La rebaja de la nota de siete entidades peruanas era algo que se esperaba luego de la calificación de los bonos soberanos peruanos. Ciertamente esto es algo preocupante y serio. Para comprender los alcances de la gravedad, es un tema que afecta a todos, porque lo que va a provocar es un incremento del costo de crédito a las empresas y a las personas.
Además, se da dentro de un contexto donde la inflación en el país está alta, una inflación que está fuera del rango meta del Banco Central de Reserva, con la que ha estado batallando para poder controlarla y esperaba mitigar hacia fin de año. Ahora, viene esto y el encarecimiento del crédito es un elemento que le va a poner mayor presión a los precios.
Por otro lado, estamos atravesando una situación de altos precios de combustibles lo que terminará golpeando a los consumidores finales, y especialmente a las familias más pobres, cuya canasta básica está altamente concentrada en alimentos.
Otro elemento a tomar en cuenta es que en estos momentos –menos mal– Perú está atravesando una situación favorable por el alto precio de los minerales, lo que de alguna manera sirve como analgésico para paliar estas situaciones. El riesgo es que puede estar bien hoy día, este año y el próximo año no. Y si los precios de los metales descendieran, la situación económica se podría poner incluso más delicada.
Es cierto, la inflación alta es un tema global, y todos estamos con problemas, pero S&P lo que ha señalado es que la rebaja tiene que ver más con una posición doméstica y por el impacto de las políticas internas. La irrupción de la política en la economía, entonces, tiene que ver más con nosotros.
¿Cuánto durará está situación? Será hasta que se recupere la confiabilidad, y eso es más difícil de trabajar, porque todos saben que la confianza se pierde en un segundo y se gana con mucho trabajo. El gobierno debe dar señales claras de que va a cambiar, o enrumbar su camino en el tema del manejo económico, y que lo hará de manera seria.
Es obligación del Estado corregir sobre lo que haya podido fallar, independientemente de cualquier ideología o posición política.
El ministro de Economía y Finanzas, Oscar Graham, ha dado indicios de que esa es su intención, lo que es buena señal para el sistema financiero nacional e internacional. Buena parte de la presión que realizó sobre los supuestos malos manejos en Petroperú, tiene que ver con recuperar la confianza en algunas entidades del Estado y del propio Estado para que esto no vuelva a suceder.
La sensación es que el Ministerio de Economía y Finanzas estará muy alerta y tratando de ver cómo controlar esta situación. De hecho, no veíamos a un MEF tan firme desde hace varios meses y eso hace que haya una esperanza para recuperar el manejo serio de la economía.
Finalmente, es un acto de responsabilidad no solo frente al sector empresarial, que obviamente lo es, sino también porque ese efecto se traslada a la ciudadanía. Sería dramático ver que la deuda soberana pierda valor internacional, golpeando a las empresas peruanas y que esto se traslade hacia los ciudadanos.
Respecto a la afectación del Fondo MiVivienda y Cofide, son entidades que han puesto el pecho, y se respaldan con ellas mismas, porque tienen la fortaleza. Pero, si hubiera algún problema ¿está el Estado en capacidad de respaldarla? Es probablemente esa duda lo que provoca el incremento de riesgo y por tanto la menor calificación en este caso de estas dos entidades. Hay que trabajar para volver a nuestro rumbo y recuperar la credibilidad.
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