Los capibaras, conocidos como ronsocos en Perú, no solo son los roedores más grandes del mundo, sino también un auténtico fenómeno global. Desde la selva de Ucayali hasta la sala Mochica del Ministerio de Cultura, estas criaturas llegan a Lima convertidas en arte de la mano del maestro Roldán Pinedo, un artista shipibo-konibo que presenta su obra en Ruraq Maki. Tajimat Pujut, una de las exposiciones de arte y artesanía tradicional más importantes del país.
Roldán Pinedo o Shoyan Shëca (su nombre shipibo), nacido en San Francisco, comunidad del pueblo shipibo-konibo cerca de Pucallpa, expone una colección de cuadros pintados en telas y lienzos, realizados con pintura acrílica. En sus obras, los capibaras o ronsocos son protagonistas, representados en vibrantes colores y expresiones que reflejan su simpatía y ternura natural.
“Los capibaras forman parte de nuestra comunidad y es lamentable ver como con el pasar del tiempo, cada vez son menos las familias que se ven paseando por nuestras tierras al pie del río Ucayali. Han sido depredados y los pocos que quedan, los estamos criando como nuestras mascotas, para asegurar su permanencia y creación por un largo tiempo”, comenta el maestro Roldán, quien actualmente reside en la zona de Cantagallo, asentamiento donde se concentra la mayor cantidad de shipibos en Lima.
Esta conexión personal y cultural con los ronsocos inspira una obra que va más allá del lienzo, pues busca preservar no solo su imagen, sino su tradición. Con trazos enérgicos y un estilo definido, Pinedo pinta a los personajes que lo apasionan: chamanes, sirenas, peces, aves, otorongos, caimanes, boas, constelaciones y todo lo que engloba el espacio amazónico. Sus trabajos se han convertido en un éxito, especialmente en la temporada navideña, con precios que oscilan entre los 300 y 4500 soles. Asimismo, su obra forma parte de la colección permanente del Banco Central de Reserva y del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Un espacio de cultura y tradición
La feria Ruraq Maki (“hecho a mano” en quechua) reúne este año en su edición Tajimat Pujut (que en lengua awajún significa “buen vivir”) a 200 colectivos artesanales de los 24 departamentos del Perú y la provincia constitucional del Callao. El evento, que se realiza en la sede del Ministerio de Cultura hasta el 22 de diciembre, ofrece al público una amplia gama de expresiones culturales, como textiles tradicionales, cerámica, retablos ayacuchanos, entre otros.
Además de la exposición de artesanías, Ruraq Maki ofrece una experiencia completa. Los asistentes podrán disfrutar de la iniciativa Gastronomía Viva, donde se destacan platillos icónicos de la costa, sierra y selva del Perú, en el Patio del Folclore. Asimismo, se realizarán talleres demostrativos de técnicas artesanales declaradas Patrimonio Cultural de la Nación. Ruraq Maki, organizado desde hace 18 años por el Ministerio de Cultura, es mucho más que una feria: es un homenaje a la diversidad cultural del Perú y una plataforma para las comunidades indígenas.
Para los amantes del arte tradicional, Ruraq Maki es una oportunidad única de adquirir piezas únicas y, al mismo tiempo, apoyar a los artesanos peruanos. La feria está abierta al público todos los días, de 10:00 a. m. a 8:00 p. m., en la sede del ministerio en San Borja (Av. Javier Prado Este 2465).
La capibaramanía: Un fenómeno global
Los capibaras, conocidos en el Perú como ronsocos, se han convertido en un verdadero boom social y comercial, capturando la atención de grandes y pequeños. En espacios comerciales como Mesa Redonda y el Mercado Central, estos tiernos roedores aparecen en una variedad de productos, desde llaveros y peluches hasta mochilas y prendas de vestir. Su apacible ternura y su imagen relajada los han convertido también en protagonistas de memes virales, consolidando su popularidad en la cultura urbana del mundo entero.
El fenómeno traspasa fronteras y alcanza países como Japón, donde los capibaras son admirados e incluso celebrados en el anime infantil Kapibarasan. En parques japoneses, como el de Nagasaki, estos animales disfrutan de exclusivas saunas y aguas termales durante el invierno. No obstante, pese a su creciente aceptación, el Serfor advierte sobre las amenazas que enfrentan los ronsocos en América del Sur debido a la deforestación y la expansión agrícola, llamando a proteger a esta especie emblemática que puede llegar a medir 1,5 metros y pesar más de 60 kilos.