
El saldo de la balanza comercial terminará el año, según proyecciones del sector privado, en el nivel nominal más alto registrado para la Argentina, por encima de los USD 18.000 millones, explicado por el repunte de las exportaciones tras la sequía del 2023 y por la caída estimada en cerca de 25% de las importaciones a causa de la recesión, la devaluación inicial de diciembre y el diferimiento de pagos.
El flujo de divisas será una de las claves, creen en el mercado, para la estabilidad cambiaria y económica de los próximos meses.
Asimismo, este saldo positivo medido en dólares corrientes -según el ejercicio que hizo el consultor especializado en comercio exterior Marcelo Elizondo- es comparable a otros que tuvieron lugar este siglo como en 2002, 2003 y 2009 que fue superior a los USD 16.000 millones. Una diferencia con esos casos fue es que en los tres años citados la balanza ya venía con saldo positivo el año anterior. En 2024 más que compensará el déficit con el que terminó el 2023, que había sido de casi USD 7.000 millones. Esto es, la reversión del saldo sería de aproximadamente USD 25.000 millones.
Se trata de cifras tomadas a dólares corrientes -que a diferencia de la medición a dólares constantes, no incluye en la consideración la inflación que tuvo la moneda norteamericana-, por lo que en términos reales los saldos de principio de siglo son más altos que el de 2024, una cuenta que también vale para la comparación en relación al Producto Bruto argentino.

Para Elizondo, “puede decirse a esta estatura del año que después de un año muy deficitario, Argentina logrará un superávit en la balanza comercial tan holgado, medido nominalmente y en dólares corrientes, como jamás en la historia”, mencionó en un informe reciente. Estará explicado, continuó, por una mejora cercana al 15% en las exportaciones y un retroceso de 24% en las importaciones.
“Si se confirma la previsión para 2024, desde inicios de siglo Argentina tuvo un superávit comercial acumulado de 200.430.808 millones de dólares. Y pese a ello prácticamente vivió padeciendo problemas cambiarios. Lo que muestra por un lado la sangría de dólares padecida por los otros canales y por el otro que lo que cuenta es la balanza de pagos en su totalidad y no el mercantilismo cambiario”, analizó el consultor.
Los últimos datos de comercio exterior que difundió Indec corresponden a septiembre, con un saldo positivo algo menor a los USD 1.000 millones. “El ‘salto’ de las importaciones (26,7% mensual) obedece al freno que generó en agosto la expectativa de la disminución del impuesto PAIS en septiembre. En total este efecto sumó USD 1.000 millones en el mes. Sin embargo, contra un año atrás todos los rubros cayeron en términos interanuales excepto bienes de consumo”, detalló LCG. “Más allá del efecto que ocasionó el recorte esperado en el Impuesto PAIS, es clara la tendencia hacia el aumento de las importaciones, siempre desde niveles muy bajos”, plantearon.

Ese efecto, precisamente, es el que hace prever a Elizondo que el techo nominal de USD 18.000 millones en el superávit comercial externo tiene serias chances de caer en 2025. “En la hipótesis de un crecimiento del PBI en 2025 (de 5%), las importaciones crecerán en mucho más que las exportaciones y el saldo comercial (que es esperable siga siendo superavitario) sea mucho menor al récord de 2024″, indicó el economista.
Un elemento adicional que suma a la cuenta Elizondo es que el saldo récord corresponde a bienes, no así al habitual resultado deficitario en servicios. “El saldo de la balanza comercial de bienes siempre se choca con crónicos y persistentes déficits de la de servicios (la que, sin excepción, da saldos negativos año a año y también lo dará en 2024). Es -a priori y con números muy preliminares- proyectable un déficit de la balanza comercial de servicios en 2024 de USD 4.950 millones (el déficit de 2023 fue de 6.416 millones de dólares)”, concluyó Elizondo.
Los datos oficiales acumulados en los primeros nueve meses del año dan cuenta de una serie de cambios que pueden ser estructurales en la economía argentina. Para Vectorial, la “doble marcha” de la actividad económica, con sectores ligados al mercado interno muy rezagados y los que dependen del ritmo del comercio exterior que avanzan con fuerza, cristalizan una economía “proexportadora”.

“Esta reconfiguración -indicó esa consultora fundada por el ex viceministro de Economía Haroldo Montagu y el ex presidente del Banco Nación Eduardo Hecker- aún no alcanza el volumen necesario para garantizar un saldo comercial robusto que aplaque la demanda de divisas”. El superávit de septiembre se dio, analizó Vectorial, en un contexto “de retroceso en actividades casi generalizado, y en donde también se suma la presión por divisas para financiar el déficit en la cuenta comercial de servicios (como turismo)”. “El devenir de los próximos meses en el frente comercial podría tensionar la estrategia cambiaria del gobierno y con ello, sus probabilidades de estabilizar la economía”, cerraron desde esa consultora.
En tanto, desde Qualy, otro centro de estudios especializado en economía real, dieron cuenta de que el saldo comercial mejora “con casi todos los grandes socios, por menor necesidad de manufacturas y mayor cosecha”. De todas formas, la Argentina mantiene déficit comercial con sus tres principales socios, Brasil, China y Estados Unidos, los tres que concentran el 40% del total del comercio exterior.
“El saldo acumulado en los nueve primeros meses es deficitario con los tres países, totalizando USD 3.400 millones. A igual período de 2023 el déficit era de USD 15.300 millones”, indicó la consultora que dirige Anastasia Daicich. “El 86% del déficit con estos tres países corresponde a China, mientras que en 2023 solo ascendía al 46 por ciento. Dentro de la tendencia de reducción del déficit comercial total, China sigue siendo el socio comercial con el cual Argentina tiene el mayor déficit”, concluyó.
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