Machu Picchu en peligro: así celebró Perú la elección como maravilla del mundo en el 2007

La construcción inca podría perder su distinción internacional debido a la crisis que afecta a locales y turistas

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Machu Picchu en peligro: así celebró Perú la elección como maravilla del mundo en el 2007

Miles de personas celebraron en Perú cuando Machu Picchu fue reconocida como una de las siete maravillas del mundo moderno el 7 de julio de 2007. El anuncio se realizó durante una ceremonia transmitida desde Lisboa y el evento fue seguido por ciudadanos reunidos en distintos puntos del país, con especial concentración en la plaza mayor del Cusco..

La actriz Hilary Swank tuvo a su cargo la presentación en Lisboa. En ese escenario internacional, llamó al explorador Bertrand Piccard, encargado de abrir el sobre que contenía el nombre del cuarto lugar galardonado. Cuando se pronunció “Machu Picchu”, el júbilo estalló entre los asistentes a la ceremonia y también en las calles de Cusco y Lima. Las cámaras de televisión captaron el momento preciso en que la multitud, compuesta por peruanos y turistas, ovacionó la noticia en la Plaza de Armas cusqueña.

El viceministro de Turismo y el alcalde del distrito de Aguas Calientes subieron al escenario para recibir el reconocimiento en nombre de Perú y la región andina. La inclusión de la ciudadela inca entre las maravillas modernas la posicionó junto a la Gran Muralla China, Petra (Jordania), el Cristo Redentor (Brasil), el Coliseo Romano (Italia), el Taj Mahal (India) y Chichén Itzá (México).

Machu Picchu en peligro: así celebró Perú la elección como maravilla del mundo en el 2007

Durante la ceremonia, Bertrand Piccard pronunció un mensaje enfocado en la importancia de preservar el planeta. “Hoy estamos celebrando las maravillas del mundo, pero nuestro planeta es la maravilla del universo. Tenemos que lograr que toda la gente la proteja, que nuestros líderes políticos pongan en marcha las reglas para el desarrollo sostenible, debemos apoyar nuestro futuro porque somos los actores de nuestro propio futuro”, dijo el explorador.

El alcance emotivo atravesó fronteras. Desde el Palacio de Gobierno en Lima, el entonces presidente Alan García se dirigió a la ciudadanía reunida para la transmisión oficial, agradeciendo a todos los actores involucrados. “Gracias al mundo, gracias al Cusco, gracias a los peruanos de buena fe, gracias a la historia, gracias a Dios, gracias a Machu Picchu. Viva el Perú”, expresó García, cuya declaración fue difundida en directo por la televisión nacional.

El reconocimiento a Machu Picchu marcó un punto de unión nacional y puso bajo los reflectores internacionales a la “ciudad perdida de los incas”. A partir de ese día, la ciudadela pasó a ocupar un lugar junto a otros seis monumentos de relevancia global: la Gran Muralla China, Petra en Jordania, Cristo Redentor en Brasil, Coliseo Romano en Italia, Taj Mahal en India y Chichén Itzá en México.

Machu Picchu en peligro

La organización New7Wonders advirtió el 13 de septiembre que Machu Picchu podría perder su título como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo debido a la falta de gestión integral y sostenible. La alerta señala que problemas como la presión turística sin planificación adecuada, precios elevados, denuncias por irregularidades en la venta de boletos, dificultades de acceso, conflictos sociales y una notoria falta de coordinación institucional están afectando seriamente la experiencia de quienes visitan el santuario y dañando la reputación de Perú a nivel internacional.

New7Wonders enfatizó que la permanencia de Machu Picchu en este selecto grupo depende de acciones inmediatas por parte del Estado peruano. La organización recordó que el título fue fruto de una movilización nacional y no un regalo.

La crisis se agrava por bloqueos en la vía férrea y protestas en la ruta de buses, además de cuestionamientos sobre la venta de boletos y el control del acceso. La exministra Mara Seminario expresó su indignación y urgió a las autoridades a intervenir con liderazgo y prontitud, advirtiendo que perder el estatus de maravilla afectaría la economía y el orgullo nacional. La advertencia representa un ultimátum para preservar el valor universal de Machu Picchu.