
En la elección de ayer, el candidato ganador, Alberto Fernández recibió el 48% de los votos y ocho puntos más que el actual presidente Mauricio Macri. Esa diferencia puede significar la posibilidad de retornar a un bipartidismo que proporcione opciones a un electorado estratégico, que no se encuentra necesariamente atado al tradicional clivaje peronismo-antiperonismo. La elección de Raúl Alfonsín, pese a su carácter histórico, pareció haber producido las condiciones para el surgimiento de un sistema político bipartidista, pero la crisis de 2001 interrumpió ese proceso dejando “huérfano” al electorado no peronista como escribió Juan Carlos Torre.
Las elecciones presidenciales hasta 2001 parecían encontrar a votantes estratégicos que polarizaban sobre la opción peronista y la antiperonista con diferencias de alrededor de diez puntos entre ambos. Menem obtuvo 48% de los votos frente al 37% de Angeloz, aun con hiperinflación y una profunda crisis económica. De la Rúa obtuvo 48% frente al 38% de Duhalde con un creciente si bien menos estruendoso deterioro económico. El desempeño económico es clave en la explicación de resultados porque moviliza al electorado estratégico que busca salir del pantano, pero no es determinante para el electorado enfocado en ambos polos de la dicotomía.
La crisis de 2001 hizo fragmentarse a ambos polos y en 2003, el electorado antiperonista o no peronista dividido entre tres candidatos radicales o ex radicales sacaba un tercio frente a los dos tercios del peronismo también dividido. Pensamos que se había acabado el bipardismo y ante la fragmentación electoral de la oposición, los votantes estratégicos quedaban sin opciones y la economía empujada por el boom de las materias primas reducía su búsqueda de las mismas. Se imaginó entonces el nacimiento de una nueva hegemonía kirchnerista.
Sin embargo, el boom agroexportador sería el eje de una renovada oposición basada en las zonas más ricas del cinturón que se extiende de Entre Ríos a Mendoza pasando por Santa Fe, Córdoba, San Luis y el interior de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires. La elección de 2015 y la de ayer mostraron la división geográfica de la Argentina y sugieren que Juntos por el Cambio tiene el potencial de transformarse en la contracara del Peronismo. Esto implicaría que sus dirigentes tomaran conciencia de que los votantes estratégicos prefieren tener alternativas, en lugar de caer en el facilismo de limitarse a una base social que demostró lealtad u horror frente a la alternativa, incluso con una caída de tres puntos del producto y una inflación de al menos 60% (según cifras de FMI).
Los votantes estratégicos son reactivos. El triunfalismo mediático de Juntos por el Cambio antes de las PASO los podría haber llevado a dar un mensaje contundente en agosto. Sin embargo, también puede que el triunfalismo post-PASO del Frente de Todos (y no solamente su recuperación de la actividad política como estrategia electoral) haya ayudado a Macri a remontar en siete puntos y medio su desempeño entre ambas elecciones. Esta remontada es significativa no solamente para definir el papel de Macri en el futuro de su coalición, sino también por sus consecuencias en la Cámara Baja donde el arrastre le permitió a la coalición oficialista ganar nueve diputados con lo que subiría su bloque a 56 legisladores mientras que el Frente de Todos mantiene su bancada de 68. Esto debería ser entonces un incentivo para tratar de mantener unificada la oferta política no peronista que emergió como un mero frente electoral. Sin embargo, Argentina no tiene una gran tradición de renovación de liderazgos y construcción institucional en sus coaliciones políticas recientes. El desafío no es menor pero el incentivo está presente. De las decisiones políticas dependerán no solamente las opciones del electorado sino la existencia de una oposición que pueda controlar al gobierno y negociar políticas públicas. Ambas funciones son claves para la gobernabilidad y el desempeño económico, que definen los incentivos de los votantes estratégicos.
La autora es profesora de la Universidad de Columbia e investigadora invitada del OEAR de CIPPEC
Últimas Noticias
Sindicato y empleador: Causas de los conflictos laborales
El documento detalla que los tipos de desacuerdo laboral se generan por malentendidos o problemas en la comunicación, sobre los roles y las responsabilidades, cuestionamientos sobre liderazgo y gestión, entre otros

El Congreso retro. La ley retro
Existen graves retrocesos como la eliminación de la “Educación Sexual Integral” (ESI), la cual debe ser sustituida por una “educación sexual con calidad científica, ética y valores”, sin definir qué ciencia ni qué valores

La paradoja libertaria
Mientras el presidente Javier Milei transita su momento de mayor fortaleza política gracias a un Congreso, el Gobierno enfrenta una economía todavía frágil, atravesada por incertidumbres macro, advertencias externas y una actividad real que no logra encontrar señales de alivio

La Constitución no ampara la mentira
El artículo 18 de la carta magna buscaba prohibir que se obligara a un imputado de un delito a autoincriminarse. Sin embargo, fue esa la hermenéutica que primó en la jurisprudencia

