Infobae dialogó con el analista internacional Jorge Castro sobre lo que significa el triunfo del Frente de Todos en la región y cuáles podrían ser sus consecuencias. También sobre las prioridades del nuevo gobierno en material de política exterior.
La fórmula de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ya recibió felicitaciones de los principales líderes de izquierda de la región y anuncios de trabajar juntos "en favor de la unidad latinoamericana” y la “Patria Grande”.
Castro hizo hincapié en la necesidad del próximo gobierno de un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para avanzar en las negociaciones con Fondo Monetario Internacional, en un contexto de fuerte volatilidad y dudas sobre cómo se van a encarar los próximos vencimientos de deuda. La nueva directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, felicitó con un tweet esta mañana a Fernández por la elección de ayer y convertirse en el presidente electo de Argentina.
El periodista y analista internacional también se refirió a la que se preanuncia como una difícil relación con el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien hoy dijo que “Argentina eligió mal”, en referencia a las elecciones de ayer domingo, y que “no pretendía felicitar" a Fernández hasta “ver cuál es su posición real en la política”.
-¿Cuál debe ser la prioridad del nuevo gobierno en materia de política exterior?
-La prioridad absoluta del próximo gobierno de Alberto Fernández, a partir del 10 de diciembre, es la que surge de la situación que enfrenta la Argentina en 2020. El país tiene que afrontar pagos por USD 25.000 millones por sus obligaciones de deuda pública. En el caso de que no logre refinanciar estas obligaciones, el país se va a ver obligado a un ajuste del gasto público por más de 6 puntos del PBI. Este ajuste sería todavía mayor que el hizo Mauricio Macri en los últimos dos años. Por lo tanto torna inexcusable e ineludible un acuerdo con el FMI, ante todo, para refinanciar la deuda privada con núcleo en Wall Street.
-¿De qué depende ese acuerdo con el FMI?
-El acuerdo con el Fondo está condicionado a un acuerdo previo del gobierno de Alberto Fernández con el gobierno de Donald Trump. Por eso, la prioridad absoluta en política exterior del nuevo gobierno debería ser un acuerdo político estratégico con el presidente de los Estados Unidos.
-Hoy Bolsonaro dijo que “Argentina eligió mal” y que no pretendía felicitar al nuevo mandatario electo hasta “ver cuál es su posición real en la política”. ¿Cómo puede seguir la relación con Brasil?
-Para la Argentina como país es absolutamente prioritaria la relación con Brasil dentro del marco del Mercosur. En este momento, la relación entre Alberto Fernández y Bolsonaro está virtualmente rota. Pero al mismo tiempo, el gobierno de Bolsonaro -a través de su ministro de Economía, Paulo Guedes- ya le informó al gobierno argentino que va a proceder a reducir el arancel externo común hacia terceros países del Mercosur, llevándolo a la mitad en un plazo de cuatro años. Del nivel actual 13,5 punto promedio promedio a un nivel un 6% promedio en ese lapso.
-¿Qué significa esa reducción de aranceles para el Mercosur?
- Que la economía brasileña, en forma unilateral respecto al Mercosur, va a proceder reducir en igual escala sus aranceles externos. Va a abrir la economía brasileña, que es la más cerrada del mundo, en un plazo de 4 cuatro años. Va a disminuir de 13 a 35% que tiene actualmente, a la mitad, en todos los casos. Y lo que el gobierno de Bolsonaro ya le ha dicho a Mauricio Macri es que, en caso de que Argentina no esté de acuerdo con este proceso de apertura, Brasil va a denunciar el Mercosur como una unión aduanera con arancel externo común hacia terceros países, y transformarla simplemente en una zona de libre comercio. Esto es lo que está atrás de esta sucesión de expresiones criticas del presidente Bolsonaro hacia el próximo gobierno de Alberto Fernández.
-¿Qué implicancias tendrá para la Argentina?
-La economía argentina se va a ver afectada porque Brasil es el principal mercado para las exportaciones argentinas. El mercado brasileño es esencial para las exportaciones de la industria automotriz que, en más de un 80%, se dirigen hacia un solo mercado, el vecino país. Por eso, para la Argentina la relación con Brasil es absolutamente prioritaria, de modo que acá hay una cuestión vital que hace al interés nacional más estricto.
-Cristina Kirchner fue crítica anoche al celebrar el triunfo de la situación que atraviesa Chile y en la campaña también lo había sido Alberto Fernández. ¿Puede cambiar la relación con ese país a partir del nuevo gobierno del Frente de Todos?
- Alberto Fernández no va a tener ningún inconveniente en mantener el estado de relaciones entre Argentina y Chile con Sebastián Piñera en los mismo términos en que las ha llevado adelante Macri. El presidente electo tiene una idea muy pragmática de la relaciones internacionales, y en el caso de Chile no hay ningún conflicto entre los dos países.
-Alberto Fernández ya hizo pública una posición moderada sobre Venezuela en sintonía con los mandatarios de Uruguay y México, alineados con el denominado Grupo Puebla, en lugar del Grupo Lima que integra Argentina, muy crítico del gobierno de Nicolás Maduro. ¿Cómo ve ese viraje internacional para el país?
-El primer punto a acordar con el gobierno de Donald Trump de parte de Alberto Fernández es cuál va a ser la posición del nuevo gobierno argentino y si mantiene o no una drástica oposición al régimen en Venezuela conducido por Maduro. Este es el punto central de la negociación con Estados Unidos. Trump fija su política con los distintos países de la región según sea su posición respecto de Venezuela. Esta no es una cuestión de definición de categoría de ciencia política sobre si es un régimen autoritario o una dictadura , es un cuestión de participar – o no- del proceso aislamiento y de sanción que realizan los distintos países de América del Sur, más los Estados Unidos, hacia el régimen de Nicolás Maduro.
-Entonces, ¿es clave la posición que adopte Argentina respecto de Venezuela?
-Es el punto central de la negociación con Trump. Y sin esto, no hay acuerdo con Estados Unidos, y sin acuerdo con Trump no hay acuerdo con el FMI.
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