
Mariano Otero y Leo Genovese son amigos antes que relevantes músicos de una generación dorada de un nuevo jazz argentino, que despuntó a fines del siglo XX y revitalizó la escena hasta el presente.
Otero es un destacado contrabajista y compositor que además, se aventuró en otro territorios de los géneros musicales: tocó y grabó con Fito Páez, Luis Alberto Spinetta y Vicentico entre otros, con un particular estilo que combina su formación jazzera tradicional con una impronta “rockera”. Genovese, por su parte, es un versátil pianista y compositor de jazz y música popular. Graduado en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, ha colaborado con destacados artistas como Esperanza Spalding, Wayne Shorter y ¡Residente!
La complicidad en ambos se nota en cada gesto y en las sonrisas con que rematan cada frase. En diálogo con Infobae Cultura en la semana previa de sus shows a dúo en Buenos Aires, este domingo en Bebop (a las 20 y 22.30 hs.), contaron algunas sensaciones y particularidades del disco que acaban de publicar, titulado New York Sessions Vol. 1. “Este domingo vamos a tocar el disco por primera vez y y vaya a saber uno cuándo lo volveremos a tocar así... Por cómo son estas cosas, vivimos muy lejos con Leo”, dice Mariano Otero. Alude a que su compañero y amigo pianista, natural de Venado Tuerto (Santa Fe), vive en Nueva York y suele viajar bastante por el mundo.

Además, el contrabajista anticipa que en el club de Palermo “vamos a hacer dos sets y vamos a tocar, creo, el disco de punta a punta ¿no?” Y mira a Genovese en busca de aprobación. Se ríen. “Es la idea”, completa el músico santafesino.
New York Sessions Vol. 1 se grabó en el verano del hemisferio norte de 2024 y contiene 12 delicadas piezas musicales de piano y contrabajo. Más que un simple álbum, es un viaje sonoro que entremezcla melancolía, sensibilidad instrumental y sentido de la improvisación. “La intención era que sea un disco distinto a lo que por ahí estábamos acostumbrados a hacer... Como: más silencioso, más transparente, espontáneo. Y nos salió así. La idea era ir por otro lado pero se dio que escribimos una música que nos llevó para ese lado. Tiene un clima, como de paisaje sonoro”, define Mariano Otero.
El feedback que tenemos de amigos, de la gente que escuchó el disco y lo recibe con cariño es que, más allá de conocernos y querernos como personas, lo toman como un gesto de corazón abierto. Es como una bienvenida. Una bienvenida a un estado de... No de vejez ni de madurez, pero si de paz. ¿Viste?”, agrega Leo Genovese.

En un punto, New York Sessions... responde a una tradición de grabaciones a dúo y en pocas tomas de las que se ha nutrido la historia del jazz. “Un poco lo planeamos así porque nos gusta hacer música juntos y también era una posibilidad de investigar... Estábamos también tocando en trío ahí en New York en ese momento y bueno, creo que se abrió una puerta hacia algo lindo, así, con esta música que nos salió. Vamos a ver adonde va, je... Nunca sabemos”, cuenta Otero.
— ¿Grabar en dos tomas es parte de una decisión “estética” de sonido y clima?
—Mariano Otero: Es que venimos con mucho tiempo de tocar juntos y de conocernos, ¿viste? Eso te da algo que es muy hermoso. Ahí en el estudio, hacíamos una toma como de reconocimiento y después una toma de la música con otro encare y ahí en la segunda toma, ya estábamos.
—Leo Genovese: Sí, sí... Esto me remonta una grabación que hice hace poco: era una canción y el productor me hizo hacer... No te lo miento y no exagero: hice como 46 tomas (risas). Y no es que la cagaba en cada toma, me parece que estaba bastante bien, pero bueno, a veces en esta época se busca algo que... Wayne Shorter una vez dijo: “¿Qué es mejor que la perfección? La imperfección”. A veces estamos buscando algo, que al final y en realidad lo tenemos delante nuestro. O estamos queriendo capturar algo que es incapturable. No sé, es como cuando ponemos un pajarito salvaje en la jaula y se muere. Y me parece que nuestra idea de hacer este álbum no venía por tratar de poner a ningún pajarito en cautiverio, ¿viste?

—En vuestros casos de manera diferente y con sus particularidades, ambos han experimentado por fuera de lo que podemos llamar jazz clásico... Han tocado con muchos músicos de otros género ¿Cuál sería la distinción que hoy día tiene grabar un disco de jazz así, solo de piano y contrabajo?
—Mariano Otero: Yo creo que es volcar absolutamente todo lo que hay en la mochila. Especialmente cuando te encontrás con un amigo con quien sabés que podés conversar de todo, hablar sin filtro... Me parece que los dos venimos de pasar mucho tiempo en el estudio con distintos grupos y en distintas situaciones, con gente que te pide saciar los sueños o las inquietudes de productores o de otros proyectos, de otras visiones. Y cuando nos encontramos cara a cara con Leo, la verdad, me parece que es una una forma de mostrar que nos gustan las canciones. Toda esa experiencia y esas vivencias que traemos de otro lado, son volcadas en un disco así. Acá no se escucha un bombo a tierra o algún beat para perrear. Ni un hook para que cante un estadio. Me parece que son voces más suaves las que resuenan y que también aportan su magia.
[Fotos: prensa Sony Music]
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