En una San Pablo rural, “Carbón” destila crítica social disfrazada de comedia negra

Este jueves se estrena la ópera prima de Carolina Markowicz, una de las realizadoras más prometedoras del Nuevo Cine Brasileño. “Tiene una cuestión muy sensible e intuitiva para hacer una película”, cuenta el actor argentino César Bordón, personaje clave de la historia

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Trailer de "Carbón", de Carolina Markowicz

El nombre de la brasileña Carolina Markowicz no es una novedad en el cine internacional. La directora ha realizado desde hace años cortometrajes con numerosos premios (entre ellos la Queer Palm en el Festival de Cannes en 2018 para El huérfano). Además, se han presentado en más de 200 festivales en todo el mundo,como Toronto o el South by Southwest. Ahora estrena su ópera prima Carbón, con las actuaciones de Maeve Jinkings, César Bordón, Romulo Braga, Camila Márdila, entre otros.

Se trata de una película difícil de encasillar, por momentos es un drama con tintes de comedia negra que se desarrolla en una zona rural de San Pablo, Brasil, donde una familia humilde que vive junto a una fábrica de carbón acepta una propuesta económica para alojar en casa a un extranjero. Su precaria vivienda se convierte en el escondite de un criminal muy buscado, con actitudes tanto fascinantes como irritantes. La madre, el padre y el hijo tendrán que aprender a compartir el mismo techo con este extraño, mientras mantienen las apariencias.

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El film, que pasó por los festivales de Toronto y San Sebastián, muestra de forma satírica la hipocresía de una sociedad y su manera de sobrellevar la vida, la muerte, la religión y hasta un matrimonio. Para hacer esta crítica social la directora se inspiró en su propio pasado. Ella creció en una zona muy parecida a la de la película donde veía a las familias sostener papeles que no les corresponden o parejas que seguían juntos a pesar de no tener nada en común o cómo se escondía la homosexualidad. Ahora, Markowicz está trabajando en su segundo largometraje, Toll, con la misma protagonista.

Maeve Jinkings y César Bordón crearon una dupla inigualable en "Carbón", ópera prima de Carolina Markowicz
Maeve Jinkings y César Bordón crearon una dupla inigualable en "Carbón", ópera prima de Carolina Markowicz

Infobae Cultura conversó con el actor argentino César Bordón acerca del papel clave que tiene en Carbón: un forastero con un pasado oscuro que debe ocultarse para sobrevivir.

—¿Qué relación tenías con la directora antes de la filmación?

—A pesar de ser su primer largometraje, la directora es una de las promesas del nuevo cine brasileño. Ha realizado varios cortos que fueron premiados en importantes festivales. Hace como nueve años atrás, la conocí en un festival y me habló del trabajo que había hecho yo en Relatos Salvajes y me dijo que quería escribir un papel para mí. Es una directora que trabaja mucho con sus actores fetiches. Al poco tiempo, protagonicé su corto Postergados, un film en castellano y al margen de eso me dijo que seguía con ideas de hacer un largometraje conmigo y que me iba a escribir una historia para mí. Cuando lo escuché fue halagador. Al tiempo, recibí el primer guión de esta historia que se llamaba de otra manera y era muy diferente. Ahí comenzamos a fantasear con la idea de que se materialice en una película. Me entusiasmó lo que ella planteaba y su manera de filmar que vi en sus cortos. La historia cambió muchísimo desde aquella primera lectura. Se filmó casi en su totalidad en Brasil y es una historia de la que estoy muy orgulloso de contar.

Carolina Markowicz y César Bordón durante la filmación de "Carbón", que se estrena este jueves en Buenos Aires
Carolina Markowicz y César Bordón durante la filmación de "Carbón", que se estrena este jueves en Buenos Aires

—¿Cómo fue esa evolución de tu personaje desde aquellos primeros planteos?

—La película tuvo una gran factura. En un comienzo, iba a llamarse Cuando mi vida era mi vida e iba a centrarse en mi personaje (Miguel) que debía emigrar de su país por un problema de drogas. Luego se transformó muy inteligentemente en cómo cambia la vida de una familia del interior a partir de aceptar a un tipo que está vinculado con un mundo criminal. De alguna manera, propone un espectador activo que tenga la posibilidad de hacer muchas lecturas y más cuando el material es tan generoso como este caso. En ese sentido, creo que hace una crítica muy interesante a una familia del interior de Brasil pero puede ser aplicable a muchas otras culturas. Un matrimonio convencional heterosexual con un hijo, que va a misa y que además son trabajadores, pobres y creen en la dignidad del ser humano. Pero todos esos mandatos se empiezan a transformar, se van moviendo y se empiezan a correr algunos límites. Se cuenta desde una cuestión bizarra y de un humor negro, tan ácido que termina contando una cosa completamente diferente a lo que parece que está planteando inicialmente. La directora tiene una cuestión muy sensible e intuitiva con respecto a cómo se hace el cine.

En "Carbón", Romulo Braga se convierte en Jairo, un padre y esposo desilusionado con su realidad
En "Carbón", Romulo Braga se convierte en Jairo, un padre y esposo desilusionado con su realidad

—¿Le planteaste sugerencias acerca de tu papel a la directora?

—Lo fuimos buscando bastante en equipo. Un detalle muy gracioso fue que cuando arrancamos a filmar me pidió la directora que no hablara tan bien el portugués y es difícil desaprender algo que lo tienés incorporado. Pero después nos dimos cuenta que si sumábamos el no hablar bien la lengua o que inclusive cuando el personaje se pone más tenso empieza a insultar en su propia lengua daba un desconcierto más o sumaba una cualidad a esta incomunicación que existía en este lugar. Ahí empecé a usar mis insultos en castellano y ese tipo de cosas. Sugería respuestas que capaz ellos no sabían lo que significaba, pero por ejemplo en Brasil era gracioso un poco el equívoco de no entender al argentino pero por ejemplo en Cuba o en San Sebastián lo que sucedía era lo contrario, era gracioso porque se entendía la película desde el español. También le sugerí detalles de la inmovilidad que creía que debía tener el personaje o mejor dicho la austeridad de movimientos inclusive de acciones ya que me parecía interesante porque lo hacía más inquietantes y ella compró todo.

—¿Cómo fueron pensados todos los matices que tienen los personajes dentro del film?

—Una de las grandes virtudes que tiene la película es lo que llamo “correr la ética”, es decir que aquellos personajes que parecían buenos al comienzo cambian, van mutando. La víctima pasa a ser el victimario, hay como juego de roles que se balancean todo el tiempo hacia un lado y hacia el otro. Ese aspecto de péndulo me parece fascinante y creo que todos los seres humanos somos así. Lo que hace es cuestionar esa ética de aquel que está en el estandarte y luego ese estandarte no es tan alto. Me parece que hace un juego muy fascinante y que además no está en manifiesto. No es una pancarta, no te dice ni indica que hay que pensar de esa manera, lo va deduciendo aquel que lo ve con ganas o con buenos ojos a esta película.

César Bordón, desde el encierro, queda enrredado en los entretelones de una familia muy particular. Eje narrativo de "Carbón"
César Bordón, desde el encierro, queda enrredado en los entretelones de una familia muy particular. Eje narrativo de "Carbón"

—Venís de hacer tres películas totalmente diferentes, de diferentes nacionalidades como Carbón, La boliviana Los de abajo, de Alejandro Quiroga y la argentina El último hereje, de Daniel de la Vega. ¿Cómo ves el panorama del cine de América Latina?

—Creo que la conexión fundamental es que los latinoamericanos tenemos como una tendencia a contar historias, hacemos un tipo de cine de autor y que cada uno con su cultura y con sus herramientas, que son muy disímiles entre ellas. En ese caso, creo que la Argentina tiene mayor variabilidad en ese sentido, se hacen películas mainstream con presupuestos muy altos y también algunas con casi nada. Cada uno empapados de sus vivencias, su cultura, la experiencia y sus posibilidades. Por ejemplo, Brasil filma muchísimo, tiene una gran industria, quizás no tanto cinematográficamente en términos de estos valores, pero si tiene presupuesto. La Argentina también tiene un enorme movimiento cinematográfico y en el caso de Bolivia es muy limitado. Para filmar Los de abajo, se nutrieron de un equipo de varias nacionalidades, había una coproducción con Colombia.

- ¿Y el cine argentino en particular?

- Creo que hay un abismo entre las grandes producciones y el cine más independiente o de autor. Tenemos que integrar más cosas, es un tema país, es algo que excede al cine y ocurre en otras áreas también. Existe una idea de que el cine independiente sólo lo puede apoyar el INCAA y nadie más se hace cargo. Hay mucho para mejorar, no hay que relegar eso sino sumarlo a otros apoyos. Nosotros estamos muy divididos. Uno pone un tacho de basura y el otro como tiene una opinión contraria va y lo saca o lo rompe, sin pensar que los tachos de basura no son de un gobierno, son de los ciudadanos. Si es algo que sirve no lo destruyamos. Tenemos mucho por crecer como industria y todas las capacidades desarrolladas crear una megaindustria que sea una de las primeras en el mundo de realización de audiovisual.

A eso hay que sumarle los climas y los paisajes que tenemos en la Argentina, las posibilidades de transporte o alimentación para atraer a otros mercados y muchos les están dando la espalda a esa posibilidades. También, tenemos que ser críticos con los materiales que vienen de otros países, ya que vemos mucho cine de Hollywood y es muy difícil encontrar otras propuestas en las carteleras o en el streaming como es el caso del cine francés o el brasileño donde se hacen cientos de películas por año y casi no llega ninguna. Es una cosa absurda que siendo latinoamericanos no tengamos intercambio serios de cine regional. Hay muchas cosas que mejorar y tenemos todas las posibilidades para hacer a la industria audiovisual uno de los principales ingresos de dinero del país y lo tendríamos que explotar.

Maeve Jinkings interpreta a una madre y esposa que lucha en vano por cambiar su realidad
Maeve Jinkings interpreta a una madre y esposa que lucha en vano por cambiar su realidad

- ¿Qué ponés en juego a la hora de aceptar un papel?

- Hay un combo. En principio, soy un actor al que le gusta trabajar y me encanta el cine. Por eso, siempre es una alegría cada vez que me convocan para interpretar un papel. Después hay muchas otras cosas que definen: el presupuesto, los compañeros, la historia. En el caso de mi participación en la película de Daniel de la Vega, hacía tiempo que quería hacer cine de terror y sabía que él era el indicado. En el caso de Carbón, Carolina me parece una directora sumamente talentosa y su inquietud para hacer el guión fue lo que me atrapó. A veces son los lugares dónde se van a filmar. Pero para ser honesto, no lo tengo muy claro. Llegan a mis manos los guiones y de acuerdo a cómo es el flow con el director, la lectura y lo que me pase en ese momento, o cuestiones de agenda que a veces son difíciles de compatibilizar, es que tomo las decisiones.

* Carbón, de Carolina Markowicz, se estrena el jueves 23 de febrero en salas de cine de Argentina

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