Contraste entre dos modelos de futuro posible

Por Ariel Gelblung

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Este último mes hemos sido testigos de distintos hechos que muestran a las claras un marcado contraste entre dos modelos de futuro posible.

Bariloche. Adolescentes de una escuela alemana, de viaje de egresados se disfrazan de Hitler para provocar deliberadamente a sus pares de un colegio judío abierto a la comunidad.

Lanús. Alumnos y recientemente egresados del instituto educativo SEDALO se manifiestan en las redes sociales de forma abiertamente racista, sosteniendo que dichos valores le fueron transmitidos en la escuela. El presidente de la institución declara en los medios de comunicación que el Holocausto fue un error del pueblo alemán.

Cerrillos, Provincia de Salta. El Defensor del Pueblo vuelca expresiones xenófobas y antisemitas en redes sociales, que a esta altura no ofrecen ninguna reacción y continúan prestando impunemente sus plataformas para la transmisión del mensaje de odio, la apología del delito e incitación a la discriminación. Este hecho pone en el tapete la vieja frase latina Quis custodiet ipsos custodes? (¿Quién vigila a quien nos vigila?)

Mendoza. Alumnos de un colegio secundario dependiente de la Universidad de Cuyo utilizan nuevamente las redes sociales (a esta altura, un mundo virtual de incitación al odio ideal) para criticar a Adolf Hitler por no haber sido efectivo en su tarea exterminadora.

Nuestra institución reaccionó instando a Twitter a generar filtros para bajar de su plataforma el mensaje de odio o asumir su responsabilidad como cómplice por acción en la instalación de la xenofobia, la discriminación y el racismo como valores aceptables.

Un panorama desalentador y sombrío.

Sin embargo, hay luz.

Bariloche demostró que la propia ciudad, los medios de comunicación en general y los compañeros no judíos de los atacados reaccionaron inmediatamente.

La condena social y de toda la comunidad política y educativa a lo expresado en Lanús fue casi unánime.

El fallido Defensor del Pueblo que no era apto para su función fue objeto del comienzo del proceso de destitución.

Los estados nacionales y provinciales, así como entes específicos, condenaron los hechos mendocinos.

Simon Wiesenthal, nuestro mentor, sostenía que "para que el mal prospere, solo necesita que los hombres buenos no hagan nada"

Este fin de semana, Argentina fue protagonista de un hecho de construcción social positivo que debe dársele el valor que merece, tendiente al reconocimiento de la acción de dichos hombres buenos.

La comunidad judía de Tucumán quiso hacer su aporte a los festejos del Bicentenario del país que nos tiene como sus ciudadanos e iguales.

El diputado Daniel Lipovetsky, Ariel Gelblung y el gobernador Juan Manzur
El diputado Daniel Lipovetsky, Ariel Gelblung y el gobernador Juan Manzur

Todas las Torot (conjunto sagrado de los cinco primeros libros de la Biblia) que su templo disponía llegaron con la inmigración, hace más de cien años. Estos libros se leen y estudian semana a semana desde hace más de tres milenios.

Decidieron llevar adelante la tarea de generar uno vernáculo. Encargaron a un escriba que copie uno nuevo respetando las normas y tradiciones milenarias, recorriendo toda la Argentina y haciéndolo en comunidades, casas, instituciones culturales, religiosas y deportivas.

La culminación de dicha enorme tarea se llevó a cabo en un solemne acto en un significativo lugar. La Casa de Tucumán, nuestra Casa Histórica, cuna de la Independencia.

La Gobernación toda y el pueblo de Tucumán transformaron su trascendental y efectivo apoyo en un festejo abierto, multitudinario y lleno de emoción que entendía que celebrar 200 años de Independencia del país es honrar la diversidad de sus habitantes, la riqueza en la integración y la generación de luz que disipe la oscuridad que otros pretenden expandir.

Estos contrastes harán que cada uno elija de qué lado quiere estar.  Si quiere luz u oscuridad. Odio o integración. Si se asume como partidario de una sociedad que glorifica la muerte u opta por ser una persona buena que impide que el mal prospere.

El autor es representante del Centro Simon Wiesenthal para América Latina.