
“La minería puede ser una verdadera herramienta para cambiar realidades”, afirma Verónica. En ese sentido, señala que el desarrollo de esta industria puede generar oportunidades de trabajo de calidad y contribuir al ingreso de divisas, un recurso clave para la estabilidad y el crecimiento económico del país.
¿Cuáles son los principales desafíos para el desarrollo de la minería en Argentina?
Uno de los grandes desafíos es conseguir inversiones. Cuando hablamos de minería, hablamos de cientos o miles de millones de dólares. Es fundamental lograr que esos inversores, que pueden elegir entre muchos países, elijan Argentina. Durante muchos años fue muy difícil, y todavía cuesta.
Las inversiones en minería en el país provienen mayormente del exterior: de Canadá, Australia, Inglaterra. Muchas veces, los proyectos se presentan en bolsas internacionales como la de Canadá, donde se sigue de cerca el desarrollo de cada uno. Además de atraer inversión, necesitamos mejorar nuestra eficiencia. Somos una industria relativamente joven y tenemos mucho por avanzar. En logística, por ejemplo, casi todos los insumos y maquinarias se importan; en cambio, los servicios suelen contratarse de manera local, lo que tiene un impacto positivo en las economías regionales.
¿Qué rol juega la logística en el proceso de exportación minera?
La aleación de oro y plata que producimos se presenta en barras que contienen distintos porcentajes de cada metal, dependiendo del origen del mineral. Estas barras están debidamente numeradas, como si fueran lingotes bancarios. El transporte se realiza desde los yacimientos hasta un aeropuerto regional, desde donde comienza la logística aérea. Generalmente se hace vía terrestre con transporte de caudales hasta el aeropuerto, luego en aviones de cabotaje hasta Buenos Aires y, desde allí, a los destinos internacionales.
Uno de los aspectos más delicados es el seguro. Exigimos que la empresa logística se haga responsable desde el momento en que toma la carga hasta que llega a destino. Es un bien de altísimo valor, y por eso solo pocas empresas están habilitadas para hacerlo, cumpliendo protocolos muy estrictos. La minería requiere un esquema logístico complejo y sumamente controlado para garantizar seguridad, eficiencia y cumplimiento normativo en todas las etapas.
¿Cuál es el potencial de Santa Cruz dentro del mapa minero argentino?
El macizo del Deseado, en Santa Cruz, tiene un altísimo potencial, especialmente en oro y plata. Actualmente, solo el 20% del macizo está explorado. Imaginemos lo que podríamos lograr si se explora el 80% restante. En los últimos dos años, la provincia fue la principal exportadora de estos minerales, y todavía hay mucho espacio para crecer.
Además, estamos impulsando fuertemente la formación. Lanzamos un programa de capacitación minera para jóvenes profesionales, con el acompañamiento del gobierno provincial. La convocatoria superó ampliamente nuestras expectativas, y creemos que este es el camino: generar oportunidades, formar talento local y acompañar el crecimiento laboral en la región.
¿Cuáles son los principales usos del oro y la plata a nivel global?
Todo lo que producimos se vende, principalmente en forma de una aleación llamada “doré”, que luego se refina en otros países para separar los metales. Los principales compradores son bancos centrales, que los utilizan como reserva de valor. Sin embargo, el uso del oro y la plata va mucho más allá de la joyería: también se emplean en tecnología, medicina y distintas aplicaciones industriales.
La demanda sigue siendo alta y, en muchos casos, está insatisfecha. Esto representa una oportunidad para el país, siempre y cuando podamos garantizar condiciones para sostener e incrementar la producción. La minería tiene un mercado global consolidado que valora la calidad y la estabilidad de los procesos.

¿Cómo afecta el contexto económico global a la industria minera?
En contextos de incertidumbre global, el precio del oro tiende a subir, lo cual puede ser beneficioso. Sin embargo, hay factores que nos juegan en contra. Argentina es un país caro en dólares: los costos de producción son altos, los salarios han crecido mucho en poco tiempo y la inflación complica la planificación. Todo esto impacta en la competitividad frente a otros países de la región.
Muchos inversores comparan a Argentina con países como Perú o Chile, donde la carga tributaria es menor y las reglas de juego son más claras. Necesitamos una política minera que trascienda gobiernos, porque desde el inicio de la exploración hasta la producción pueden pasar 20 años. Es una industria de largo plazo, con alto riesgo y que requiere seguridad jurídica para atraer inversión sostenible.
¿Qué iniciativas se están impulsando para fortalecer el desarrollo regional?
Desde la Cámara Minera de Santa Cruz, de la cual soy presidente, trabajamos con todas las empresas productoras de la provincia para acompañar a las comunidades cercanas a los yacimientos. Aportamos a un fondo que se destina a infraestructura como escuelas, hospitales y caminos. Además, estamos avanzando en un programa de capacitación que incluye tanto a operarios mineros como a servicios satélite: gastronomía, salud, seguridad, laboratorios, entre otros.
Como la minería se da en lugares remotos, muchas veces hay que crear verdaderas “mini ciudades”. Por eso la formación integral es clave. Queremos generar empleo de calidad, con herramientas para que las personas puedan desarrollarse profesionalmente, más allá de la extracción en sí misma.
¿Qué valor aporta y puede aportar a futuro la minería a las comunidades alejadas de los centros urbanos?
La minería tiene un impacto multiplicador enorme. Muchas de las zonas donde se instalan los proyectos son inhóspitas, alejadas de los centros urbanos y sin posibilidades de desarrollo agrícola. Por eso estamos trabajando también en el desarrollo de proveedores mineros locales. Sin la minería, mucha gente no tendría acceso a un trabajo formal.
He trabajado en otras industrias y sinceramente no conozco otra que genere un desarrollo tan rápido en las comunidades. La minería puede ser una verdadera herramienta para cambiar realidades, no solo por lo que produce, sino por todo lo que moviliza a su alrededor. Ese impacto social y económico es, sin dudas, uno de los aspectos más valiosos y transformadores de esta actividad. Por todo eso, potenciar esta industria puede ser clave para construir un futuro con mayor cantidad de oportunidades sostenibles en el país.
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