
El canje de deuda que activará hoy la Secretaría de Finanzas, para el que se anticipa en el mercado un éxito rotundo, determinará un cambio radical de estrategia en el manejo de la deuda doméstica del ministro de Economía Sergio Massa respecto del enfoque de su antecesor, Martín Guzmán. Lejos del acalorado debate que instaló en su momento el entonces titular del Palacio de Hacienda para diferenciarse del gobierno anterior respecto a las bondades de la deuda en pesos contra la deuda en dólares, más nociva para las cuentas públicas, Massa pondrá hoy sobre la mesa de los inversores una oferta tentadora: les propondrá intercambiar sus tenencias con vencimiento en los próximos tres meses por un bono dual a un año de plazo. La propuesta resulta, según analistas del mercado, bien atractiva para los inversores a tal punto que atribuían gran parte de la mejora del clima financiero registrado ayer a esta operación, al tiempo que el contexto internacional acompañó con mejor tono para los emergentes.
El canje implica, por ejemplo, que aquellos tenedores de LEDES, un instrumento en pesos que devenga una tasa fija y que hoy están expuestos tanto al riesgo de devaluación como a un rendimiento negativo, podrán canjear esos títulos con vencimiento hasta octubre por otro que ajuste por CER, es decir, ofrece cobertura contra la inflación, o bien por la evolución del dólar oficial, lo que haya subido más al momento de los pagos. “Va a ser ultra demandado el título, habrá que ver cuánto toman”, apuntó el economista Mateo Reschini, analista senior de Inviu.
Massa busca, de esta manera, despejar el perfil de vencimientos en los próximos meses, particularmente en septiembre cuando opera un pago mayor al billón de pesos. Las chances de conseguir su objetivo son altas. No sólo porque su propuesta ofrece una cobertura que el mercado, hasta ahora reticente a seguir financiando al Tesoro en las condiciones actuales, estaba demandando sino porque se descuenta que los organismos públicos, que hoy poseen 60% del monto involucrado, volcarán sus tenencias.
El principal de ellos, el Banco Central, que desde principios de junio intervino activamente en el mercado comprando títulos en pesos para sostener su precio con un fuerte nivel de emisión -en torno a $1,5 billones- pero también la ANSES, acreedor público por excelencia que, a diferencia del BCRA, puede participar también de las licitaciones primarias de deuda. Otros organismos, como bancos públicos y entidades provinciales tienen también en cartera deuda del Tesoro. De hecho, al momento de anunciar la operación la semana pasada, el ministro anticipó que ya contaba con ese porcentaje de participación asegurada.
Si bien el canje es una muestra de un abordaje más pragmático y mucho menos hostil hacia los inversores por parte de la nueva conducción de Economía y Finanzas, lo cierto es que el beneficio de corto de plazo de despejar vencimientos puede tener un alto costo en 2023. Por lo pronto, si Massa logra estabilizar las variables financieras y recomponer mínimamente el nivel de reservas para avanzar en una corrección administrada del tipo de cambio, dicho de otro modo, si apunta a encarar un salto discreto pero administrado del dólar, los vencimientos de deuda atada al dólar complicarían la implementación de ese plan. Mucho más, por supuesto, si el caso es que no se logra la estabilización y la devaluación se termina produciendo de la mano del mercado ante la incapacidad de acumular reservas.
“El instrumento que ofrecen en el canje es buenísimo, realmente buenísimo para el inversor, que da cobertura para los dos principales riesgos a los que están expuestos hoy: una disparada inflacionaria o una devaluación”, aseguró Reschini. “Por supuesto que siempre habrá inversores que prefieran pasarse directamente a dólares pero, en términos generales, para un inversor que estaba operando de manera más especulativa, con este bono gana en todas”, agregó Reschini quien puntualizó que, del otro lado, para el Tesoro implica un empeoramiento del perfil de vencimientos. Cuánto más alto el volumen canjeado, particularmente en el caso de los títulos de renta fija como las LEDES o las LEPASE, mayor oxígeno en el frente financiero para los próximos meses pero también mayor cantidad de deuda indexada. “Esto no va a ser gratuito”, opinó el analista.
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