
Conciliar el sueño no siempre es una tarea sencilla. Muchas personas se acuestan con la intención de dormir, pero su mente sigue activa, repasando pendientes, preocupaciones o simplemente enredándose en pensamientos que impiden la relajación. La dificultad para desconectar es una de las principales razones por las que el insomnio y los trastornos del sueño se han convertido en problemas cada vez más comunes.
En la búsqueda de soluciones, algunos recurren a la meditación, otros a infusiones relajantes o incluso a fármacos para inducir el sueño. Sin embargo, un hábito tan simple como leer un libro antes de acostarse ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para reducir el estrés y facilitar el descanso. Un estudio de la Universidad de Sussex reveló que la lectura puede disminuir los niveles de estrés hasta en un 68%, consolidándose como una de las mejores opciones para preparar la mente y el cuerpo para dormir.
Pero no se trata solo de cualquier tipo de lectura ni de cualquier formato. La ciencia ha demostrado que los libros en papel son la opción ideal, ya que los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que interfiere en la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el ciclo del sueño. Además, leer bajo una iluminación tenue y en un ambiente tranquilo potencia aún más sus beneficios.

¿Por qué leer ayuda a dormir mejor?
Sumergirse en un libro antes de acostarse permite que la mente se enfoque en una historia y deje de lado las preocupaciones diarias. Según el doctor David Lewis, líder del estudio realizado en la Universidad de Sussex en 2009, la lectura “ayuda a que la mente se enfoque en lo que estamos leyendo, dejando de lado pensamientos ansiosos y dándonos una anhelada sensación de tranquilidad ideal para dormir”.
La neuróloga Julia Santón, del Centro del Sueño UC Christus de Chile, coincide en La Vanguardia, en que este hábito es recomendable para quienes tienen dificultades para desconectar mentalmente: “Es uno de los consejos que damos por norma general a las personas que no pueden apagar el cerebro y se quedan con algo dándole vueltas a la cabeza”.
Además, leer en formato físico es una opción preferible a los dispositivos electrónicos, ya que estos últimos emiten luz azul, la cual interfiere en la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño.

Los hallazgos del estudio
La investigación publicada en la revista Scientific Research, concluyó que leer antes de dormir puede reducir el estrés en un 68%, un porcentaje superior al de otras actividades relajantes. De acuerdo con los datos, escuchar música disminuye el estrés en un 61%, beber té en un 54%, caminar en un 42% y jugar videojuegos en un 21%.
El estudio destaca que “sumergirse en un libro permite calmar la mente y facilita un mejor descanso. Al leer, las preocupaciones diarias quedan en un segundo plano, lo que favorece una transición más rápida hacia un estado de relajación y tranquilidad”.
Asimismo, se recomienda leer al menos seis minutos antes de dormir para obtener estos beneficios. Sin embargo, más allá del tiempo exacto, lo importante es que la actividad se prolongue hasta que el sueño llegue de manera natural, sin establecer un límite estricto que pueda generar ansiedad.

Otros consejos para dormir bien y lograr un buen descanso
Además de la lectura, existen otras estrategias recomendadas por especialistas para mejorar la calidad del sueño. Según Mayo Clinic, mantener una rutina nocturna adecuada y evitar hábitos poco saludables puede marcar la diferencia:
- Mantenerse activo: realizar ejercicio durante el día ayuda a regular el sueño nocturno.
- Llevar una dieta saludable: consumir frutas, verduras y cereales integrales contribuye al bienestar general y a una mejor calidad de sueño.
- Evitar la cafeína y el alcohol en la noche: estas sustancias pueden alterar los ciclos de descanso.
- Practicar la meditación: enfocarse en la respiración y reducir el ruido mental genera calma y equilibrio emocional.
- Fortalecer las relaciones sociales: el contacto con familiares y amigos brinda apoyo emocional y reduce la ansiedad.
- Aprender a decir “no”: asumir demasiadas responsabilidades puede aumentar el estrés, afectando negativamente el sueño.
Crear un ambiente adecuado también es fundamental. También se recomienda utilizar una luz tenue que ilumine directamente las páginas del libro y evitar distracciones como el teléfono móvil o la televisión antes de acostarse.
Incorporar este hábito en la rutina nocturna, junto con otros hábitos saludables, puede marcar la diferencia para quienes buscan un descanso reparador.
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