A fines de los años ochenta y comienzos de los noventa, Guns N’ Roses se consolidó como uno de los grupos más grandes y polémicos del planeta.
Con su fusión de actitud callejera, virtuosismo instrumental y una energía desbordante, la banda surgida del Sunset Strip de Los Ángeles no tardó en ser bautizada como “La Banda Más Peligrosa del Mundo”. Y no fue un simple eslogan publicitario.
Aunque las leyendas del rock suelen magnificar los excesos de sus protagonistas, en el caso de Slash, el guitarrista de la formación, el peligro fue una constante tangible.
Si bien su imagen pública estaba asociada a las drogas y el alcohol, algunos de los momentos más arriesgados de su vida no tuvieron nada que ver con los estereotipos de autodestrucción sino con decisiones creativas llevadas al límite.
La gira de presentación de Use Your Illusion fue un reflejo de esta tensión permanente. La banda, en su intento de mantenerse fiel a su esencia rebelde mientras navegaba los mares de la fama internacional, ofrecía conciertos tan intensos como impredecibles.
No era raro que Axl Rose, su imprevisible vocalista, abandonara el escenario tras una provocación mínima, desatando disturbios violentos entre el público.
Use Your Illusion, ambición sin freno
En 1991, Guns N’ Roses decidió no lanzar un simple disco, sino un proyecto doble, Use Your Illusion I y Use Your Illusion II. La obra navegaba entre baladas introspectivas al piano y explosiones de rock puro, en una mezcla a veces disonante que reflejaba las tensiones internas de la banda.
Era una producción tan desmesurada que, como señala irónicamente Tim Coffman, Elton John habría sugerido bajar un poco el tono. Esta grandilocuencia también complicaba su ejecución en vivo, donde las expectativas eran tan altas como los egos de sus integrantes.
Más allá de las luchas internas, el proyecto logró alumbrar algunas piezas inolvidables, entre ellas November Rain, una balada épica de nueve minutos que se convertiría en uno de los grandes himnos de la historia del rock.
“November Rain”, la superproducción que desbordó los límites

Consciente de la magnitud de la canción, la banda se propuso realizar un videoclip que estuviera a su altura. El resultado fue una de las producciones audiovisuales más caras de todos los tiempos. Concebido como una suerte de película en miniatura, el video narraba una lujosa boda, escenas de drama romántico y un funeral trágico, todo envuelto en una estética suntuosa y casi surrealista.
Más que un videoclip, November Rain parecía el tráiler de una superproducción hollywoodense protagonizada por Guns N’Roses. Cada toma buscaba reforzar el mito creciente en torno a la banda, mientras consolidaba su presencia no solo en los escenarios, sino también en la cultura popular.
El solo de guitarra más peligroso del rock
Uno de los momentos más emblemáticos del video muestra a Slash emergiendo de la iglesia, guitarra en mano, para ejecutar un solo memorable en medio del desierto. En principio, el músico aceptó participar sin reparos, imaginando una escena simple y poderosa.
No obstante, durante la filmación, el director propuso una toma que requería acercar un helicóptero a gran velocidad y baja altura alrededor del guitarrista.
Mientras las hélices cortaban el aire de manera amenazante, Slash apenas podía concentrarse en su instrumento, pensando: “Esto será lo último que haga”.
La imagen resultante fue espectacular y quedó grabada en la memoria colectiva de toda una generación, pero para el guitarrista fue una experiencia límite que puso en riesgo su vida.
Slash y los excesos que casi lo matan

La filmación de November Rain no fue el único episodio en que Slash rozó la muerte en aquella época. Durante la misma gira de promoción de Use Your Illusion, el guitarrista se desplomó en un hotel tras una jornada de excesos.
Al encontrarlo inconsciente en un pasillo, los paramédicos que acudieron al lugar creyeron inicialmente que había fallecido. Solo una inyección de adrenalina logró reanimarlo.
Estos incidentes no eran excepcionales en la vida de Guns N’ Roses, una banda donde el consumo de alcohol y drogas era casi parte de la rutina diaria.
La imagen de Slash, siempre confiado y desbordante de carisma con su guitarra, contrastaba brutalmente con la fragilidad real de un cuerpo llevado al límite.
Una vida al borde: el precio de la inmortalidad del rock
Ser parte de Guns N’ Roses en su apogeo significaba convivir con el caos permanente. Cada concierto, cada videoclip, cada sesión de grabación era una prueba de resistencia tanto física como mental. Slash, aunque sobrevivió a aquel temerario rodaje y a las secuelas de los excesos, no olvida lo cerca que estuvo de perderlo todo.
Su figura, eternamente asociada al sombrero de copa, las gafas oscuras y los solos inolvidables, es también un testimonio viviente del precio que exige la gloria en el mundo del rock and roll.
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