La dura niñez de uno de los humoristas de Morfi: "Pasé noches en el hospital porque mi mamá no tenía dónde dejarme"

Luego de una infancia en la que "no se pensaba en el futuro, sino en qué se comería al día siguiente", Roberto Peloni hizo un click cuando un amigo le mencionó la palabra Teatro. En diálogo con Teleshow, habló sobre sus proyectos y cómo es poder vivir de lo que lo apasiona, luego de haber pasado adversidades

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"Pasé noches en el hospital porque mi mamá trabajaba ahí y no tenía dónde dejarme", contó Roberto Peloni (36), al ser consultado sobre por qué había elegido una guardia como escenario del unipersonal que realiza en el Maipo Kabaret, Pelonintensivo.

El actor, que se hizo popularmente conocido por ser uno de los humoristas que acompaña a Gerardo Rozin en Morfi, todos a la mesa, habló con Teleshow sobre su infancia, en la que "no se pensaba en el futuro, sino en qué comer al día siguiente" y sobre cómo la actuación llegó a su vida (para quedarse) como una revelación, luego de que un amigo mencionara la palabra "teatro".

El Hospital Evita, como hogar y escenario

Roberto se presenta todos los viernes y sábados a las 23.15 en el Maipo Kabaret con Pelonintensivo. En el unipersonal, sus cinco personajes pasan por la guardia de un hospital: "Todos tienen un humor bastante negro, ácido. Está Tatiano que es un chico sobre alimentado con pollos con hormonas; Selva, lesbiana militante; María Eugenia Viral, que viene a traer videos virales; el Doctor Donald, paya medico, con el gato Mau y Pianita, una empleada de limpieza que trabaja 12 horas, viaja 6 y atiende a una sobrina".

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En plena campaña electoral, en un momento en que cualquier comentario pude colaborar con la "grieta", Peloni no tiene problema en referirse a la política en su show: "La gente lo toma bien porque no hay una tendencia marcada hacia un lado. Se dio en el marco de que los personajes tengan su ideología y no de una bajada editorial. Los dejé libres y no me cuidé, todos dicen cosas que pienso y cosas que no. La idea es generar humor con las cosas que pasan".

Luego de haber hecho Shrek, The rocky horror show y La Parka, entre otras obras, es la primera vez que está solo en escena: "Es tremendo, estoy acostumbrado a estar con un elenco, pero me pareció un desafío interesante".

Que la pieza se desarrolle en una guardia no es casualidad, ya que su vida personal y familiar está muy ligada al Hospital Evita de Lanús.

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"Mi mamá todavía trabaja ahí, yo estudie enfermería y siempre mucha de mi familia trabajó allí: papá camillero, abuela cocinera, tía enfermera. Cuando mi papá falleció, uno de los primeros trabajos de  mi mamá fue cuidar enfermos allá", dijo.

Con mi primo pasábamos noches en el hospital porque mi mamá y mi tía no tenían donde dejarnos cuando trabajaban. Dormíamos ahí, para nosotros era la gloria, nos conocían todos, nos mimaban, nos daban de comer

Además, recordó su vida en ese momento, donde el nosocomio era como un segundo hogar: "Con mi primo pasábamos noches en el hospital porque no tenían donde dejarnos. Dormíamos ahí, para nosotros era la gloria, nos conocían todos, nos mimaban, nos daban de comer, en esa época era una comida barbará: pollo, flan, manzana asada, ensalada. El lugar está muy relacionado conmigo".

Para conectar aún más puntos, Lino Patalano, director del Maipo y principal impulsor de que el actor tenga su obra, vivió mucho tiempo en Lanús y también se atendió cuando era chico en el Evita. Allí también fue donde operaron a la mamá del actor hace unos años cuando tuvo un ACV.

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Entonces, ¿dónde podría confluir su fauna de personajes sino en un hospial? "Es un lugar donde va diversa gente, podés jugar con los que trabajan ahí, con los que están de paso y hay una excusa para interactuar con el público, que serían otros pacientes en la sala de espera".

Cuando uno es chico ve todo con felicidad, de mas grande vi que había sido difícil mi infnacia, porque mi casa era muy humilde

Las noches del actor con su primo en el Evita son solo una parte de su infancia que aunque fue dura, en ese momento no la vivió así: "Cuando uno es chico ve todo con felicidad, de más grande vi que había sido difícil, porque mi casa era muy humilde, mi mamá se quedo viuda cuando yo tenía siete años. Las cosas costaron mucho, pero rescato el ejemplo de mi madre cuyo único recurso era su capacidad de trabajo".

En esa época, mientras todos los chicos llegaban del colegio, merendaban y hacían la tarea con su mamá, él se quedaba solo, asumiendo responsabilidades del hogar: "Tenía la llave, usaba la hornalla, ahora pienso y me doy cuenta que era muy chico. Éramos un equipo de dos, una mujer que había enviudado con treinta y pico de años y un nene, había que salir adelante. No lo viví con tristeza o con presión, eso me hizo ser quien soy hoy".

El teatro, como una revelación y salvación

Muchas personas en algún momento de su vida experimentan esa sensación inexplicable de "hacer un click": una respuesta que marca un antes y un después en su historia aparece como una revelación. Eso fue lo que le pasó a Peloni cuando por casualidad un amigo le mencionó la palabra "teatro".

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"Estábamos a la vuelta del colegio, era un día nublado y mi compañero me dice que podíamos ir a su casa porque su hermano estaba en la escuela de teatro. Fue un sacudón, era algo que ni siquiera conocía. Pregunté si había que pagar porque sabía que si no, no podía y me anoté. Cuando miré hacia atrás, empecé a ver de dónde salió ese entusiasmo, porque no íbamos al teatro ni al cine y me di cuenta que en la tele veía cosas como el programa de Antonio Gasalla, los ciclos de Alejandro Doria, Sapag".

Mi compañero me dice que podíamos ir a su casa porque su hermano estaba en la escuela de teatro. Fue un sacudón

Hasta ese momento, la idea de ser actor no se le había pasado por la cabeza: "Era un momento en el que se vivía al día y no se pensaba en el futuro porque estábamos pensando en que se comía mañana".

Era un momento en el que se vivía al día y no se pensaba en el futuro porque estábamos pensando en que se comía mañana

Al terminar el colegio, Roberto comenzó a estudiar enfermería a la vez que trabajaba en una casa de comida rápida. Un nuevo dilema apareció en su vida: quería estudiar actuación, pero la cuota salía lo mismo que su sueldo.

"Teníamos una vida un poco más normal. Mi vieja me dijo que lo hiciera que ella me ayudaría con los viáticos. De ahí en más, las cosas empezaron a ir mejor, trabajé con un compañero haciendo animaciones de fiestas y eso me permitió seguir haciendo obras independientes", dijo. No paró: siempre de casting en casting y autogestionando nuevos proyectos.

Soy un creyente de que con esfuerzo todo se puede lograr

Haber pasado necesidades hace que hoy valore poder vivir del teatro: "Me gusta trabajar , ganarme mis cosas y encontré mis vocación porque amo lo que hago. Soy un creyente de que con esfuerzo todo se puede lograr", cerró.

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