Los fueros de la discordia

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(Foto: AFP)
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Entre fueros y desafueros corren comentarios desaforados. El caso de Juan Grabois, que aseguró, temerario, que si Cristina termina presa, estaríamos frente a un "golpe de Estado preventivo". El dirigente de la CTEP ya había asegurado que la ex Presidente es víctima de la mafia de Comodoro Py y está padeciendo una persecución.

Moyano, quien también tiene asuntos pendientes en la Justicia, ha pasado a identificarse fuerte con la ex Presidente. "Sería un honor que un gobierno gorila como este me meta preso". El líder de camioneros redobla la apuesta cargando de extremismo sus palabras: "Yo le digo a Macri, 'no me vas a doblegar… antes de quitarle un derecho a un trabajador que me quite la vida'". Hasta donde uno sabe, no hay pena de muerte en la Argentina y, si la hubiera, no sería el Presidente el encargado de ejecutarla.

La pirotecnia verbal no es patrimonio de sindicalistas ni dirigentes opositores. Tenemos el caso de Elisa Carrió, que gusta de jugar con fuego ofrendando su integridad física en declaraciones e imágenes de alto voltaje que no suman templanza en este tiempo impiadoso.

María Eugenia Vidal hizo también su aporte al sostener que los fueros no deberían existir para nadie.

Federico Pinedo, entretanto, cuenta los porotos. El presidente provisional del Senado asegura: "Si la Cámara Federal confirma la prisión preventiva, Cambiemos votará a favor del desafuero". Solo tiene 25 votos. No alcanza. La ley de fueros demanda mayoría especial.

Considerando la inflexible posición del bloque K, la llave la tiene el peronismo federal. Miguel Ángel Pichetto está harto de ser el malo de la película, pero se mantiene firme en su posición. Consultado al respecto, se expresa ofuscado, no quiere pagar todos los precios, ser siempre el portador de las malas noticias. Se ve obligado a recordar que no quiere que ella vuelva, que sería terrible para el país, pero que no está dispuesto "a ceder ante la presión del odio de los que quieren verla presa". Para el senador no hay desafuero posible hasta que no haya sentencia firme. Dice que sus pares y los gobernadores del PJ acompañan sin cuestionar esta postura.

Ni siquiera los argumentos de estrategia preelectorales parecen moverlo de esta inflexible posición. Minimiza las encuestas que muestran hoy a Mauricio Macri llegando a un seguro ballotage con CFK. Empeñado en ocupar el tercio vacante del escenario preelectoral, y ya recorriendo distritos en precampaña, la prefiere a Cristina jugando en 2019. Una extraña coincidencia con Jaime Durán Barba, a quien todo lo que huela a grieta le sienta bien.

Sostener firme la posición que ya defendió a ultranza en el caso de Carlos Saúl Menem, quien resiste en su banca, pese a estar condenado a 7 años de prisión por tráficos de armas, puede que le traiga a Pichetto algunas tensiones adicionales. Todo esto ocurre en vísperas de la presentación en sociedad del espacio político, que junto a otros que se pretenden presidenciales para el PJ, están luchando por consolidar.

Entre el 6 y el 8 de octubre junto a Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti y Sergio Massa saldrán a escena en orden a definir una propuesta alternativa al menú ya conocido que propone la grieta.

El tema de los fueros ya los diferencia. El gobernador salteño, que desde hace semanas funciona en modo precandidato, sostuvo que, en este caso, en el que se acusa de coimas y sobornos, no hay espacio para fueros. Para Urtubey solo tienen sentido cuando se trata cuestiones políticas no judiciables.

Juan Schiaretti, por su parte, no habló esta vez pero se expresó en contra en 2017, cuando hubo que pronunciarse en el caso de De Vido, oportunidad en la que recordó que en su provincia no tiene fueros ni el gobernador.

Massa, por el momento, no ha expresado públicamente posición en este tema.

Los cuatro esperan medirse en las PASO en caso de no encontrar en los números un claro liderazgo para recuperar el poder en 2019. Visualizan un oficialismo debilitado pero todavía activo y, en cuanto a la Unidad Ciudadana, estiman que el núcleo duro K se irá deshilachando al compás de las novedades judiciales que pondrán a la jefa en escena en cuatro o cinco juicios orales en plena campaña.

Convocado desde el más allá también aparece Néstor Kirchner. En un video del 2009 fija sin medias palabras su posición: "Es hora de que la dirigencia política deje de lado los fueros y rinda cuentas permanentemente cada vez que es citado ante una intervención de la Justicia". Muy lejos del argumento híper K que sostiene que el desafuero de un legislador es un atentado a la democracia. Está claro que el entonces primer ciudadano hacía referencia a Francisco de Narváez, en ese momento requerido por la justicia

Hay que decir que, de acuerdo con la legislación vigente, y aun detenida y con una sentencia en primera instancia, la ex Presidente podría competir en las elecciones. Todavía no está claro para nadie si este escenario le jugaría a favor o en contra.

Entre el sucundún del tsunami monetario y el revoleo de los bolsos y los cuadernos llegó la primavera o, para ser más precisos, el cuarto trimestre. La desopilante seguidilla de detenciones, indagatorias y arrepentimientos no logró tapar el derrape de la economía. La más grande causa de corrupción de la historia argentina convive en la agenda pública con las angustiantes malas nuevas de la crisis y la estampida del dólar, que empieza a bajar su lava letal sobre la vida de todos nosotros.

El dato de la desocupación que se conoció este jueves mete miedo. El 9,6% es el más alto de la era Macri y de los últimos 12 años. Hablamos de números del segundo trimestre en los que la economía se contrajo el 4,2 por ciento. Relevamientos que todavía no expresan el momento más profundo de la devaluación. Tampoco lo harán los registros de pobreza que se miden cada 6 meses y que están a punto de salir a la luz.

El desafío del momento es estabilizar la macro y paliar las consecuencias sociales de la micro. También hacer un esfuerzo por superar la grieta, más allá de conveniencias de marketing electoral.

Todo está cambiando demasiado rápido. Hay nuevos paradigmas. El poder económico se desplaza y concentra en nuevas manos e imprevisibles actores. Los nuevos ricos son ya infinitamente ricos y se distancian de manera exponencial de quienes lo fueron hasta aquí, son los que vieron crecer fortunas descomunales produciendo a nivel global conocimiento e innovación. Los pobres, a su vez, tienden a ser cada vez más pobres, porque los cambios en el mundo del trabajo los despoja de su único capital. Se vuelven prescindibles, innecesarios, descartables.

Los gurúes del futuro auguran tiempos de abundancia pero no logran explicar cómo se repartirá lo producido. Hablan de crecimiento y riqueza, no necesariamente de equidad. Entender el mundo que viene es una apremiante asignatura pendiente de la política.

Salir de la grieta es imperativo y urgente para comprender y prepararse para lo inmediato. Supone desprejuiciarse, bajar preconceptos, aferrarse a la institucionalidad, aflojar con el odio y la cerrazón. Mirar lo que nos rodea en 360. No hay más margen para las simplificaciones.

Las teorías conspirativas, los relatos sellados, las lecturas en blanco y negro ya no alcanzan para describir, entender ni enfrentar la compleja realidad en la que intentamos hacer pie.

Encuadrar nuestras penurias en una historieta de buenos y malos quedó fuera del tiempo. Puede que tranquilice y reconforte encontrar explicación a nuestra pobreza y padecimientos en la matriz que nos dejaron los cuentos del pasado pero no sirve para salir de este atolladero.