Vayo Coin, el esquema de criptomonedas promocionado por famosos, debe más de $30 millones en cheques sin fondos

La empresa exhibe fuertes números rojos y dejó de pagarles aportes a sus empleados. Cuánto recibieron los artistas que suben historias en Instagram y los antecedentes del hijo de la líder del grupo, condenado por estafas múltiples

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Video: L-Gante realiza sus anuncios para Vayo Group.

A comienzos del año pasado, Vayo Business comenzó a figurar con insistencia en redes sociales, Instagram principalmente. Ofrecía, básicamente, lo mismo que el conglomerado Generación Zoe, hoy derrumbado, con su líder, Leonardo Cositorto, detenido por estafa y asociación ilícita: un negocio basado en su propia criptomoneda, Vayo Coin, que prometía “soluciones financieras” para ganancias exponenciales. La clave el reclutamiento, siempre sumar más y más inversores que aporten a la pirámide. Zoe lo hacía con discurso mesiánico y energía de coach ontológico, con Cositorto mismo como figura principal que se encargaba de predicar y defender su producto. Tenía hasta una iglesia evangélica con un pastor que realizaba servicios religiosos cada domingo en Haedo. Pero Vayo lo hizo con algo mucho más sencillo: famosos.

Así, celebridades como Yao Cabrera, Julieta Nair Calvo, Horacio Cabak, José María Listorti, Candelaria Ruggeri, Jimena Barón, y Cinthia Fernández, entre tantos otros, miraron a la cámara de su teléfono e hicieron anuncios para el grupo en stories de Instagram y en Youtube. L-Gante realizó tres videos distintos. Zaira Nara incluso dijo que opera en el sistema “con sus ahorros personales”. Pampita Ardohain anunció el sorteo de un iPhone 11 a cargo de la empresa e invitaba a seguir las redes de Vayo como único requisito para participar. Natalia Oreiro también puso su cara para anunciar otro “¡mega sorteo!”, un auto cero kilómetro. Otra vez, solo había que seguir a Vayo en sus redes. Lionel Ferro, actor y youtuber con un capital de 7,7 millones de seguidores en Instagram, posó con toda su familia el 1° de marzo último para anunciar el sorteo de otro auto, un Peugeot 208 Active “solo para clientes del Grupo Vayo”.

La operación incluyó también un sitio de venta de electrodomésticos y artículos electrónicos. Incluso, anunciaron Universal Exchange, su propio exchange de criptomonedas, un sitio al estilo de Binance, con un lujoso evento realizado en el hotel Hilton. Micaela Viciconte y Fabián Cubero fueron filmados allí por Lorna Irina Gemetto, fan número 1 de Susana Giménez, en una entrevista casual compartida en Youtube. “Nosotros estamos con este proyecto, muy contentos”, dijo Viciconte.

Pero lo cierto es que Vayo sangra y no lo cuenta.

Pampita, Cande Ruggeri, Yao Cabrera y Jimena Barón, entre los famosos que anunciaron Vayo.
Pampita, Cande Ruggeri, Yao Cabrera y Jimena Barón, entre los famosos que anunciaron Vayo.

Registros comerciales consultados por Infobae revelaron que Vayo Business SA, la firma principal del grupo, emitió 18 cheques en marzo de este año por un valor de $13,9 millones de pesos que fueron todos rechazados por falta de fondos. También, adeuda aportes de sus empleados para los últimos dos meses de acuerdo a datos previsionales. Los síntomas son comunes. Ocurrió lo mismo seis años atrás con el grupo Hope Funds, encabezado por Enrique Blaksley, hoy preso en el penal de Ezeiza y enjuiciado por lo que podría ser la mayor estafa piramidal de la historia argentina.

Vayo Coin, la propia criptomoneda del grupo, parece un espejismo. No figura como opción en los principales sitios de compra y venta de activos digitales. Su cotización y volumen de tráfico tampoco aparecen listados en sitios como Coin Market Cap, algo que sí ocurre con la criptomoneda de Cositorto, Zoe Cash. Según su propio sitio web, apenas puede ser comprada en una wallet llamada Trust, una moneda virtualmente cautiva que puede comprarse pero no venderse.

El rastro de papeles detrás de Vayo Business Sociedad Anónima también es curioso. El 30 de diciembre de 2020, el Boletín Oficial publicó un complemento de edicto sobre la empresa con información de la IGJ, la Inspección General de Justicia, que establecía como objeto de la empresa “tomar o dar todo tipo de préstamos en dinero en moneda nacional o extranjera o en valores de deuda pública o privada, a particulares o sociedades constituidas o a constituirse, con o sin garantías reales o personales y en general realizar todo tipo de operaciones financieras con recursos propios, excluyendo las operaciones comprendidas en la ley de entidades financieras, actividades de ahorro público y toda otra que requiera concurso público”.

Natalia Oreiro para Vayo Business

Suena todo muy importante, pero en realidad, la historia del origen de Vayo es más modesta. Fue creada, curiosamente, un mes y tres días antes de esa publicación. Su principal socia, con un 95% del paquete accionario, es Ana María Lavitola, una mujer de Comodoro Rivadavia de 68 años. Para registrarla, no usó la dirección de una importante torre de Puerto Madero, sino su domicilio, una casa baja en el sencillo barrio José Fuchs de Comodoro. En la esquina hay una casilla con techo de madera. Vayo Business también tiene un domicilio fiscal porteño en un edificio desgastado del Once.

Lavitola conformó dos empresas más, Futbol Coin y Polo Coin, ligadas al negocio cripto. En ellas, el principal socio es Walter Ramon Cárcamo, de 35 años, ex empleado bancario con domicilio fiscal en una rotisería de Rada Tilly. Cárcamo posó en el lanzamiento de Universal Exchange como CEO del proyecto de acuerdo a la autopromoción del grupo. El Boletín Oficial lo muestra como accionista mayoritario de la firma con el 80%. Irónicamente, Universal Exchange no tiene ni siquiera un CUIT para poder operar, mucho menos una app para descargar en Google Play.

Por Fútbol Coin y Polo Coin, Walter Cárcamo también tiene 9 cheques rechazados por falta de fondos a su nombre de acuerdo a datos del BCRA. Adeuda otros $16,2 millones. Cárcamo también es empleado de Vayo Business, así que le deben aportes a él también.

¿Hay una causa penal en contra de Vayo? Por lo menos, no en Chubut, según fuentes judiciales. Tampoco figura un reclamo en su contra en los sistemas de los fueros civiles y comerciales porteños, donde podrían iniciarse demandas por cobro ejecutivo, entre otras figuras y donde Cositorto tiene un pedido de quiebra pendiente. Lavitola casi no tiene antecedentes penales en Chubut, en 2020 fue denunciada por estafa, una presentación desestimada.

Leandro Usín, su hijo, que no figura en ninguna de las sociedades de la trama, tiene un prontuario mucho peor.

infobae

Es un célebre estafador en la Patagonia, parte del folklore del Sur de truchos y delincuentes contemporáneos. En mayo de 2021 fue condenado a un año y ocho meses de cárcel por siete casos de estafa y falsificación de documento público en un juicio abreviado donde aceptó su culpa y la pena impuesta. También aceptó resarcir a sus víctimas por un monto total de 600 mil pesos. A ninguna le quitó, por ejemplo, más de 150 mil pesos. Sus estafas eran pobres, deslucidas, propias de un cuentero de pueblo. Mentía con cheques falsos con firmas inventadas para comprar diversos productos como un reloj, un kayak, cualquier cosa.

Durante la segunda mitad de 2021, Vayo efectivamente tuvo una oficina en una torre de Puerto Madero, sobre la calle Juana Manso, donde ocurrían reuniones y planeamientos. Ana María Lavitola, asegura una fuente que conoció los movimientos del lugar, nunca estuvo allí.

Quien la frecuentaba a diario y quien daba incluso ordenes, según esta misma fuente, era su hijo, Leandro Gustavo Usín, condenado por cuentero de poca monta.

Entonces, ¿cómo todo esto se convierte en un imperio cripto que le paga a famosos por poner la cara en Instagram? ¿Cuánto les pagaban? Una de esas celebridades los explica.

Leandro Usín, hijo de Lavitola.
Leandro Usín, hijo de Lavitola.

“Cobré 300 mil pesos por una story”, admite una celebridad, con exposición en televisión, una figura con años de trayectoria. “Debo ser de los que menos cobraron, olvidate. Me contactó una supuesta mina de marketing de Vayo por un intermediario. Está muy instalado que llegue por terceros, hay como relacionistas públicos de las stories de Instagram que te consiguen estas changas, la guita me venía bárbaro”.

Hoy, se arrepiente: “Vi que era turbio al toque y me fui, al carajo. Dije que no a una segunda story y no llamaron nunca más. Es una vez, pero quedás marcado para siempre”.

Hubo números mucho mayores, según la fuente que conoce de cerca lo que ocurría en las oficinas de Vayo: una famosa con permanencia en programas y perfil divertido en redes supuestamente se llevó cinco mil dólares. Otra famosa de más alto calibre cobró 9 mil dólares por mes.

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