Los 5 mandatos de la maternidad

Sabemos que existen mandatos (lactancia, parto vaginal) que intentan –¡y muchas veces lo logran!– moldear la manera de llevar adelante nuestro rol como mamás. Pero no nos hacen nada bien. En esta nota te contamos cuáles son y cómo hacer para filtrarlos y que no te generen culpa.

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Cuando hace más de 4 años les conté a mis amigas que junto con mi marido Martín pensábamos tener un bebé, una de ellas me dijo: "¡Buenísimo, lo único complicado es el primer mes, que te cuesta un poco dormir". Todavía la estoy buscando para decirle que en realidad fueron decenas de meses que no pude dormir una noche de corrido. Será por eso que hoy que mi hermana espera su primer hijo, soy la "amarga" que le anticipa el lado B . ¿Está mal hablar de ese costado de la maternidad?

De la mano de diferentes profesionales, hablamos sobre los 5 mandatos más comunes, qué hacer para que no nos generen culpa y cómo cortarlos sin por ello ser malas madres.

LA DULCE ESPERA. "El título 'dulce espera' es horroroso. Entiendo que la palabra 'dulce' refiere a que la mujer que lo buscó y lo planificó sabe que luego de esos 9 meses llega su hijo, pero transitar el embarazo puede generar situaciones incómodas que no son de lo más lindo", comenta la obstetra Fernanda Lage (M. N. 122.877), del Servicio del Hospital Italiano. Claro, nadie nos cuenta de antemano que –además de los visibles cambios en el cuerpo– aparecen miedos, ansiedad, falta de sueño, angustia, fantasías, y que nuestras hormonas se vuelven un poquito locas. "Es una etapa corta, de hecho es sólo un rato de la vida, pero para la mayoría no es la etapa ideal", agrega la especialista.

“Pariras con dolor”
“Pariras con dolor”

PARIRÁS CON DOLOR. El mandato versión 2.0 afirma que si una se banca el parto normal –¡muchas incluso sin analgesia!– es mejor mamá que la que recibe a su hijo por cesárea. ¿Es tan así? ¿Eso nos hace mejores o peores? Lage explica que "no la hace mejor ni peor mamá tener un parto vaginal sin analgesia. No hay que frustrarse por no tener un parto normal ni creer que eso va a incidir en la relación con el hijo. El vínculo con el bebé no pasa por ahí".

UN AÑO DE TETA. ¿Y si no puedo? ¿Y si no quiero? "Está bueno pensar en la lactancia materna como el plan A porque es la alimentación de la especie, pero en el medio pueden pasar un montón de cosas. A la gente le resulta raro escuchar que la mujer hable del 'no deseo' de amamantar porque hablar de deseo y de mujer es demasiado y resulta fuerte", explica Paola de los Santos, puericultora universitaria, psicóloga social y autora del libro #YoDoyLaTeta.

"Las mujeres somos dueñas de nuestras tetas  y nosotras decidimos qué hacer con ellas", agrega. La pediatra Celeste Celano (M. N. 127.066), jefa del Servicio de Pediatría del Sanatorio Modelo de Caseros, explica que "amamantar crea un vínculo hermoso cuando el bebé succiona bien y cuando la mamá se siente feliz de darle el pecho, pero si ella no puede porque tiene mastitis, dolor, alguna enfermedad que no se lo permite y le da una mamadera en lugar del pecho, el vínculo se hace igual por que  ese vínculo es mucho más que el pecho".

“Un año con teta”
“Un año con teta”

VIVIR PEGADA A TU HIJO. Algunas por necesidad económica y otras por razones emocionales deciden retomar el trabajo cuando el bebé apenas tiene unos meses. ¿Está mal elegir volver al trabajo, que tan felices nos hace, y separarnos de nuestro hijo cuando apenas es un bebé? Celano es categórica: "Hay que sacar la culpa del medio. Si yo soy una mamá que pone el foco en lo que los otros van a pensar de mí, en vez de priorizar mi propia necesidad y la del bebé, estoy en un problema. Para que mi bebé sea feliz, yo tengo que ser feliz". Y explica que si la mamá elige ir a trabajar porque le resulta difícil estar las 24 horas todos los días junto a su bebé y trabajar la hace feliz, está bueno tomar esa decisión.

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HAY QUE DARLE UN HERMANITO. Levante la mano quién no empezó a escuchar en su entorno a alguna amiga o abuela sugiriendo que era hora de agrandar la familia para que el nene no sea caprichoso ni malcriado. "Es el mito más grande que escuché", explica Celano y agrega que: "Hay chicos caprichosos y no depende de si tienen hermanos o no, sino de cómo uno los cría". Durañona explica que "el rol materno está muy idealizado y hay un cambio muy grande entre lo que ha sido históricamente el rol de las madres y las madres de hoy. Todavía no nos pudimos desprender de esa idealización con la que crecimos y que no encaja con esta realidad".

Para cerrar, la pediatra sentencia: "Da culpa reconocer lo duro de la maternidad, pero transmitir que todo es color de rosa no es lo cierto. La maternidad es el yin y el yang en su estado perfecto: todo lo que tiene de fantástico, lo tiene de duro y viceversa".

Texto: Carolina Koruk  (mcarolina_k@hotmail.com) Fotos: Latinstock

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