Perú reafirma su liderazgo gastronómico mundial al ser elegido Mejor Destino Culinario 2025 por los World Travel Awards

Ferias, rankings y reconocimientos internacionales confirmaron el posicionamiento del país como uno de los destinos culinarios más influyentes, con una propuesta basada en diversidad, tradición e innovación

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La celebración anual reúne a
La celebración anual reúne a chefs, productores y turistas en ferias y festivales, promoviendo la diversidad culinaria, el desarrollo de pequeños negocios y el posicionamiento internacional del país como destino gastronómico de primer nivel (Andina)

Durante 2025, la gastronomía peruana ocupó un lugar central en la agenda cultural y turística internacional. Ferias, competencias digitales y rankings especializados colocaron al país en una conversación global donde la comida dejó de ser un complemento para convertirse en un lenguaje propio. En ese escenario, una frase circuló con fuerza en distintos espacios: “Perú es clave”, una síntesis repetida por promotores, cocineros y analistas del sector.

El interés no surgió de un solo evento. A lo largo del año, la cocina peruana apareció asociada a experiencias que cruzaron fronteras, desde formatos de entretenimiento masivo hasta evaluaciones técnicas realizadas por organismos internacionales, como el primer lugar de Maido en The World’s 50 Best Restaurants. La atención se concentró tanto en los sabores como en las historias detrás de cada preparación, con énfasis en los productos de origen y en las rutas que conectan campo, mercado y mesa.

Ese recorrido derivó en reconocimientos formales que consolidaron una tendencia visible. La cocina del país ya no se presentó solo como una expresión local, sino como una propuesta capaz de dialogar con públicos diversos. En ese marco, los premios otorgados en 2025 funcionaron como una confirmación de un proceso sostenido y no como un episodio aislado.

Reconocimiento internacional como destino culinario

El ceviche peruano sufrió transformaciones
El ceviche peruano sufrió transformaciones luego de la inmigración japonesa a finales del siglo XIX.

Una de las categorías más visibles correspondió al reconocimiento como “Mejor Destino Culinario del mundo 2025 (World’s Leading Culinary Destination 2025)”. La distinción se vinculó con una oferta que integra ingredientes andinos, amazónicos y costeños, presentes en platos que circulan tanto en espacios tradicionales como en propuestas contemporáneas.

La información oficial resaltó que “cada comida es una experiencia cultural y sensorial imperdible”. Esa afirmación sintetizó el enfoque del premio, que valoró no solo el resultado final del plato, sino el contexto que lo rodea. El reconocimiento apuntó a una cocina que forma parte de la vida diaria y que mantiene una relación directa con el territorio.

Ciudades como Lima, Arequipa, Cusco y Chiclayo figuraron como puntos de encuentro para esa diversidad gastronómica. En cada una, las recetas reflejaron intercambios entre regiones y la continuidad de saberes locales. El premio destacó una propuesta culinaria entendida como patrimonio cotidiano y no limitada a circuitos turísticos específicos.

Diversidad regional y circulación de saberes

Un lomo saltado de ChinaWok.
Un lomo saltado de ChinaWok. Foto: ChinaWok

La diversidad culinaria del Perú se presentó como un mapa dinámico donde cada región aportó técnicas, ingredientes y prácticas propias. En mercados y cocinas familiares, las preparaciones mantuvieron una transmisión constante entre generaciones, con adaptaciones que respondieron a contextos actuales sin romper con el origen de las recetas.

Insumos como el ají amarillo, el maíz morado, la papa nativa y la quinua sostuvieron una presencia transversal. Estos productos no solo integraron platos emblemáticos, también representaron una historia agrícola de larga data que sigue vigente en la cocina diaria. La combinación de estos elementos permitió una identidad culinaria reconocible y, al mismo tiempo, abierta a variaciones.

El recorrido por regiones mostró una amplitud que superó a los platos más difundidos en el exterior. Cada zona ofreció una lectura propia de la cocina nacional, con rituales, tiempos y formas de consumo que dialogaron entre sí.

Costa, sierra y Amazonía en la mesa

El Taste Atlas consideró al
El Taste Atlas consideró al juane como uno de los peores platillos del Perú | Foto composición: Recetas peruanas / Infobae Perú

En la costa, la propuesta culinaria giró en torno a productos marinos y a una relación directa con el litoral. Ciudades como Lima, Piura y Tumbes consolidaron preparaciones donde el pescado y los mariscos ocuparon un lugar central. El ceviche, junto con el arroz con mariscos y el sudado de pescado, figuró como referencia constante dentro y fuera del país.

Se destacó que la variedad de especies marinas y la destreza de los cocineros permitieron que esta cocina convocara tanto a públicos locales como a visitantes extranjeros. La frescura del producto y la sencillez en la preparación definieron un estilo reconocible.

En la sierra, productos como la papa, la quinua y el maíz conformaron la base de una gastronomía vinculada al territorio. Platos como la pachamanca, el cuy chactado y la sopa de quinua evidenciaron la vigencia de técnicas ancestrales y de prácticas comunitarias asociadas a la comida.

La Amazonía aportó sabores propios de su biodiversidad. Ingredientes como el paiche, el camu camu, la yuca y el plátano dieron forma a preparaciones como el juane, el tacacho con cecina y el inchicapi. Para la Agencia Andina, la gastronomía amazónica constituye “una de las expresiones más auténticas de la identidad peruana”, al reflejar una relación directa con el entorno natural y el conocimiento local.

Las migraciones dejaron una marca visible en la cocina peruana. La llegada de comunidades chinas, japonesas, italianas y africanas impulsó fusiones que hoy forman parte del menú cotidiano. Propuestas como el chifa y la cocina nikkei se integraron de manera natural y alcanzaron reconocimiento propio.

Según la Agencia Andina, esta capacidad de integración resultó clave para que el Perú reciba atención internacional como un país abierto a la innovación gastronómica. En 2025, ese rasgo se reflejó en premios, menciones y en una presencia constante en espacios de difusión global, donde la cocina peruana se presentó como una experiencia cultural completa.