Termina un año de tormenta económica, pero el mundo podría ser menos hostil en 2019

Alejandro Bianchi

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El cambio de tendencia financiera en el mundo encontró a la Argentina en posición vulnerable (Reuters)
El cambio de tendencia financiera en el mundo encontró a la Argentina en posición vulnerable (Reuters)

Se recordará el 2018 como un año que en lo económico arrancó con expectativas muy elevadas y termina con otras diametralmente opuestas. Muchos pensamos que nos dirigíamos a ser más parecidos a Suiza que a un país africano y ahora se pondría la firma en cualquier papel que asegure el no default. ¿Qué cambió en el medio? Se atravesó una serie de tormentas que fueron acercándose de a una y que definieron el cambio de expectativas.

Desde una visión monetarista, se puede decir que la Reserva Federal terminará incrementando en 2018 un 1% su tasa de referencia. Para los estándares locales, donde se vive con tasas superiores a los dos dígitos por más de 65 años, eso puede ser risueño. Pero, para el mundo, significa la duplicación de esa tasa más importante en tan sólo un año. A su vez, ello se dio junto a una reducción en el balance de la Reserva Federal de 500.000 millones de dólares de 4,5 billones a 4 billones. Esto ha tenido una serie de consecuencias, que en el plano local tradujimos como tormentas.

El mercado norteamericano, que festejaba la reducción impositiva hacia fines de 2017 y principios de 2018, comenzó una serie de recortes en febrero. La reducción en el desempleo en los EEUU y los aumentos salariales presionaban la inflación al alza y el mercado leyó que impulsarían a, lo que finalmente vimos, fue una mayor suba de las tasas de interés de la Fed de lo que inicialmente se descontaba.

La dinámica de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU anticipa una recesión en la principal economía

La velocidad en la suba de la tasa de la Fed elevó la parte corta de la curva de rendimientos de los Treasuries, los bonos del Tesoro de los EEUU. De una curva con una pendiente muy alcista, llegamos a fin de año con una curva casi plana y con algunos pasajes (bonos entre 2 y 5 años) invertidos. ¿Por qué es esto importante? Porque la curva de tasas, cada vez que se ha invertido, ha sido un claro predictor de una recesión en los Estados Unidos. Lo cual tiende a afectar al resto del mundo.

Si bien aún no llegó el momento en el cual la curva ha terminado de invertirse por completo, los mayores retornos en dólares de los bonos del Tesoro, se fueron sumando a una guerra comercial donde las dos potencias, Estados Unidos y China, iniciaron un juego de incremento de barreras arancelarias mutuamente. Esta situación llevó a los inversores a pronosticar un menor crecimiento global. La expectativa de crecimiento para el mundo medida por el World Economic Outlook del FMI cayó de 3,94% a 3,73%. Esto impulsó un fly to quality en emergentes, el selecto grupo al que logramos ingresar en junio. Aquí nuevamente, las expectativas de nuestro ingreso en este índice quedaron subsumidas en una realidad mucho más grande como la retirada de los inversores de las posiciones más riesgosas.

El flujo se retiró de emergentes, pero antes lo hizo de los países de frontera. Aquellos países más vulnerables en términos de déficit fiscal y balance de cuenta corriente vieron sus monedas depreciarse fuertemente. La lira turca y el peso argentino brillaron en ese baile, con caídas del 29,16% y del 50,52% respectivamente, del cual todas las monedas emergentes fueron parte aunque en menor medida. Las monedas de nuestros pares en América Latina perdieron en promedio 11,2% de su valor. Ello nos lleva a la reflexión de "qué hicimos peor" que nuestros vecinos y qué deberíamos modificar a futuro para que ello cambie.

La Reserva Federal duplicó la tasa más importante del mundo en tan sólo un año

El efecto en los índices accionarios ha sido notorio. En promedio los índices del mundo han caído 7,07% medido en dólares en 2018. Los mercados de la Unión Europea, cuyas economías crecen menos que la de Estados Unidos y aún debaten el Brexit, en su conjunto recortaron un 17,71%, mientras que los mercados emergentes recortaron un 16,72%. Argentina nuevamente se ha destacado en esa sangría con una caída en dólares de 50,36%. Otro motivo para reflexionar qué hacemos a nivel interno para que nuestra estructura institucional, seguridad jurídica y mecanismos de estabilización económica sistemáticamente amplifiquen los efectos externos.

La mirada hacia adelante muestra futuros que no descuentan grandes aumentos de tasas en 2019 y una reciente tregua comercial acaecida en Buenos Aires entre Estados Unidos y China. El mundo podría ser menos hostil en 2019.

Pero a nivel local aún hay que dirimir ciertas incógnitas. El apoyo del FMI durante 2018, la llegada del G20 a Argentina, contrastan con un país donde un grupo puede parar un partido de fútbol, los aeropuertos o las calles y rutas. La productividad de nuestra economía a futuro depende de ello. El debate y la principal incógnita que descuentan nuestras curvas locales de bonos dependen del resultado de una elección. La suba de tasas reciente, habla de un incremento en la probabilidad de default ante determinados escenarios electorales. Quizás allí radica el principal problema.

Se repite que el destino de la economía local dependerá de hacia dónde vire la voluntad de la administración de turno. Quizás es nuestra responsabilidad levantar la mirada como generación y empezar a hablar de instituciones, reglas y factores de estabilización económicos que estén por encima de la voluntad del político de turno.

Bianchi es CFA y gerente de Inversiones de InvertirOnline.com

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