La belleza del día: “Mujer reclinada con medias verdes”, de Egon Schiele

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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Egon Schiele (1890-1918) vivió poco y lo hizo de prisa y con intensidad, convirtiendo su vida en leyenda y su obra en un hito en la historia del arte, con fans en todo el mundo -entre ellos David Bowie y Madonna- y una pintura de culto. Le bastaron diez años de su vida para dejar la huella de un estilo único e inconfundible y un legado de 350 pinturas y unos 3.000 dibujos y acuarelas. Integra junto con Gustav Klimt y Oskar Kokoschka el trío de grandes artistas austríacos, todos con una mirada singular sobre la mujer.

Su obra, sensual, erótica y perturbadora, es la prueba de lo que fue su vida indómita y emocionante, con sus retratos y autorretratos expresionistas, las contorsiones de los cuerpos y la gesticulación singular de sus personajes, él incluido. Tan atrevido fue con la expresividad sexual de sus imágenes, que aún hoy muchos lo tildan de pornográfico. De hecho, en febrero de 2018 en Alemania y Gran Bretaña no aceptaron mostrar sus desnudos en los anuncios publicitarios de los buses y el metro de la gran exposición que se llevó adelante en Viena, al cumplirse los cien años de su muerte. Si bien en la capital austríaca las imágenes se mostraban sin ninguna clase de pudor, en las otras capitales aparecieron con los genitales explícitos tapados por una cinta en la que las autoridades austríacas escribieron: “Lo siento, cien años pero demasiado atrevido para hoy", junto al hashtag #ToArtItsFreedom. Éste alude al célebre lema de la Secesión vienesa -cofundada por Klimt en 1897-: “A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”.

Fue un niño prodigio con el dibujo. Wally Neuzil fue su eterna musa, aunque acabaría casándose con Edith Harms. Ellas y su hermana pequeña, Gerti, fueron las mujeres de su vida. Lejos del pudor y la censura, retrataba y se retrataba a sí mismo frente a un espejo de todas las maneras posibles: lo sórdido y lo abyecto estaban en su mundo. “El arte no puede ser moderno, el arte es eterno”, fue una de sus frases.

Uno de los grandes traumas de su vida fue la muerte de su padre a causa de las heridas que le dejó la sífilis (ataques de locura, un intento de suicidio). También lo fue la guerra y, mucho más el llamado “Caso Neulengbach”, que lo dejó pegado a la calificación de pedofilia. Egon Schiele fue detenido y encarcelado durante tres semanas, acusado de corrupción de menores. Un oficial de la Armada lo denunció por el supuesto rapto de su hija de 14 años, Tatjana von Mossig. La policía ingresó a su estudio e incautó dibujos considerados obscenos e inmorales. Después de ese episodio, nunca más entrarían niños en su estudio para posar en sus retratos.

Aunque suelen vincular su obra con la de los vincularse los secesionistas austríacos y los expresionistas alemanes, lo cierto es que su arte no se inscribe fácilmente en ningún movimiento sino que fue un talento que fusionó ángulos de diferentes corrientes artísticas contemporáneas y creó un estilo propio y entonces de vanguardia. Mujer reclinada con medias verdes, pintado por el artista a los 28 años, uno antes de su muerte, se ha convertido en una de sus obras eróticas más famosas, aún sin desnudo, con sus trazos gruesos, la figura con contorsiones irreverentes, las salpicaduras de color y la mirada a los ojos del espectador, una marca del estilo de Schiele. La obra pertenece a una colección particular.

Egon Schiele murió a causa de la “fiebre española”, tres días después de perder por la misma enfermedad a su esposa, embarazada de seis meses.

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