La economía perdió otros dos años para salir de la inercia de recesión y alta inflación que arrastraba desde la segunda mitad de 2018, cuyo costo más palpable y doloroso es el aumento de la pobreza y el recurrente atraso respecto de la mayor parte de los países, tanto vecinos, como más aún de los altamente desarrollados que se han transformado en el principal destino de jóvenes desesperanzados para echar raíces en su país.
Claramente, la irrupción de la crisis sanitaria a pocos meses del inicio del gobierno del Frente de Todos se constituyó en un severo contrapeso para cambiar el escenario. Pero eso no sólo explica el citado retraso en la participación la Argentina en el PBI y comercio mundial, cuyo principal origen radica en la decisión temprana de no diseñar un plan económico consistente con políticas pro inversión y empleo, y de rápida negociación de la deuda con acreedores privados -demoró casi un año, y resultó un rotundo fracaso- y aún inconcluso con el Fondo Monetario Internacional, al cumplir el segundo año de presidencia.
Ahora, a través del intento de una acelerada negociación con el organismo de crédito internacional y la búsqueda de aprobación del nuevo Presupuesto 2022 con metas plurianuales por parte de un Congreso renovado con mayor representatividad de coaliciones de la oposición, se buscará “hacer en 2 años lo que estaba previsto en 4 años”.
Claudio Loser, economista argentino, ex director del FMI para el hemisferio occidental, habló con Infobae desde su oficina en Washington manifestó su “expectativa de alcanzar un acuerdo con el Fondo que ayude a reestructurar la deuda, pero no antes de fin de año porque se tiene que armar un programa con objetivos a tres años, aunque no en detalle para 2023-24. Debe armarse la carta de intención y memorando de políticas, y además tener un entendimiento de apoyo interno”. Aún así, no sería suficiente para recuperar la confianza de los agentes económicos. Detalló sus motivos.
— ¿Qué expectativas tiene del acuerdo que busca el Gobierno con el Fondo Monetario para descomprimir los vencimientos de deuda de 2022 y 2023?
— Mi expectativa es que se llegará a un acuerdo de programa que ayude a restructurar la deuda con el FMI. No creo que queden las cosas completadas antes de fin de año, porque se tiene que armar un programa con objetivos a tres años, aunque no en detalle para 2023-24. Debe armarse la carta de intención y memorando de políticas, y además tener un entendimiento de apoyo interno.
“El ajuste fiscal es lamentablemente resultado de la inflación que dejó atrás a los salarios y pensiones”
— El resultado de las finanzas públicas muestra notables progresos respecto del último año y también incluso de la herencia recibida ¿cuánto se puede atribuir a la mano del ministro Martín Guzmán, y cuanto al “viento de cola” de los precios internacionales y de los nuevos impuestos?
— En realidad, esos números son positivos y ayudaran en la negociación. El ajuste fiscal es lamentablemente resultado de la inflación que dejó atrás a los salarios y pensiones, pero tiene que ver también con la reactivación y el viento favorable de los precios internacionales de las materias primas que exporta la Argentina. Pero ese efecto ya se acaba para el 2022 cuando la reactivación va a desacelerarse y los precios pueden dejar de subir internacionalmente. Por otra parte, los números seguramente se han arruinado en los últimos meses debido al gasto pre eleccionario y eso hace el trabajo difícil.
— Según las facturas de servicios públicos, como el caso de la energía eléctrica, los subsidios al consumo residencial están en un rango que superan en una vez y media lo que paga el consumidor, la cual casi la mitad corresponde a impuestos. ¿Es una buena idea segmentar los aumentos?
— El subsidio energético es un gasto que lo pagan todos los argentinos a través de la inflación. Su corrección -no necesariamente a través de ajustes inmediatos fuertes, sino escalonados- tiene que ocurrir. Quizás pueda hacerse una corrección menor para aquellos con consumos más bajos, pero debe hacerse de forma administrativamente sencillas y que no de lugar a trampas y acciones corruptas. Lo mejor sería subir las tarifas publicas y dar un subsidio monetario a los más pobres- algo que el FMI apoyará.
— ¿Cree que volverá el debate sobre gradualismo o shock? ¿Qué efectos tendrá sobre la calidad de los servicios?
— Lo más probable es que haya un proceso de ajuste gradual pero no muy lento. Alternativamente, se puede realizar un ajuste inmediato, pero con tarifas iniciales diferenciales de acuerdo al nivel de consumo.
“Lo mejor sería subir las tarifas publicas y dar un subsidio monetario a los más pobres- algo que el FMI apoyará”
— La actividad económica comenzó a mostrar un índice general con niveles modestamente superiores a los de prepandemia, pero aún no se manifiesta en el empleo, en particular en la franja de los asalariados registrados ¿A qué se puede atribuir?
— Tal como en otros lugares del mundo, el empleo formal crece despacio. Es probable que, debido a ciertos incentivos o subsidios existentes los trabajadores dicen no trabajar y trabajan en negro, pero eso es algo que debe estudiarse. A su vez, si los asalariados registrados fueron despedidos y se les pagó la compensación correspondiente, los empleadores o no quieren contratar de nuevo, o en el caso de las pyme lo hacen “en la informalidad”.
— ¿Por qué pese a la mejora de los indicadores de actividad interna, del comercio exterior e incluso de las finanzas públicas hasta octubre, en los últimos meses subió la desconfianza que se manifiesta en el salto del índice de riesgo país, la caída de reservas del BCRA y la firmeza de la brecha cambiaria por arriba del 100 por ciento?
— La principal razón de la desconfianza es que se tiene miedo respecto del gasto público en los últimos meses; que no se tiene confianza en que se llegue a un arreglo; y que el cepo sigue apretándose. También se teme que en pocos años la Argentina reincida en no pagar a los bonistas, y que no cumplan con el programa de ajuste más allá de lo que el FMI cubre, por lo menos en cuanto a las obligaciones más importantes de 2022 y 2023.
A su vez, la diferencia cambiaria refleja el cepo más la incertidumbre. Un programa con el FMI, que tenga políticas fiscales y monetarias claras y una trayectoria cambiaria mejor- quizás con dos tipos de cambio pero que el comercial se ajusta fuerte- puede mejorar la percepción.
Las finanzas del Banco Central
— ¿En qué nivel están las reservas líquidas propias del BCRA y qué representan?
— Solo puedo decir que están muy bajas y que muchos activos del Banco Central son ilíquidos.
— ¿Es bueno que un presidente del Banco Central hable sobre la “racionalidad” de la cotización de los dólares alternativos al discrecional fijado diariamente por la entidad?
— El Banco Central no tiene credibilidad hoy en cuanto a tipos de cambio, ya que es copartícipe de las políticas macroeconómicas equivocadas, o no bien fundadas en la realidad. Pero es usual que un banquero central haga declaraciones de este tipo, pero que tendrán efectos contrarios a los deseados.
“El Banco Central no tiene credibilidad hoy en cuanto a tipos de cambio, ya que es copartícipe de las políticas macroeconómicas equivocadas”
— ¿Qué escenario ve como más probable para 2022 en actividad, empleo y pobreza?
— Si hay un plan creíble, puede haber desaceleración al principio, pero con recuperación rápida. No me atrevo a estimar cual será el crecimiento en forma exacta, pero estaría en un rango de 2% a 2,5%, ya que el efecto recuperación del 2020 termina y la inversión y capacidad instalada no crecerían hasta tanto no haya indicaciones de seriedad en la política económica. De todos modos, con este crecimiento se puede esperar un aumento de empleo y una reducción gradual en la pobreza, ayudado por planes sociales más eficientes.
— ¿Cuánto estará afectado por la acumulación de desequilibrios socioeconómicos en los últimos dos años, más allá del efecto de la irrupción de la pandemia?
— La Argentina está acumulando estos problemas desde hace más de una década, al hacerse evidentes los problemas estructurales y malas políticas de crecimiento después que cayeron los términos de intercambio. Si no se mejora la rentabilidad de las exportaciones, no se flexibiliza el mercado laboral y no se abre la economía a la competencia, no se solucionarán los problemas socioeconómicos.
— ¿Y el cambio del escenario internacional, por la preocupación de EEUU de revertir la aceleración de la inflación?
— Ya los mercados han reflejado que se espera que suban las tasas de interés y que eso desacelere el crecimiento global. Puede esto afectar los precios internacionales de las materias primas, pero el principal problema argentino es el de políticas económicas débiles, y excesivo endeudamiento, y no de condiciones internacionales adversas.
“El principal problema argentino es el de políticas económicas débiles, y excesivo endeudamiento, y no de condiciones internacionales adversas”
— ¿Qué espera del nuevo Congreso, con mayor representatividad de la oposición y la llegada de varios economistas de peso, como Ricardo López Murphy, José Luis Espert y Javier Milei?
— Si la oposición, aunque dividida, pone presión, el Gobierno tendrá que mejorar sus políticas, y no aceptar un programa con el FMI de palabra y que después no intente cumplir. Pero temo que las peleas entre oficialismo y oposición, ya más fuerte, sean un obstáculo a esa visión, y la economía se mantenga rezagada respecto de sus vecinos.
— ¿Una reflexión final?
— La Argentina se ha empobrecido, pero no hay simpatía global con un país que ha manejado las cosas mal por muchos años y con diferentes gobiernos. Después de todo, hubo 11 programas con el FMI desde 1983, el mayor número entre los países latinoamericanos en esa época. Solamente no hubo programa cuando los precios internacionales de las exportaciones explotaron entre 2003 y 2012 y después se usaron las reservas acumuladas -el equivalente de endeudarse-. Aunque con errores, la comunidad de países del FMI, más de 190 si no me equivoco- no está dispuesta a que sus ciudadanos paguen con sus impuestos por la mala gestión económica de la Argentina, que va más allá de posiciones políticas e ideológicas, y que parece endémica.
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