El secretario de Comercio se mostró "optimista" en lograr una excepción a los aranceles al acero y el aluminio

En Washington, Miguel Braun se reunió con su par norteamericano, Wilbur Ross

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Miguel Braun no consiguió el okey definitivo del gobierno de Donald Trump a su pedido de exceptuar a la Argentina de las anunciadas tarifas al acero y el aluminio. Pero tampoco regresa al país con las manos vacías. En su segundo día en esta ciudad donde todavía sopla una brisa helada, el secretario de Comercio de Mauricio Macri se reunió hoy con su par norteamericano, Wilbur Ross, funcionario clave en la Casa Blanca, y recogió una "muy buena y positiva recepción de los argumentos presentados" para reclamar que el país no sea alcanzado por los nuevos aranceles.

"La respuesta fue muy buena, claramente la Argentina no representa una amenaza a la seguridad nacional norteamericana, y somos optimistas de que vamos a poder avanzar hacia una resolución positiva de este tema", afirmó Braun a los medios argentinos en esta capital, entre ellos Infobae.

La reunión con Ross duró unos 20 minutos y, según reconstruyó el secretario de Comercio, "sirvió para entender cómo será el proceso de decisión en materia tarifaria". La Casa Blanca todavía no dio a conocer esa hoja de ruta, que deberá publicar en los próximos días.

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Braun resaltó además que con la administración de Donald Trump "quedó abierto un canal de diálogo que servirá para tener la mejor recepción a nuestros argumentos".

El funcionario de Macri también se reunió hoy con colaboradores de Robert Lighthizer, el representante de Comercio de la Casa Blanca (USTR), quien será en última instancia quien eleve una recomendación al presidente Trump. En ambos encuentros lo acompañaron el subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas, y el embajador argentino en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa.

¿Conclusión? Nada está escrito en piedra en esta pulseada que amenaza con desatar una guerra comercial a gran escala. La decisión final, que se conocerá dentro de los próximos diez días, será del propio Trump, quien además se reservó el derecho de modificar las tarifas y poner o sacar países de la lista negra según su criterio. Hasta ahora sólo México y Canadá, socios de Estados Unidos en el Nafta, fueron exceptuados de los aranceles, fijados por el mandatario estadounidense en 25% para el acero y 10% para el aluminio. La Argentina aspira a integrar ese pelotón y también Australia tiene posibilidades.

Los países de la Unión Europea podrían llevar la disputa a la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero esa estrategia, según fuentes cercanas al secretario de Comercio, no es la más conveniente para la Argentina. "Tenemos más para perder que para ganar si seguimos esa línea", confiaron a Infobae.

Un argumento central que expuso Braun ante Ross fueron el escaso volumen de acero y aluminio que la Argentina exporta a Estados Unidos, por unos 220 millones de dólares en el caso del acero y unos 490 millones en aluminio, principalmente de las empresas Techint y Aluar, que se verían afectadas. Aunque el costo para el país es alto, en términos del mercado importador norteamericano esto equivale a apenas el 0,6% y el 2,6% del total, respectivamente.

"Está claro que la Argentina no representa una amenaza para la seguridad nacional estadounidense", afirmó el secretario de Comercio, en alusión a la razón central que citó Trump para imponer los aranceles. "El argumento de la defensa nacional que invoca Estados Unidos nos encuentra en un buen lugar de cooperación", coincidió Oris de Roa ante los periodistas en la sede de la embajada argentina.

Otros argumentos que llevó Braun a la mesa con Ross fueron el desequilibrio de la balanza comercial, que en 2017 favoreció a Estados Unidos en algo más de 3000 millones de dólares, y la amplia y creciente cooperación que hay entre ambos países en la agenda de seguridad y la lucha contra los delitos transnacionales. La ministra Patricia Bullrich pasó recientemente por esta ciudad para afianzar esos vínculos.

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