Una obra sobre la búsqueda de la identidad sexual en medio de un puzzle amoroso

“Testimonios para invocar a un viajante”, ganadora del premio de dramaturgia del Fondo Nacional de las Artes, es una propuesta osada, de múltiples registros, que recrea cómo un actor-director edita fragmentos sobre un amante al que conoce en un viaje y al cual intenta reconstruir a partir de testimonios de aquellos que lo recuerdan. Se presenta en el Teatro Nacional Cervantes

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Por Maruja Bustamante

"Testimonios para invocar a un viajante" se presenta en el Cervantes
"Testimonios para invocar a un viajante" se presenta en el Cervantes

Testimonios para invocar a un viajante es una obra escrita por Patricio Ruiz que me fue comisionada para dirigir. Alejandro Tantanián me llamó para ofrecérmela y yo acepté porque me di cuenta que tenía todo que ver con mi imaginario y mis intereses.

Conozco a Pato desde hace algunos años, nos conocimos cursando guión y nos sentábamos juntes adelante de todo en la mesa que llamábamos: Mesa Número Uno (o la number one, teníamos un cartelito y todo), nos reíamos mucho, sobre todo porque estábamos les dos medio fascinades con uno de nuestros profesores. O sea, había pasado e intimidad, ¿cómo decir que no?

La obra ganó el premio de dramaturgia del Fondo Nacional de las Artes y tiene una textura contemporánea, nada snob y de fluidez en la lectura. Se trata de un documental apócrifo, una autoficción donde Pato habla del amor, la identidad y la migración. El cuerpo se involucra lúdico y político con el entorno y se convierte en una bomba de expansión. De la obra me interesó el cruce entre lo íntimo y lo público (el show) ensamblados con inteligencia por alguien que pasó por la piel todo esto de lo que habla. Me gusta cuando se nota que quien escribe sabe de qué habla, sabe en términos emocionales sobre todo. También me gusta la genuidad frente a cualquier gesto de aceptación. Ser lo que se es, escribir lo que se escribe, vivir como se vive.

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Los ensayos fueron sobre todo una fiesta, muy tranquiles abordamos el material con trabajo y alegría. Destaco lo de la felicidad porque no es tan común en estos tiempos y porque realmente fue un proceso muy brillante, luminoso. El texto, que era abultado, tenia que entrar en 75 minutos por restricciones de la sala que ya sabíamos de antemano, así que Pato vino a hacer unos cortes y leímos la obra una y otra vez mientas iba imaginando que podría pasar, acotencer en la escena.

Primero pensé un poco sola y le transmití algunos pensamientos al equipo técnico. La primera en resolver fue Cecilia Zuvialde, la escenógrafa, que trajo el boceto de escenografía. Me gustaba el diálogo entre costumbrista y espectacular que tenía la obra. Un set realista para jugar a las locaciones del documental con trucos para que también se suceda el show. Cecilia escucha, procesa y propone. Eso me gusta. Me gusta trabajar con el equipo de manera horizontal. Yo podré tener imágenes muy iridiscentes pero no soy la mujer orquesta ni una directora que arme la estructura jerárquica. Fue mi primera vez trabajando con Cecilia, ojalá se repita.

Luego trabajamos el sonido. Pato (Ruiz) había puesto unos tracks en el texto de la obra que hacían sentido con las escenas. Además señalaba que debían ser lipsynchs. Pensé que era mejor hacer versiones, traducir los temas que eran en otro idioma y que los temas tengan fuerza, que den ganas de bailar. Llamé a José Ocampo, con quien ya trabajé en otras obras y en el proyecto @teamocanciones. El le dio identidad y homogeneidad a la música. Ahora cuando veo la obra tengo muchas ganas de bailar y eso me parece fantástico. Algunas referencias, como los temas de Ru Paul, ayudaron a comunicarnos. De todos modos Jochu, como le decimos, lleva hits en la sangre.

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Con escenografía y música ya podíamos ensayar con un rumbo. Y era lo que más necesitaba Jazmín Titiunik, la coreógrafa, para trabajar. Con Jazmín también ya nos conocíamos y le metimos con todo al dragueo. Vogueo y electropop para todes. Jazmin es muy estudiosa pero también intuitiva, absorve lo que se le dice y trabaja con el material que tiene y los cuerpos que se le presentan. Agradece las propuestas de actores y actrices y tiene muchísima paciencia (tengamos en cuenta que en el elenco no hay bailarines).

El elenco es como 2 kilos de helado de dulce de leche con dulce de leche y chocolate. Con Agustín Rittano nos conocimos haciendo la obra de Mariano Tenconi Blanco, Todo tendría sentido si no existiera la muerte, (que se puede ver todavía los martes a las 20 en el Metropolitan Sura). Me acerqué a él por su humor además de por lo brutal que es como actor. Es puro juego. Conecta. Se involucra y se divierte. A Diego Benedetto lo conozco desde 2004, lo vi en una obra de Bernardo Cappa que se llamaba EL Aliento, ahi hacía de Sergei, un actor ruso un poco excitado. Enseguida me llamó la atención. Fue uno de los primeros actores que confió en mi como directora, estar juntes en el Cervantes es un regalo del tiempo, un diamante del destino. Nos conocemos mucho, sabemos cómo tratarnos bien y también sabemos cuando alejarnos. Lo mismo en escena. A Flor Dyszel la vi mucho actuar y también fuimos compañeras, ella es como una actriz de cine independiente norteamericano pero también una humorista del prime time, tiene cara de buena y mala, puede ser una depresiva o una loba llamativa, no tiene pudores, sorprende cuando propone, no se queda con lo primero que encuentra. Por último a Belén Gatti la conocí dirigiendo su proyecto de graduación de la UNA (Universidad Nacional de las Artes) y su manera de encarar la comedia me llamó la atención. Además es dragking por lo que era ideal para Testimonios... . En lo que va del año hice 4 obras con ella, su actuación siempre es inesperada y su decir es cálido y claro como las tardes más hermosas del verano.

Hacía falta vestir a toda esta gente así que llamé a Gustavo Alderete que es el capo de La Polilla Vestuario. Confío mucho en Gustavo porque trabaja como loco y es muy exigente consigo mismo y su producción. Hizo un vestuario para museo de la moda que superó mis expectativas por lejos. Gustavo es fana de las dragas así que navegó en su salsa y nos deleita con los brillos, las luces y los colores.

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La obra de Pato también sugiere video. Entonces pensé en Majo Malvares y Gimena Tur con quiénes estamos pre-produciendo una serie DragKing Los Reyes del Amor e ideamos un mapping de primeros planos y texturas que narraran un poco más allá de la escena y las palabras. La obra muestra su propio trailer de detalles hecho con mucho profesionalismo y prolijidad. Le dieron movimiento a las paredes con las imágenes.

Por último, y muy importante, había que iluminar este exceso camp: Verónica Alcoba vino al llamado y convirtió el salón dorado en una disco de leds titilantes y luces coloreadas. Ya había trabajado con ella y siempre mejora mis ideas. Vero sabe que a veces pierdo la atención o que cambio de parecer sobre alguna decision y me olvido de comunicarlas, me pregunta muchas veces las cosas, asi que no hay riesgo alguno.

Poder trabajar en equipo, de la forma más horizontal posible, donde cada cual pueda manifestar su propia magia para mi es importante. Se produce con más ganas cuando dejás un pedacito tuyo, bancás más los proyectos, te sentis parte y querés compartirlo. En esta obra me di cuenta que me gustaría tener una compañía. Nunca antes lo pensé. Tal vez es porque estoy más grande y pasé por más de 50 obras (en diferentes roles) y me dan ganas de hacer familia. No hay nada mas contenedor que la familia que te da el teatro. Re ñoña, Maruja.

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*Testimonios para invocar a un viajante

Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815, CABA

De jueves a domingo a las 18 h

Este espectáculo contiene escenas y lenguaje adulto.

Fecha estreno 12/09/2019 / Última función 10/11/2019

Entrada: $ 280

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