“Nadie empieza una dieta un viernes, y mucho menos antes de Navidad. La gente está mal, muy cansada; lo único que quiere es aflojar. El consumo sigue operando con la lógica anterior pese a las medidas y anuncios del nuevo Gobierno. Pero aún estamos en una transición”.
Así graficó el analista en consumo y titular de la consultora W, Guillermo Oliveto, al ser consultado sobre la dinámica actual de la demanda, en un contexto de altísima inflación, poder adquisitivo deteriorado y el comienzo de un gobierno que ganó anticipando un ajuste y lo está concretando.
Excepto el rubro juguetes, que hasta este viernes mostraba una caída de venta en unidades del 10% respecto de la temporada de Navidad del 2022, en el sector de alimentos, indumentaria, calzado, decoración y perfumería el consumo se sostiene, lo cual no es un dato menor en el actual escenario económico. De todas formas, la expectativa de todos los sectores indica que durante el verano se sentirá el impacto recesivo. Tanto es así que en una importante cadena de supermercados anticiparon que se nota el cambio de tendencia de las últimas dos semanas, que coincide con la disparada de los precios tras el fin de “Precios justos”.
Sin embargo, los datos de la consultora Scentia registran hasta el 17 de diciembre un aumento en las ventas del canal moderno –las grandes cadenas– del 16,1% respecto del mismo período del año pasado, por lo que será otro mes de muy buena performance para el supermercadismo. Las primeras dos semanas de diciembre traccionaron mejor debido a que los consumidores sabían que se acercaba el fin del programa de precios y aceleraron compras que luego se encarecerían, pero tampoco fue mala esta última, previa a la Navidad.
“En cajas navideñas, vendimos 20% más que el año pasado. Y en los productos de almacén de las Fiestas vamos 7% arriba en volumen, pero creemos que tiene que ver con que nos adelantamos con las promociones”, dijo una fuente de una cadena. A su vez, agregó que también fue muy positiva la venta de artículos de decoración y que, en juguetes, se registra una caída del 15% respecto del 2022.
Desde la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), por su parte, coincidieron en que las ventas bajaron en unidades (10%) y que se percibió una tendencia a comprar regalos para compartir entre hermanos, como los juegos de mesa, por ejemplo. En el sector observaron dos tipos de estrategias de compras : por un lado, los consumidores que no están bancarizados o que tienen las tarjetas comprometidas adelantaron las compras de juegos y juguetes durante los primeros 10 a 15 días del mes con pagos en efectivo. Este tipo de compras responde a un ticket promedio de 4.500 pesos. A su vez, se dinamizaron antes del 10 de diciembre las ventas de artículos de mayor valor previendo un ajuste de precios en función del aumento del tipo de cambio.
Por otro lado, afirmaron en la cámara, la semana pasada se empezó a verificar una mayor afluencia de consumidores a los comercios de barrio y cadenas de jugueterías debido a las promociones que ofrecieron los diferentes bancos. En este tipo de comercios, que ofrecen un mix de producto nacional e importado, el ticket promedio por juguete ascendió a 13.000 pesos.
El sector de indumentaria y calzado performó bien en la previa de estas Fiestas. Si bien algunas marcas venden mejor que otras, en el promedio el sector logró sostener las ventas del 2022. Claro que a base de promociones y cuotas bancarias. “Esta semana la venta fue muy buena. Si bien el tráfico de gente apenas bajó, tuvimos promociones muy importantes de tarjetas y de bancos y eso hizo que mejore la tasa de conversión, es decir, la cantidad de gente que ingresa al local y termina comprando”, dijo el directivo de una importante firma de ropa de mujer. La fuente agregó que “no hay días previos a la Navidad en los que no haya una promoción, necesaria frente a la fuerte caída del poder adquisitivo de la gente”. Por eso, hoy casi no hay consumidores que opten por el efectivo como medio de pago.
Oliveto siguió analizando el escenario actual del consumo como parte de las “burbujas de bienestar” en las que el consumidor se inmiscuye para sentirse más satisfecho, ante la imposibilidad de acceder a otros bienes que se volvieron prácticamente imposibles para la mayoría de la sociedad. Aseguró que “el ajuste verdadero aún no llegó y que aún la Argentina atraviesa un momento de transición”.
Además, en diciembre se cobran los aguinaldos y frente a altos niveles de inflación, los consumidores buscan cubrirse consumiendo más. “Obviamente que el freno se va a notar. Pero todavía no está claro ni cuándo ni dónde. La agenda que viene es una donde habrá cada vez más tensión entre lo que se quiere y lo que se puede. Habrá una necesidad obligatoria de elegir; esa agenda es la dieta, el ajustarte el cinturón. ¿Pero es una agenda de esta Navidad? Para la gran mayoría, no”, remató el analista de consumo.
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