Cómodamente instalado como líder de audiencia en su franja, además de sumar cada día más adeptos, Los 8 escalones de los 3 millones ofrece mucho más que un entretenido programa de preguntas y respuestas con un premio en efectivo. Noche a noche, el público que sigue el programa de El Trece disfruta también tanto de las historias de vida, como de algunos bloopers o situaciones insólitas que suceden a menudo, cuando se tiene alguna duda en una repuesta, o incluso al momento de presentarse y detallar su historia de vida, simplemente por la elección de la ropa para participar.
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En la última emisión se dio una particular situación al presentar a una de las participantes, Dalila, de la que Guido Kaczka detalló: “Es bailarina de alto rendimiento, vive en Villa Pueyrredón junto al perro, Lancelot”, mientras la concursante en completo silencio sólo atinaba a mirarlo y asentir con la cabeza en cada uno de los detalles sobre su vida. Y el conductor continuó: “Se separó en octubre de 2019 y después fue aun casamiento ¿y agarró el ramo? ¿qué pasó?”, consultó, dando pie para que la propia protagonista de la historia brinde los detalles.
“Agarré el ramo y me casé conmigo misma”, comenzó explicando la concursante. Ante el silencio del estudio que seguía atento cada una de sus palabras. “Me compré el anillo de Lady Di, bajé 40 kilos, me hice las tetas, me hice la nariz, y me hice 60 tatuajes”, continuó detallando todos los cambios que ocurrieron en su vida. “¿Todo eso por agarrar el ramo?”, consultó Guido, que se mostraba absorto ante tanto detalle. “Por casarme a mí misma y abrazar el amor propio”, explicó ella, ante la mirada de las jurados Carmen Barbieri y Nicole Neumann, quienes acompañaban el relato con una media sonrisa.
Minutos antes, al momento de realizársele la primera pregunta, la participante también vivió un momento especial ya que según su interpretación podía tener dos respuestas. “En medicina, se llama ‘rectificación’ a la pérdida o disminución considerable de la curvatura normal de ciertas partes de la columna vertebral. ¿Verdadero o falso?”, consultó el conductor. La participante, en tanto, explicó: “Tengo justificación por qué es verdadero pero a la vez puede ser falso. ‘Rectificación’ es cuando le falta un cartílago en el medio de la curvatura ente espina y espina, y se rectifica, y eso genera una curva lumbar. Puede ser verdadero o puede ser falso. Tiene dos denominaciones, pero es verdadero”. Tras ello, Guido le confirmó que su respuesta era acertada.
A menudo también ocurren situaciones insólitas, como le aconteció días atrás a María José, a quien los nervios de la televisión le jugaron una mala pasada a la hora del desempate, una de las instancias de la competencia que genera más tensión y por qué no, algo de morbo. Es que si dos o más participantes quedan en el escalón inferior, son sus propios compañeros, que sí lograron el objetivo, los encargados de decidir quién se queda abajo y por lo tanto eliminado de la competencia.
En esta dinámica se dio una situación particular en la última emisión. El hecho ocurrió en el escalón número seis, donde solo dos concursantes, Emanuel y Ayelén, habían sacado una ventaja sobre sus competidores, los que le aseguraba el paso al frente. Abajo, aguardaban Dafne, María José, Jimena y Luis, confiando en no escuchar sus nombres.
Para poner en clima, y quizás para influir inconscientemente en el voto de los participantes, el conductor Guido Kaczka fue preguntando uno a uno qué harían con el premio en caso de ganarlo. María José, jubilada de un colegio parroquial, explicó que los usaría para “depilación facial y renovar la ropa porque la perdí toda. A mí me internaron, tuve un accidente. Me intoxiqué con monóxido y toda mi ropa, como vivía sola, fue a parar a la baulera de mi hermano. Se inundó la baulera y perdí todo, tengo que renovar el guardarropas”, explicó.
Después de escuchar otras opiniones, Guido le pidió a Emanuel y Ayelén que dijeran el nombre del participante que elegían para quedarse sin subir al escalón. “María José”, afirmó cada uno a su turno. Y aquí ocurrió la particularidad. Es que la mujer dio el paso al frente con el resto de los concursantes, con una sonrisa y agradeciendo por haberla salvado.
Al ver la confusión, Guido le realizó la advertencia correspondiente. “María José. Vos no”. Recién entonces la jubilada se percató de su error y volvió al escalón correspondiente. Se acercó a una de las asistentes y le pidió una silla para poder seguir el programa más cómoda. Y recibió el aplauso de todos en el estudio por su desempeño.
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