Hace más de un siglo Willis Carrier desarrolló en Brooklyn el primer modelo de aire acondicionado de la historia. Era verano y la ola de calor que azotaba a los Estados Unidos era lo suficientemente impactante como para que su creador fuera muy optimista respecto del éxito comercial que le deparaba a su invento.
Igual hay que decir que tras el hallazgo -como tantas veces en la historia de los descubrimientos tecnológicos- no había búsqueda alguna para el bienestar humano. Lo que perseguía Carrier no era crear un artefacto que refrescara el ambiente sino que regulara la humedad en las plantas de impresión. La extracción del vapor del aire producía una inmediata baja en la temperatura de las plantas. Esto, como consecuencia secundaria y no buscada, traería un importante alivio y bienestar a aquellos trabajadores, que fueron los primeros -e involuntarios- beneficiarios de un fenómeno comercial que no paró de crecer.
Como en todo el mundo, en nuestro país el aumento en el uso del aire acondicionado es notable. Y la secuela ambiental también: la electricidad que se utiliza para hacerlo funcionar es mucha; entonces se sobrecargan las redes eléctricas y, como corolario, crecen las emisiones de gases que calientan el planeta.
Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía, la cantidad de aires acondicionados en el mundo se disparará de 1600 millones de unidades en la actualidad a 5600 millones en 30 años. Las emisiones de gases de efecto invernadero que liberarían las plantas de carbón y gas natural que se utilizan para generar la electricidad que hace funcionar a estos dispositivos casi se duplicaría. De los 1250 millones de toneladas que se produjeron el año pasado se llegaría a las 2280 millones de toneladas en 2050.
Como un perro que se muerde la cola, las emisiones de esos gases contribuirán al aumento de la temperatura global. Y ese calentamiento hará crecer la demanda de equipos de aire acondicionado.
Las emisiones de los gases del aire acondicionado contribuirán al aumento de la temperatura global y ese calentamiento hará crecer la demanda de equipos
Sin embargo, la solución a esta inminente calamidad no radica en convencer a los países de abstenerse de usar aires acondicionados, sino en lograr que éstos utilicen la energía de manera más eficiente. Eso podría reducir a la mitad la demanda de energía adicional para enfriamiento en los años futuros.
Los gobiernos deberán establecer normas de eficiencia para los aires y proveer incentivos a los fabricantes y consumidores. El informe también incluye a las energías renovables, en especial la solar, cuyo punto máximo de generación de energía, a mediodía, coincide con el punto máximo de demanda de enfriamiento.
Sin dudas, el aire acondicionado será un protagonista central en la lucha contra el cambio climático. Ya el 21% del crecimiento total de la producción de electricidad en el mundo proviene del uso de este electrodoméstico que en pocos años, según vaya aumentando la temperatura del planeta, pasará a integrar la canasta de artículos de primera necesidad.
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