La belleza del día: “El rastro de la oscuridad”, de Nicole Eisenman

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

Compartir
Compartir articulo
"El rastro de la oscuridad", de Nicole Eisenman, en la Galería Tate
"El rastro de la oscuridad", de Nicole Eisenman, en la Galería Tate

El arte posee la característica de que la propia versatilidad que ostenta posibilita la multiplicidad de sentidos, de hacer pasar como ingenuo algo que no le es, vislumbrar como onírico la más cruda realidad, y así, por solo mencionar dos ideas de una hipotética teoría sobre el arte.

El rastro de la oscuridad (The Darkward Trail), de 2018 es una pintura monumental (¡cuyas dimensiones son de 3260 × 2670 mm!) sobre lienzo de la artista estadounidense Nicole Eisenman, que muestra a tres personajes en un desierto mirando hacia la izquierda, como si estuvieran en medio de un viaje. La figura más alta aparece en el lado derecho del cuadro, parece cianótico, viste de amarillo pálido y apunta hacia la izquierda con lo que parece ser una lintera iluminando su mirada perdida. Eisenman combina la piel con el denso rayo azul que emerge de la antorcha que sostiene con su brazo extendido y que parece oscurecer más que iluminar su camino, como pareciera insinuar el título de la obra.

Lo acompañan, a su izquierda, más atrás en la escena, una figura, aparentemente masculina, montada sobre un asno. Su obesidad contrasta con el aspecto longilíneo del primero hombre. Tiene la espalda arqueada y los brazos metidos dentro de sus pantalones cortos y con rayas. Finalmente, aún más a la izquierda, una tercera figura dirige un drone, que vuela por encima de su cabeza, cuyo único ojo sobresale de su cráneo. El paisaje que habitan estos personajes es árido y semeja un páramo tras un desastre químico. El cielo es amarillo, con nubes en el horizonte; el suelo del desierto está vacío salvo por un árbol enjuto muerto y un pequeño cactus. Un pequeño sol brilla en el cielo.

El triunfo de la pobreza
El triunfo de la pobreza

El cuadro, que se encuentra en la Galería Tate, reúne imágenes e ideas que han aparecido en obras anteriores de la artista. En general, la composición procesional recuerda a El triunfo de la pobreza, de 2009, una pieza realizada tras la recesión mundial de 2008, que remite a El ciego guiando al ciego, del pintor holandés del siglo XVI Pieter Brueghel el Viejo, de 1568 (Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles). La figura con el drone es una evolución del cuadro Selfie, de 2014, que muestra una cabeza con barba que sostiene un teléfono por encima de la cara, de modo que su ojo se refleja en su pantalla. Eisenman se ha inspirado en la obra del pintor de la Escuela de Nueva York Philip Guston (1913-1980) para crear los personajes de Selfie y el hombre-drone de The Darkward Trail. Eisenman pintó por primera vez una figura sosteniendo una antorcha que emite oscuridad en Dark Light, de 2017, el precursor inmediato de The Darkward Trail.

Nicole Eisenman nació en 1965 en Verdún, Francia, donde su padre estaba destinado como psiquiatra del ejército, en el seno de un hogar de origen judío-alemán. Su bisabuela era Esther Hamerman, una pintora de origen polaco. En 1970, la familia de Eisenman se trasladó de Francia a Scarsdale, Estados Unidos, donde pasó su infancia, y después a Nueva York.

"Selfie" y "Dark Light"
"Selfie" y "Dark Light"

Estudió en la Rhode Island School of Design y se licenció en 1987. Su primera exposición fue en 1990 en el Newhouse Center for Contemporary Art de Staten Island, Nueva York. No fue hasta dos años después cuando tuvo su primera exposición individual, que tuvo lugar en la Shoshana Wayne Gallery de Santa Mónica, California. La galería expuso su obra en múltiples ocasiones a lo largo de los años, y también expuso en solitario en la Noga Gallery de Tel Aviv (Israel), la Galerie Barbara Weiss de Berlín (Alemania), la American Academy of Arts and Letters de Nueva York (NY) y la Entwistle Gallery de Londres (Inglaterra).

Es conocida por sus pinturas y esculturas figurativas, que utilizan colores vivos y temas irónicos. Las complejas pinturas de Eisenman abordan tropos de la historia del arte occidental y se inspira en diversas fuentes, como la cultura queer, Pierre-Auguste Renoir y Maria Lassnig, satiriza a los burgueses y les imprime patetismo. Su obra también es autobiográfica, con su historia personal y, a veces, con personajes que la representan a ella o a sus amigos.

Eisenman ha sido galardonada con numerosos becas y premios, como la Beca Guggenheim (1996), el Premio Carnegie (2013), el Premio Anonymous Was a Woman (2014) y la Beca Louis Comfort Tiffany (1995).[33] También recibió la Beca MacArthur en 2015.

SEGUIR LEYENDO