El frigorífico y el congelador son alimentos indispensables en la mayoría de las cocinas españolas. Al fin y al cabo, su uso ayuda a que la mayoría de alimentos puedan aguantar más tiempo antes de cocinarse, gracias a las bajas temperaturas. Además, allí también se pueden guardar platos ya preparados, de modo que se puedan sacar y calentar para ahorrar tiempo.
Se trata de una práctica muy extendida, pero no por ello exenta de ciertos riesgos que, por falta de información, la población suele desatender. Por ello mismo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha publicado un pequeño folleto informativo llamado ¿Congelas y descongelas los alimentos de forma segura en casa?
Los microorganismos quedan inactivos
“La congelación es un método seguro de conservación de alimentos que prolonga su vida útil y a su vez contribuye a reducir el desperdicio alimentario”, explica la Agencia en su introducción. A continuación, indica que para ello, es necesario mantener la comida a 18 grados bajo cero o temperaturas inferiores para ello, lo que produce que se inactiven los microorganismos presentes, los mismos que, de desarrollarse e ingerirse, podrían provocar enfermedades. “La congelación no destruye esos microorganismos, sino que detiene su crecimiento”.
En el momento de la descongelación y su consiguiente aumento de temperatura, estos microscópicos seres vivos se reactivan y comienzan a reproducirse, “pudiendo provocar una intoxicación alimentaria”. “Siempre y cuando se realice correctamente, la congelación no supone la pérdida de nutrientes. Sin embargo, es necesario tomar una serie de precauciones y seguir las pautas correctas para realizar de forma segura la congelación, el almacenamiento y la posterior descongelación de los alimentos”.
Comida que no hay que meter en el congelador
Con esta explicación, la Aesan ofrece a continuación un listado de alimentos que no deben ser congelados “porque, aunque sean seguros, pierden sus cualidades de sabor o textura”. Estos son las verduras y frutas que se van a comer en crudo, como la lechuga o los tomates, las patatas, los huevos con cáscara, alimentos con alto contenido en grasa, la mayonesa y los alimentos fritos.
Además, la Agencia insiste en la idea de congelar los alimentos “lo más rápido posible, y los que compres ya envasados, siempre antes de sobrepasar la fecha de caducidad o de consumo preferente”. Del mismo modo, la comida congelada hay que meterla en este electrodoméstico en el mismo día. Sin embargo, es importante no meter alimentos calientes en el congelador justo después de cocinarlos, “puesto que puede afectar negativamente a los otros alimentos”. Y, por supuesto, no volver a congelar lo ya descongelado.