El guiño oculto de “Volver al Futuro II” que reveló un futuro sin distopías

Mientras el público soñaba con autos voladores y zapatillas automáticas, un sencillo detalle doméstico en la casa de los McFly transformó para siempre la percepción de la vida cotidiana

Guardar
El guiño oculto de 'Volver
El guiño oculto de 'Volver al Futuro II' revela un futuro optimista y alejado de las distopías clásicas del cine (foto: IMDb)

Desde su estreno en 1989, Volver al Futuro II ha fascinado a generaciones por su ingeniosa mirada hacia el año 2015. La película, que une todas las parte de la saga, enfoca su atención en el aspecto futurista del mundo. Pero, mientras muchos enfocan la atención en los patinetes voladores o las zapatillas que se atan solas, pocos han reparado en un detalle revelador que, más allá de la tecnología vistosa, muestra la verdadera esencia que imaginó el director Robert Zemeckis: el desprecio absoluto por el microondas.

Pese a su final abierto en la primera entrega, Zemeckis se resistió a una secuela, aunque terminó accediendo ante el entusiasmo general. Junto a Bob Gale, debía enfrentar un reto mayor: ¿cómo retratar un futuro que no cayera en los tópicos distópicos ya explorados en clásicos como "1984" de George Orwell? La dupla de guionistas encontró la respuesta en lo opuesto.

Como explicaron tiempo después, optaron por “un futuro feliz alejado del 1984 de George Orwell, totalmente original en aquel momento”.

A diferencia de otras obras que veían la tecnología como amenaza, “no podían permitirse una distopía donde la tecnología fuera la enemiga, porque ya se había visto antes”, de acuerdo con las declaraciones recogidas por Sensacine.

Así, la película muestra un año 2015 imaginario que destaca por su cotidianeidad más que por sus grandes inventos, lo que otorga a la historia un carácter optimista y familiar.

Detalles que construyen un mundo: el caso del microondas

Aunque el público suele recordar grandes inventos ficticios como el tiburón gigante promocionando “Tiburón 19” o la famosa pizza rehidratada de los McFly, hay elementos que suelen pasar inadvertidos.

Entre ellos, el rol secundario del microondas en la casa de los McFly es especialmente significativo: “Si te fijas bien... ¡Lo utilizan como un compartimento de la cocina más!”, subrayó Sensacine.

El detalle del microondas convertido
El detalle del microondas convertido en simple compartimento simboliza la fugacidad del progreso tecnológico en la sociedad (foto: IMDb)

La escena de la cocina futurista de los McFly no solo es un guiño al cambio tecnológico, sino a las transformaciones en los hábitos y prioridades de la sociedad. Mientras los espectadores de 1989 veían el microondas como el electrodoméstico estrella, Zemeckis y su equipo imaginaban un mundo en el que su uso sería obsoleto, desplazado por tecnologías aún más avanzadas y la facilidad del alimento rehidratado instantáneo. “El microondas ya no sirve para nada”, ejemplificó SensaCine.

Este detalle, minúsculo pero cargado de significado, ofrece una imagen tanto irónica como realista del devenir social: los objetos cotidianos que hoy nos parecen indispensables mañana pueden perder toda relevancia.

Así, la película no solo anticipó gadgets extravagantes, sino que supo capturar en sus capas más sutiles la fugacidad del progreso y el modo en que la sociedad adopta y desecha tecnologías.

Éxito rotundo e impacto en la cultura pop

En su contexto, las secuelas cinematográficas “estaban muy mal consideradas y se consideraban normalmente carne de VHS”, según recuerda Sensacine. Sin embargo, Volver al Futuro II rompió el molde y se convirtió en un fenómeno global, impulsando inmediatamente la producción de la tercera entrega, rodada en simultáneo.

La apuesta de Zemeckis por detalles cotidianos, en lugar de apostar solo a grandes inventos, le sumó profundidad y capacidad de identificación. El impacto cultural de la saga es indudable, aunque siempre queda la pregunta sin respuesta: ¿por qué no se concretó jamás un Volver al Futuro IV? Más de tres décadas después, la franquicia mantiene su vigencia y continúa despertando curiosidad por sus predicciones, aciertos y deslices respecto al futuro que, en gran parte, ya vivimos.

El análisis detallado de elementos como el microondas, relegado al olvido y transformado en simple compartimento, ilustra a la perfección el espíritu de un futuro que nunca fue distópico, sino cotidiano y evolutivo.