
“Tenés que verla, no sabés lo que vas a llorar”, repetía la gente después de ver La Tregua. La ópera prima de Sergio Renán fue la primera película argentina en ser nominada para los Premios Oscar. Y marcó, sin lugar a dudas, un antes y un después en la prolífica carrera del director, quien falleció a los 82 años el 13 de junio de 2015, dejando un importante legado tanto por su trabajo en cine, como en teatro y televisión.
Había nacido como Samuel Kohan el 30 de 1933 en las colonias agrícolas de San Salvador, Entre Ríos. Era hijo de un matrimonio de inmigrantes judíos y, desde muy chico, se interesó por la literatura y la música. Cursó sus estudios en el colegio Mariano Moreno de Buenos Aires y estudió violín en el Teatro Colón, donde hizo sus primeras presentaciones siendo apenas un adolescente. Pero su mayor interés pasaba por la actuación.
Empezó a tomar clases de teatro con Hedy Crilla, quien había introducido al país las técnicas de Konstantin Stanislavski y Bertolt Brecht y, entre otros, había guiado a alumnos de la talla de Alfredo Alcón, María Rosa Gallo y Lautaro Murúa. Pero la maestra no le veía mucho futuro a Renán. “Pensás demasiado”, le decía a este muchacho de 18 años al que su padre solía llevar tanto a la cancha de Racing como a las reuniones del Partido Socialista.
Por aquellos años se casó y tuvo a su única hija, la pintora Nora Renán. Pero el matrimonio duró poco más de dos años y, luego de eso, poco se supo de la vida privada de Sergio hasta mucho tiempo después, cuando se puso en pareja con Adriana Herrero, quien lo acompañó hasta el final de sus días. Y, pese a los malos presagios, siguió a su corazón y se abocó de lleno a su carrera como actor.
Le fue bien. Siendo todavía muy joven, participó en películas como La cifra impar de 1962, Circe de 1964 y El perseguidor de 1965. En la década de los 70, en tanto, dirigió Las Grandes novelas por Canal 7 y debutó como director de teatro con la obra Las criadas, que fue seguida por muchas otras. Pero fue su debut como director de cine lo que lo consagró definitivamente con La Tregua.
La película se estrenó el 1 de agosto de 1974, con una adaptación de la novela homónima de Mario Benedetti. Narraba la historia de amor de un viudo a punto de jubilarse y una joven recién entrada a la oficina, que debía vencer tanto a los prejuicios sociales como a la diferencia de edad. Y contaba con grandes actores entre los que figuraban Héctor Alterio y Ana María Picchio en el rol protagónico y Luis Brandoni, Marilina Ross, Antonio Gasalla y Norma Aleandro en papeles secundarios. “La clave fue encontrar un elenco que pudiera transmitir emociones simples, pero profundas”, reconocio Renán.
Este fue el primer film argentino en captar la atención de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que decidió nominarla como Mejor Película Extranjera. Y, aunque no logró quedarse con el galardón, que terminó en manos de Amarcord de Federico Fellini, se convirtió en una de las producciones más taquilleras del cine argentino y abrió un camino que luego siguieron La historia oficial de Luis Puenzo en 1986 y El secreto de sus ojos de Juan José Campanella en 2010, por mencionar a las dos que sí lograron quedarse con el preciado Oscar.
Claro que, así como no dejó de cosechar elogios por este trabajo, Renán también se convirtió en el centro de las críticas por haber sido el realizador del documental La fiesta de todos, de 1979, filmado en plena dictadura militar para celebrar el triunfo de la selección argentina de fútbol en el Mundial ‘78. Cabe señalar que el propio director se mostró arrepentido de haber hecho esta producción, utilizada de manera propagandística por el gobierno de facto, y dijo haber sido presionado para llevarla a cabo. “No debí hacerla y eso es algo que nunca terminaré de perdonarme”, reconoció en una entrevista. De todas formas, este fue un estigma que nunca pudo borrar de su currículum.

En 1989 y 1996, Renán se desempeñó como director del Teatro Colón, tras ser nombrado por Carlos Grosso, por entonces intendente de la Ciudad de Buenos Aires. Volvió a asumir ese cargo brevemente entre 2000 y 2001 y fue muy elogiado por su gestión. “Este fue, probablemente, el desafío más complejo de mi carrera. Era una tarea que exigía un equilibrio entre lo artístico y lo administrativo y con un nivel de exposición constante”, declaró años más tarde. También fue director del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina.
La salud de Renán comenzó a deteriorarse en 1997 a raíz de una pancreatitis aguda, que lo llevó a estar 64 días en estado de coma y que le dejó secuelas como la diabetes. Por otra parte, también tuvo que batallar contra un cáncer de laringe, del que tras un largo tratamiento había podido recuperarse aunque nunca dejó de preocuparlo. Pero siguió trabajando. Su última película como director fue Tres de corazones, protagonizada por Nicolás Cabré, Mónica Ayos y Luis Luque, que se estrenó en 2007.
Murió hace 10 años a raíz de una neumonía. Llevaba varias semanas internado debido a sus complicaciones respiratorias cuando su cuerpo dijo basta. Y una multitud de amigos y colegas lo despidieron en un velatorio que tuvo lugar en un lugar que le era propio: el Teatro Colón. Sus restos descansan en el Panteón de actores del Cementerio de la Chacarita. Y sus trabajos, entre los que se incluyen Crecer de golpe, estrenada en 1977 en plena dictadura, o Gracias por el fuego de 1984, quedaron para siempre como su legado cultural.
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