busco, los encuentro y me fascinan. Soy amante de la soledad. Muchas veces, los trayectos en mi coche son citas conmigo misma: me hablo, me contesto, lloro, fantaseo. Cuando estoy en casa me encierro y leo. Si quiero estar un poco más lobotomizada, me prendo a alguna serie. Pero "el" plan, mi gran plan, es dormir. La siesta es mi ritual: eso de oscurecer el cuarto, poner el despertador y hasta disfrutar del tacto de las sábanas… Y lo genial es que, desde que trabajo de noche, lo disfruto sin culpas.

–¿Entretanto despunta alguna habilidad que aún no hayamos aplaudido?

–Estoy escribiendo. De repente siento que debo asentar algo que da vueltas en mi cabeza. Y es un buen ejercicio. Hay algo de la mano con el lápiz sobre el papel que me gusta… (hace un ademán casi coreográfico). Como que genera, abre puertas. Escribo mucho sobre mi hija. Sobre los hijos. Tal vez obviedades, pero de esas que indefectiblemente te atraviesan: la sensación de saber que están bien y que son lo único en esta vida de lo que no podríamos despojarnos jamás. Pero nada con formalidad literaria ni intención de ser compartido.

–Me quedo pensando en esto último. No obstante tu inmensa libertad, siempre supiste poner límite a la exposición, aun durante tu separación (de Adrián Suar, en septiembre de 2016).

–¿Hay algo más bizarro que explicarle al mundo los hechos de tu vida? Si fuera por mí, ni siquiera habría contado que me separé de Adrián. Hablar de una situación que involucra a otras intimidades, como la de él y la de nuestra hija, me resulta de mal gusto. No entiendo a esas madres que cuentan públicamente que "mi hijo se hace pis en la cama" o "le tiene miedo a la oscuridad". Podemos acostumbrarnos a lo mediático, pero los niños tienen derechos y nuestra responsabilidad –la de todos, la de quien pregunta y la de quien contesta– es cuidarlos. Y yo cuido a los que amo. Pero si se trata sólo de mí puedo vivir sin filtros.

–Esa honestidad cruda –que es parte de tu encanto– puede ser letal.

–Nunca le tuve miedo al "qué pensarán". Me mando. Sí, tal vez sea descuidada. La franqueza puede atravesar conflictos, pero te aseguro que siempre, pero siempre, lleva a buen puerto.

“¿Si se puede vivir sin sexo? No lo sé… Habría que probar. Lo imposible es vivir sin amor”
“¿Si se puede vivir sin sexo? No lo sé… Habría que probar. Lo imposible es vivir sin amor”

–En los últimos tiempos te valió tres rounds mediáticos. Repasemos. Uno: El apoyo a Sofía Gala Castiglione "contra" las trabajadoras gastronómicas (Dijo: "Prefiero ser puta que camarera").

–Fue un apoyo vehemente. Me dio gusto hacerlo. Sentí la necesidad de defenderla ante el ataque injusto de gente que no hacía más que discriminar.

–Dos. Haber revelado tu affaire "vintage" con Luciano Castro causó el malestar de Sabrina Rojas.

–¡Eso me pasó por ser caballera! (risas) En el instante en que dispararon la pregunta pensé: "¿Y si a él ya le preguntaron y dijo que sí?". No me jacto de haber salido con Luciano. Para nada. Haber dicho "no" hubiese sido despectivo, algo descortés. Y habrían dicho: "¡Claro, se avergüenza de él!". No daba. Lo nuestro fue algo muy naif… ¡Teníamos menos de 30!

–Tres. Tu frase: "Si Adrián no llama a Fabián Mazzei será porque no le debe servir para un proyecto" (en el contexto de una entrevista en Intrusos, durante el mes de abril) desató un tsunami de idas y vueltas.

–No, no… Desató un tsunami de "vueltas y vueltas" porque yo jamás volví a hablar del tema. Me hago cargo del "picor" de mi comentario. Sólo fue una frase que, sí, pudo haber sonado irónica, pero no tenía juicio de valor personal. Yo no sé hacer escándalo y tampoco podría disfrutarlo.

–Hasta tu separación, Araceli González y vos se mantuvieron políticamente correctas. Pero ese episodio parece haber detonado algunas cuestiones latentes.

–No tenía idea del odio contra mí. Realmente me sorprendió. Por momentos me reí; en otros me asusté de tanta cosa exacerbada. Tal vez por eso, durante seis meses seguí el tema como espectadora, diciendo: "¡Qué suerte que no tengo nada que ver con ese mundo, que todo eso ya no me pertenece!". Tengo mi casa, mi familia, mi hija, mis amigos. Todo aquello sólo fue algo bizarro que me tocó vivir, el "estar en boca de".

–¿Temiste que afectara la relación de Margarita con su hermano (Tomás Kirzner)?

–Para nada. Eso es trabajo de Adrián, y lo hace muy bien. Ayer estuvieron juntos. Toto fue al colegio de Margui para ver su muestra de arte. El amor trasciende la pavada. Porque para mí, hablar en televisión de todo eso es una gran pavada. Es simple: mientras haya quien aporte material, habrá más programas y más páginas de revistas.

En espacios del Jardín Japonés de Palermo, la actriz –que evalúa propuestas de cine– confirma que Sugar bajará el telón de su primera temporada el 9 de diciembre y regresará al Lola Membrives en febrero de 2018.
En espacios del Jardín Japonés de Palermo, la actriz –que evalúa propuestas de cine– confirma que Sugar bajará el telón de su primera temporada el 9 de diciembre y regresará al Lola Membrives en febrero de 2018.

Disertaciones varias de sobremesa. ¿Se perdona el hecho de que una pareja termine diez años de "matrimonio" en buenos términos? "Adri y yo somos un gran ejemplo. Así como se construyen, los vínculos se trabajan. No basta con casarse o haber tenido un hijo". Respecto a las lecciones de su separación "con humanidad y afecto", de Suar, Griselda concluye: "Tal vez las tenga con el paso del tiempo. El amor es movimiento, elección constante, no es quedarse porque sí. El amor no es comodidad. Nadie se equivoca al terminar una relación. La pifia el que lastima; el que arriesga, jamás. Y hoy estoy contenta por haber hecho las cosas bien, en situaciones en que podríamos haber flaqueado. Adrián y yo priorizamos el respeto y el amor por nosotros y por nuestra hija. Y eso da tranquilidad".

¿Cuánto se tolera la seguridad femenina? "Debería ser una obviedad, pero las mujeres vamos aprendiendo que podemos hacer lo que se nos cante. Yo me impongo la libertad como valor. Es un trabajo diario: voy tras mi deseo. La libertad me tocó con su varita. Podré haber nacido en un hogar modesto pero, te aseguro, en la verdadera cuna de oro: la de dos padres iluminados, que me la transmitieron sin bajada de línea". Y para el café, la soltería.

–Autodefinida "de fantasía fácil" y "enamoradiza", hoy en el mejor momento profesional, cualquiera puede pensar: "Griselda debe estar a full".

–La imagen de la actriz puede sugerir cierto descontrol. Muchos me dicen: "¡Uy, con cuántos andarás!". Bueno, lamento desilusionarlos, pero no la voy de ochenta novios. También tiene que ver con lo que se quiere: yo no busco nada, no tengo la desesperación ni me enrolo en la lista de las solteras. Como que no pertenezco a ese lugar. Ni siquiera me entusiasma que me presenten a alguien.

–Pero ofertas existen…
–…y de todo tipo. La mirada de los hombres hacia una mujer suelta es tan diferente… Muchas veces me siento Heidi en medio de la jungla.

“Trabajo en terapia para atajar el entusiasmo que se me cae rápido por algunas cosas. No puedo pasar mucho tiempo sin ir por algo nuevo”
“Trabajo en terapia para atajar el entusiasmo que se me cae rápido por algunas cosas. No puedo pasar mucho tiempo sin ir por algo nuevo”

–¿Cómo se aborda a Siciliani?

–Y… hoy las redes parecen ser el camino más frecuente. Y claro, vía WhatsApp. Hoy pensaba: "¡¿Por qué tanta gente tiene mi teléfono?!". Mandan mensajes, pero no los miro ni por curiosidad: todo es archivar, archivar, archivar… Soy muy de engancharme, y cuando lo hago es de UNA persona. La que irrumpe con cierto encanto, con algo de fatalidad. Nunca me pasó recibir un mensaje de alguien, hacer cita y descubrir que es el amor de mi vida. Jamás. Mis amores siempre aparecieron mágicamente.

–¿Se puede vivir sin sexo?

–(Risas) Por ahí sí, no sé. Habría que probar. Lo imposible es vivir sin amor. Mi hermana Paulina, que está escribiendo una novela en Berlín, publicó un artículo en su página que tituló: "Nadie coge tan bien como el amor". Me pareció maravilloso.

–¿Cómo se te enamora?

–Haciéndome reír. El humor, para mí, es un valor, un modo de comunicación. Sin él no hay chance. La solemnidad en un tipo, o en quien sea, me repele. Me gustan los hombres con fondo, como con varias capas para ir descubriendo. Después, en cuestiones mínimas como estilo y ocupación, soy muy ecléctica.

–Sumergida en esta introspección que citaste, ¿queda espacio para un nuevo amor?

–Mi introspección no tiene que ver con la tristeza o la oscuridad, sino con un lugar de reencuentro en el que me siento cómoda. Porque hoy estoy en paz, plena, capaz de disfrutar de lo que sea. Miro a mi hija, mi casa, mi familia, mi trabajo y digo: "¡Qué lindo todo esto que me toca!". Y en ese trip –¿por qué no?– me siento lista para volver a enamorarme.

Por Sebastián Soldano.
Fotos: Santiago Albanell.
Producción: Victoria Miranda.

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Griselda en 5 sentidos

Qué atienden sus ojos: "Zappineo tele abierta cuando puedo. Estoy siguiendo la segunda temporada de Stranger things y muy enganchada con The affaire. Y cada tanto reviso mis DVDs y me broto con el cine italiano de mi colección".
A qué huele: "De día, a coco y vainilla; me gustan las esencias comestibles. De noche a Bamboo, de Gucci".
Qué suena en su casa: "El silencio. Me hace bien apagar todo en soledad. De vez en cuando necesito no escuchar nada ni a nadie".
Un sabor infaltable: "Jamás pude controlar mi adicción al chocolate".
Para qué adquirió tacto en la vida: "Para vincularme y decir lo que pienso y siento, sin ser una talibana".

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