
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “se estima que en el mundo hay 1280 millones de adultos, de 30 a 79 años, con hipertensión”, siendo que el 46% de ellos “desconoce que padecen esta afección”. Esta afección es considerada como “una de las causas principales de muerte prematura” en todo el planeta. Ahora, un equipo internacional de investigadores identificó, por primera vez, qué regiones específicas del cerebro se dañan por la presión arterial alta y cómo este aspecto puede contribuir en el deterioro cognitivo y el desarrollo de la demencia.
Mediante un comunicado, los expertos señalaron que se conoce cómo “la presión arterial alta está involucrada en la demencia y el daño a la función cerebral”, aunque no se habían logrado desentrañar los mecanismos. Sin embargo, en este estudio publicado en el European Heart Journal, lograron identificar estas regiones y cómo suceden estos eventos, gracias a la recopilación de “imágenes por resonancia magnética (MRI) de cerebros, análisis genéticos y datos de observación de miles de pacientes”. Incluso, para verificar estos hallazgos, evaluaron estos datos en pacientes en Italia con diagnóstico de hipertensión.
“La hipertensión se diagnostica y trata a menos de la mitad de los adultos que la presentan (solo al 42%) y apenas uno de cada cinco adultos hipertensos (el 21%) tiene controlado el problema”, advirtieron desde la OMS. Al tiempo que los expertos destacaron, en el escrito, que “la presión arterial alta es común y ocurre en el 30 % de las personas en todo el mundo, y un 30 % adicional muestra las etapas iniciales de la enfermedad”.

Tomasz Guzik, líder de la investigación y profesor de Medicina Cardiovascular en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y la Facultad de Medicina de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia), explicó: “Mediante el uso de esta combinación de enfoques de imágenes, genéticos y de observación, hemos identificado partes del cerebro que se ven afectadas por aumentos en la presión arterial, incluidas áreas llamadas putamen (NdeR: estructura en el cerebro con un rol fundamental en los movimientos de las extremidades) y regiones específicas de materia blanca”.
En ese sentido, destacó que “estas áreas podrían ser donde la presión arterial alta afecta la función cognitiva, como la pérdida de memoria, las habilidades de pensamiento y la demencia”. “Verificamos nuestros hallazgos al estudiar un grupo de pacientes en Italia que tenían presión arterial alta, descubrimos que las partes del cerebro que habíamos identificado estaban efectivamente afectadas”, agregó.
Es que, según señalaron los expertos, los estudios han demostrado que la hipertensión afecta el funcionamiento del cerebro y que puede causar cambios a largo plazo. Estas modificaciones, que se hallaron en “nueve partes del cerebro, estaban relacionados con una presión arterial más alta y una peor función cognitiva”. “Estos incluían el putamen, que es una estructura redonda en la base de la parte frontal del cerebro, responsable de regular el movimiento e influir en varios tipos de aprendizaje”, describieron.

Al tiempo que advirtieron que “otras áreas afectadas fueron la radiación talámica anterior, la corona radiada anterior y el brazo anterior de la cápsula interna, que son regiones de sustancia blanca que conectan y permiten la señalización entre diferentes partes del cerebro”. Según explicaron, “la radiación talámica anterior está involucrada en funciones ejecutivas, como la planificación de tareas diarias simples y complejas, mientras que las otras dos regiones están involucradas en la toma de decisiones y el manejo de las emociones”.
“Los cambios en estas áreas incluyeron disminuciones en el volumen del cerebro y la cantidad de área de superficie en la corteza cerebral, cambios en las conexiones entre diferentes partes del cerebro y cambios en las medidas de la actividad cerebral”, aseguraron los investigadores.
Mateusz Siedlinski, primer autor del estudio, el profesor asociado e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Jagiellonian, se refirió a este hallazgo y aseguró: “Nuestro estudio, por primera vez, identificó lugares específicos en el cerebro que están potencialmente asociados de manera causal con la presión arterial alta y el deterioro cognitivo”.

“Se sabe desde hace mucho tiempo que la presión arterial alta es un factor de riesgo para el deterioro cognitivo, pero cómo la presión arterial alta daña el cerebro no estaba claro. Este estudio muestra que regiones específicas del cerebro tienen un riesgo particularmente alto de daño por presión arterial, lo que puede ayudar a identificar a las personas en riesgo de deterioro cognitivo en las primeras etapas y, potencialmente, a orientar las terapias de manera más efectiva en el futuro”, aseguró la profesora Joanna Wardlaw, coautora del estudio y jefa de Ciencias de Neuroimagen en la Universidad de Edimburgo.
En tanto, Guzik agregó: “Esperamos que nuestros hallazgos puedan ayudarnos a desarrollar nuevas formas de tratar el deterioro cognitivo en personas con presión arterial alta. Estudiar los genes y las proteínas en estas estructuras cerebrales podría ayudarnos a comprender cómo la presión arterial alta afecta el cerebro y causa problemas cognitivos”.
“Además, al observar estas regiones específicas del cerebro, podemos predecir quién desarrollará pérdida de memoria y demencia más rápido en el contexto de la presión arterial alta. Esto podría ayudar con la medicina de precisión, de modo que podamos orientar terapias más intensivas para prevenir el desarrollo de deterioro cognitivo en pacientes con mayor riesgo”, aseguró quien lideró el trabajo.

Esta investigación fue “cofinanciada por el Consejo Europeo de Investigación, la Fundación Británica del Corazón y el Ministerio de Salud de Italia”, indicaron los expertos mediante un comunicado, al tiempo que destacaron “que el profesor Guzik y el equipo internacional de investigadores utilizaron datos de imágenes de resonancia magnética del cerebro de más de 30 000 participantes en el estudio del Biobanco del Reino Unido, información genética del genoma estudios de asociación amplia (GWAS) del UK Biobank y otros dos grupos internacionales (COGENT y el Consorcio Internacional para la Presión Arterial), y una técnica llamada aleatorización mendeliana”.
“La aleatorización mendeliana es una forma de utilizar la información genética para comprender cómo una cosa afecta a otra”, destacó Guzik. Y explicó que este método “prueba si algo está potencialmente causando cierto efecto, o si el efecto es solo una coincidencia” y funciona “utilizando la información genética de una persona para ver si existe una relación entre los genes que predisponen a una presión arterial más alta y los resultados.”
“Si existe una relación, entonces es más probable que la presión arterial alta esté causando el resultado. Esto se debe a que los genes se transmiten aleatoriamente de los padres, por lo que no se ven influenciados por otros factores que podrían confundir los resultados. En nuestro estudio, si un gen que causa la presión arterial alta también está relacionado con ciertas estructuras cerebrales y su función, entonces sugiere que la presión arterial alta realmente podría estar causando una disfunción cerebral en ese lugar”, señaló el experto.
Del estudio también fueron parte el Dr. Ernesto Schiffrin, del Hospital General Sir Mortimer B. Davis-Jewish y la Universidad McGill, Montreal, (Canadá), y el Dr. James Engert, del Instituto de Investigación del Centro de Salud de la Universidad McGill, Montreal, quienes afirmaron que “se requieren más estudios mecánicos de los efectos de la PA [presión arterial] en la función cognitiva para determinar las vías causales precisas y las regiones cerebrales relevantes”.
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