La jugada del Gobierno contra uno de los bonistas más duros para atenuar su poder en la negociación de la deuda

Alberto Fernández autorizó una audaz jugada financiera para relativizar la influencia de BlackRock, el fondo de inversión que más enfrenta al ministro Martín Guzmán. El curioso ejemplo que usan en el Ejecutivo para justificar la nueva propuesta a los acreedores privados

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Alberto Fernández abraza a Martín Guzmán tras jurar como ministro de Economía. (@Martin_M_Guzman)
Alberto Fernández abraza a Martín Guzmán tras jurar como ministro de Economía. (@Martin_M_Guzman)

Una mañana de sábado en Olivos, Alberto Fernández, Martín Guzmán y Gustavo Beliz se encontraron en secreto para hablar con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El Presidente necesitaba un argumento técnico para encaminar la negociación con los acreedores privados y Georgieva aceptó avalar una recomendación del staff del FMI que establecía las bases para definir la sostenibilidad de la deuda externa de la Argentina.

Esa recomendación técnica quedó sintetizada en una sigla y un número que sufrió alteraciones con el correr de las semanas, hasta llegar a su morfología financiera definitiva: el bono a canjear no podía superar los 49.90 dólares de Valor Presente Neto (VPN). Ni un peso más ni un peso menos.

Los fondos de inversión -de todas las especies y dimensión- rechazaron ese límite diseñado por los consejeros de Georgieva y replicaron que había chances de cerrar un deal si el VPN llegaba a un promedio cercano a los 53 dólares. Sólo BlackRock, el peso pesado de los acreedores privados agrupados en el bloque Ad Hoc, exigió un VPN de 57 a 60 dólares.

Hace unos días, las conversaciones entre Guzmán y bonistas de Wall Street encallaron por diferencias personales, legales y financieras. El Presidente se reunió con su ministro de Economía en Olivos y aprobó ciertas cláusulas financieras que podían rescatar la negociación del naufragio.

Esas cláusulas fueron enviadas por el banco UBS a ciertos acreedores privados. Infobae accedió al contenido del memo que ese banco ligado a un grupo de bonistas remitió a Nueva York y Londres como backchannel del Gobierno:

1 - Se adelanta el pago de los cupones y se mantienen los porcentajes de los intereses de la última oferta.

2 - No se aceptará incluir los beneficios legales de las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC) de los bonos 2005 en los nuevos títulos que se canjearán en esta nueva negociación de la deuda externa.

3 - El Gobierno se preserva la posibilidad legal de utilizar la re-asignación de los títulos -método PAC-MAN- para lograr las mayorías necesarias en las CAC´s.

4 - No habrá Value Recovery Instruments (VRI) que estaba atado a las exportaciones o al crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI).

5 - Se pagarán más intereses de capital devengado si los fondos entran al canje antes y ayudan a formar las mayorías.

Kristalina Georgieva y Martín Guzman durante la cena que compartieron en Roma. (@KGeorgieva)
Kristalina Georgieva y Martín Guzman durante la cena que compartieron en Roma. (@KGeorgieva)

La suma de los efectos financieros de las cláusulas enviadas por el UBS a los acreedores privados cruzan los limites del VPN recomendados por los técnicos del FMI a pedido de Alberto Fernández. Georgieva sugirió 49.90 dólares de VPN como máximo. Los bonistas exigían -promedio- entre 52 y 57 dólares de VPN. Y ahora, con las eventuales modificaciones a la última oferta, el VPN llegará -al menos- a 53 dólares.

En el Palacio de Hacienda aseguraron que no hay cruce de los limites del FMI porque se respetarán en cada ejercicio anual los “servicios de la deuda” y las necesidades de “financiamiento básico”. Ese argumento teórico se apuntaló en la Casa Rosada alegando que el informe de sostenibilidad de la deuda externa del FMI era “una recomendación técnica” que sólo tuvo “la finalidad política de marcar la cancha a los acreedores privados”.

Pero la explicación más inesperada, frente a la futura cifra del VPN en dólares, fue presentada por un importante miembro del Poder Ejecutivo.

Te voy a dar mi punto de vista desde la inefable Mafalda”, argumentó el funcionario argentino frente a este periodista.

-Lo escucho...

-Un día, el hermanito de Mafalda le pide a Manolito que le de cuerda a un camión. Manolito destruye el camión y le explica que ahora es un trompo. Guille se pone a llorar, y Mafalda lo mira mal a Manolito, que le contesta con una frase que va justo con el VPN fijado por el FMI y su nuevo número por imperio de las negociaciones...

-¿Qué le pudo haber contestado Manolito a Mafalda, que se pueda vincular al FMI, la deuda y la negociación con los bonistas?-, preguntó Infobae.

-Que puede haber pequeñas ganancias de las grandes pérdidas. Eso.

La tira de Mafalda que utilizó el funcionario argentino para justificar 
las nuevas cláusulas financieras que exceden los límites recomendados por el FMI
La tira de Mafalda que utilizó el funcionario argentino para justificar las nuevas cláusulas financieras que exceden los límites recomendados por el FMI

Al margen de las explicaciones oficiales para justificar el Valor Presente Neto del bono ofrecido a los acreedores privados, Guzmán inició una jugada técnica destinada a relativizar el peso específico de BlackRock en la negociación con la Argentina. Su objetivo final, si prospera este inesperado movimiento, es quebrar al grupo de bonistas que lidera ese poderoso fondo de inversión con VIP Pass al Departamento del Tesoro y al Salón Oval de la Casa Blanca.

El ministro de Economía -apoyado por el asesor financiero Lazard y el banco UBS- sondea a todos los acreedores privados del grupo Ad Hoc -liderado por BlackRock- para empujar una oferta que puede sumar a bonistas que, hasta ayer, estaban absolutamente plegados a la estrategia que diseño el poderoso financista Larry Fink.

Se trata de una operación reservada y minuciosa con final abierto. Y todo dependerá si las cláusulas remitidas por el UBS son consideradas verosímiles por los fondos de inversión. En Wall Street hizo mucho ruido las declaraciones de Alberto Fernández cuestionando la agenda geopolítica de Donald Trump y avalando una eventual expropiación de Vicentín, que es socia minoritaria de una compañía vinculada la exportación de soja que BlackRock tiene entre sus activos en la Argentina.

El Presidente y su ministro de Economía explicitaron a los bonistas de Wall Street que ya no se moverán un sólo centavo de dólar más y que la oferta definitiva -hasta ahora informal- se apoya en las cláusulas financieras que el UBS remitió a los tres grupos de acreedores.

Anoche había un cauteloso optimismo en Olivos. “Vamos a ver qué fondos nos apoyan, y si eso alcanza para cerrar el acuerdo”, explicó a Infobae un vocero del Poder Ejecutivo a prueba de desmentidas.

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