“Decime la verdad: la primera vez que viste uno de los cuadros que Frida Kahlo pintó de sí misma ¿no te preguntaste si la pelusa oscura que dibujó en la comisura de su labio superior pincharía como los bigotes de tu abuelo cuando te saluda con un beso?”, con esta divertida pregunta comienza el relato breve de Frida Kahlo: la mujer rota que le puso color al dolor que forma parte de la colección de Historias cortas de grandes personajes, escrita por Carolina Balbiani. Una serie de relatos ideal para las vacaciones que invitan a los niños a leer solos o acompañados en familia.
De manera amena y simple, estos libros digitales --que pueden encontrarse en la plataforma Bajalibros--, llevan a descubrir figuras históricas desde una mirada inquieta. “La idea fue acercar a los chicos a estos personajes, de distintos ámbitos y con mentes tan disruptivas, de una manera dinámica. Para que pudieran leer sin aburrirse. Con un texto cero solemne”, explica Balbiani.
En la colección podemos encontrar figuras como Napoleón Bonaparte, Marie Curie, Salvador Dalí, Ada Lovelace, Frida Kahlo, Wolfgang A. Mozart, Ágatha Christie, Nelson Mandela, Pablo Picasso, Virginia Woolf, Miguel Ángel y Rosalind Franklin.
La autora reflexiona sobre la selección y explica: “Buscamos personajes inspiradores que nos parecieron icónicos, hombres y mujeres que cambiaron el arte plástico, literario o musical; la ciencia; la manera de percibir al otro; la incipiente tecnología y que fueron capaces de romper fronteras y prejuicios. El proceso de cada historia fue el clásico: impregnarse de la historia del personaje escogido y buscar la manera de atrapar con un comienzo para desarrollarlo al modo de la edad a la que apuntábamos. Buscar anécdotas y perlas curiosas sobre cada uno. Porque a casi todos los hemos escuchado nombrar infinidad de veces, pero cuando te ponés a buscar sus vidas privadas y a leer como fueron te encontrás con un montón de sorpresas”.
Un bajito, el prisionero 46664, y un enamorado de las piedras
“Johannes Chrysostomus Wolfangus Theophilus Mozart era su nombre completo y estoy convencida de que no te lo vas a acordar jamás”, escribe Balbiani para contarnos sobre este prodigio de la música con una infancia compleja atravesada por las enfermedades y las inseguridades personales, incluída su altura de adulto: “¡Era tan bajito como un chico de sexto grado!”. O en el caso de Nelson Mandela, Balbiani nos explica que fue un hombre ícono que pasó 27 años en la cárcel por sus ideas de igualdad y libertad en una África segregada por el racismo y el odio.
Por otro lado, nadie puede negar la excelencia de Miguel Ángel en el trabajo del mármol, pero ¿sabíamos que al perder a su madre a los seis años y quedar al cuidado de una nodriza, mujer de un picapedrero, el universo de las rocas pasó a ser su vida? Estos libros, que están pensados originalmente para chicos y chicas de 10 a 13 años, también invitan a la lectura en familia con más pequeños ya que no dejan de sorprender también a los adultos que quieran abrir un universo histórico para compartir en sus casas.
Mujeres fuera de serie: ciencia y empoderamiento
No es novedad que muchas mujeres recibieron un reconocimiento tardío por sus ideas y participación de descubrimientos o en hechos históricos. A medida que pasan las décadas muchas historias olvidadas recobran fuerza. En esta colección encontramos varias de ellas, como el caso de Rosalind Elsie Franklin quien descubrió el “código secreto del ser humano”, es decir ¡el ADN! y que nunca estuvo nominada al Nobel. O la brillante Marie Curie cuyos hallazgos marcaron la medicina moderna y fue la primera mujer en lograr ocupar un puesto de profesora en La Sorbona. Pero, a Balbiani, la mujer que más la sorprendió fue Ada Lovelace: la primera programadora de la historia.
“No tenía idea de lo que había hecho. Cuando conocés su historia sorprende saber que esta mujer, que era condesa nada menos, cien años antes de que se fabricara la primera computadora, fue capaz de crear un programa de computación; un algoritmo por 1843″, explica la autora y suma: “Era matemática y escritora e hija de Lord Byron y de una mujer que también era una matemática brillante, antiesclavista y feminista. Ada tuvo una infancia desamorada, muy estricta en horarios y con tutores, además de una salud horrible. En su adolescencia quería construir una máquina que hiciera cálculos para evitar los errores típicos que produce el cansancio cuando las cuentas son muy largas. Para los humanos hoy sería una simple calculadora, pero en ese entonces constituía un desafío total. Esta mujer fue la creadora del primer algoritmo y concibió un concepto informático que hoy se llama bucle. Son instrucciones que se ejecutan una detrás de otra. Además de todo eso se casó, tuvo tres hijos y murió con 36 años nada más. Esta mina me sorprendió porque desafió a su época con su mente”.
Lecturas para reflexionar
“Todos estos personajes tienen costados maravillosos y también su lado B. No por ser genios eran ejemplos de todo. Como cualquier persona tenían falencias, podían ser violentos o mentir, podían ser cuestionados por muchos y amados por otros, podían ser crueles y malvados. De esa materia ambivalente estamos hechos todos. Ellos no son la excepción”, destaca Balbiani para explicar con qué tipo de lecturas vamos a encontrarnos cuando nos sumergimos en esta colección.
Y agrega: “Siempre dicen que la historia la escriben los vencedores y en parte es cierto. Pero pasado mucho tiempo uno puede intentar ver los dos lados del cuadro, del personaje, de sus logros. Tampoco se puede pasar a estos personajes por el tamiz moral del presente, porque seguramente no pasen la prueba. Sería injusto, además, porque este no es su tiempo. Los estándares actuales de convivencia, de percepción del otro, de igualdad, no eran los de entonces. Los crueles vivían entre crueles, se aceptaban cosas que hoy serían abominables. Pero para contar las vidas de estos personajes debe hacerse, creo yo, mirando el contexto histórico en el que estuvieron inmersos. Sino se vuelve muy tentador juzgarlos de una manera parcial. Eso no impide que veamos cuánto ha cambiado el mundo y cuánto mejor estamos hoy que hace cien o doscientos años. Porque no tengo dudas de que estamos mejor aunque falte muchísimo”.
Y en esas reflexiones encontramos también el humor como el de quien se llevaba mal con los peines y gustaba de tener una estufa al lado para los días fríos, nada más y nada menos que Albert Einstein que -- además de sus brillantes teorías e ideas-- nos dejó frases como: “Cuando era joven descubrí que el dedo gordo siempre acaba haciendo un agujero en las medias. Así que dejé de ponerme medias”.