La patria chica en la patria grande

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El presidente Alberto Fernández junto al canciller Felipe Solá (REUTERS/Agustin Marcarian)
El presidente Alberto Fernández junto al canciller Felipe Solá (REUTERS/Agustin Marcarian)

La Cumbre de Mercosur volvió a señalar las diferencias que separan a la Argentina de los restantes miembros. Los discursos de Paraguay, Brasil y Uruguay estuvieron centrados en la necesidad de profundizar el proceso de integración y acelerar la inserción en la economía mundial mediante la realización de nuevos acuerdos de libre comercio y revisión del arancel externo común. Pero fue Luis Lacalle Pou -quien asumió la presidencia del organismo para este semestre- el que habló de un Mercosur real y pragmático para aprovechar las ventajas de un mundo que se mueve a mucha velocidad. El presidente de Uruguay señaló la conveniencia de mantenerse equidistante en el conflicto entre los Estados Unidos, al cual se le hizo una propuesta de un acuerdo de comercio, y China, al que todavía se le debe respuesta a su iniciativa para fortalecer las relaciones con el bloque.

Los presidentes de Paraguay Brasil se refirieron en duros términos al gobierno de Nicolás Maduro y reclamaron la vigencia de la democracia. Ambos expresaron a la presidenta de Bolivia Jeanine Añez su simpatía y la esperanza de su pronta incorporación como miembro pleno al Mercosur.

El presidente Fernández retomó el discurso pronunciado en la Universidad de Buenos Aires en ocasión del encuentro organizado por la Facultad de Ciencias Sociales y CLACSO donde dialogó con el ex presidente Lula da Silva, excluyendo por protocolo los párrafos de simpatía dedicados a los ex mandatarios de Ecuador, Venezuela, Uruguay, Brasil y Bolivia. La exposición en un tono académico estuvo referida a la construcción de la patria grande como lo soñaron San Martín, Bolívar y O´Higgins. El presidente incluyó también su reflexión sobre el efecto devastador del virus sobre los activos financieros que caracterizan al neoliberalismo dejando en evidencia la fragilidad del sistema económico.

El presidente Fernández hizo hincapié en la desigualdad del continente y la necesidad de construir un mundo más igual y equilibrado después de la pandemia citando -como no podía faltar- al papa Francisco. Según el Presidente, el problema de la desigualdad constituye el principal desafío, e instó al presidente Lacalle a tomar en cuenta sus palabras como tarea para el semestre.

La reunión de los presidentes del Mercosur pareció desarrollarse en dos andariveles. La Argentina está encarando una tarea más allá del organismo de integración para adentrarse en darle una perspectiva totalizadora a América Latina con la propuesta de construir una patria grande que permita converger a todos los países en uno para convertirlo en modelo para el mundo. El presidente Fernández parecería sentirse sólo en este emprendimiento para lograr un mundo más igualitario sin el acompañamiento de otros líderes subsumidos en los graves problemas del COVID-19.

La iniciativa de Alberto Fernández dejas atrás los planteos formulados por los presidentes de Brasil, Paraguay y Uruguay e incluso del presidente Piñera, que con una visión más utilitaria se abocaron a plantear los problemas que enfrenta el Mercosur para perfeccionar la Unión Aduanera, avanzar con el Plan de Acción de Puerto Vallarta para la confluencia con la Alianza del Pacífico y las negociaciones de los Acuerdos de Libre Comercio para insertarse en el economía global. Piñera reclamó por los Acuerdos que después de ser firmado no pueden implementarse por oposición o trabas burocráticas.

La patria grande es un eufemismo recurrente que ignora las diferencias culturales y productivas que dieron origen a los países en América Latina y que están en la base de las dificultades para concretar la integración incluso dentro mismo del Mercosur, que después de 30 años repite todos los años las mismas materias sin perspectivas de graduarse. En las posiciones escuchadas en la Cumbre, la Argentina vuelve a diferenciarse con un discurso donde están ausentes las propuestas concretas. La construcción de la unidad requiere sembrar con hechos el camino de la integración.