Más preguntas que respuestas sobre cómo se implementará el límite de 600 ingresos diarios de pasajeros por vía aérea

La medida regirá a partir del lunes. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) trabaja contrarreloj con las compañías aéreas, que deberán hacer una compleja reprogramación de vuelos

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La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y las compañías aéreas trabajan contrarreloj a fin de tener lista para el lunes la reprogramación de vuelos que les permita cumplir la medida del gobierno, a través de la Disposición 1.798, firmada por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, de limitar a un máximo de 600 por día el ingreso de personas por vía aérea al territorio argentino, lo que significa una reducción del 70% respecto de las 2.000 personas que podían entrar, según las disposiciones previas.

La Disposición implica además un cierre de fronteras que podrá ser alterado sólo por excepciones dispuestas por la Dirección Nacional de Migraciones “cuando concurran especiales y acreditadas razones humanitarias que así lo ameriten”, con autorizaciones de Salud y Cancillería. Y los gobiernos provinciales podrán proponer, “de modo excepcional y transitorio” y “por razones de urgencia o humanitarias” la apertura de pasos fronterizos ubicados en su territorio, en consulta con Salud y Migraciones, estableciendo además “un corredor seguro”.

En el caso de los ingresos aéreos, la medida dice que “la ANAC, actuante en el ámbito del ministerio de Transporte, dispondrá un cupo de 600 plazas diarias en vuelos de pasajeros para el reingreso al territorio nacional de los argentinos, las argentinas y residentes que se encuentren en el exterior”, pero también la autoriza a “ampliar, disminuir o eliminar el citado cupo, previa intervención de la autoridad sanitaria nacional”.

“Estamos trabajando sin descanso en esto; se decidió no aplicar el nuevo cupo hasta el lunes para proteger a los pasajeros que están en escalas o se les puede vencer el test de PCR No va a haber novedades adicionales hasta el lunes”, dijeron desde la ANAC.

“La idea es que no se suspendan los vuelos, pero que vengan con diferente ocupación”, señalaron a su vez desde el ministerio de Transporte. “Esto significa una reprogramación y la ANAC está trabajando con las compañías, que son las que deben hacerla”.

La guía parece vaga y de compleja implementación para las compañías, en especial para aquellas que realizan viajes intercontinentales o de largo recorrido, aunque desde el Gobierno señalaron que la ANAC ya tiene gimnasia en este procedimiento, de cuando debió implementarlo para el cupo de 2.000 ingresos diarios.

En la anterior ocasión, dijeron, el principal aspecto a reprogramar fueron los horarios de arribo, de modo que entre vuelo y vuelo hubiera tiempo suficiente para completar los hisopados y evitar aglomeraciones. Ese problema ya no existiría, porque al reducirse el cupo es menos gente y además se reforzó la capacidad de hisopados.

Los centros de testeo, en el aeropuerto internacional de Ezeiza
Los centros de testeo, en el aeropuerto internacional de Ezeiza

Bruscamente

Persiste, en cambio, el problema de adaptarse a una reducción tan brusca del número de ingresos y la complejidad de reprogramar vuelos que usualmente se reservan y compran con semanas e incluso meses de anticipación en aviones que pueden transportar entre 200 y 400 pasajeros.

Desde Aerolíneas Argentinas señalaron que esperan pautas precisas de Transporte y de la ANAC, en tanto desde una compañía privada señalaron que “aún no tenemos novedades”.

Para dimensionar el desafío debe tenerse en cuenta, por caso, que para este sábado el aeropuerto de Ezeiza tiene programado el arribo de 17 vuelos internacionales, 4 de ellos de Aerolíneas Argentinas. Si se buscara respetar el cupo de 600 pasajeros manteniendo el número de vuelos, deberían traer un promedio de 35 pasajeros cada uno. Para el domingo los vuelos internacionales son 13, de los cuales 5 son de Aerolíneas Argentinas. Para el cupo de 600 ingresos, los aviones deberían transportar, en promedio, 46 pasajeros.

En la nueva fase, el Gobierno dispuso que hasta el 9 de julio las fronteras sigan cerradas al turismo y se mantienen suspendidos los vuelos provenientes del Reino Unido, Chile, Brasil, la India, los países de África y Turquía.

Además, los argentinos que regresen desde el exterior entre el 1 de julio y el 31 de agosto deberán aislarse en lugares que determinen los gobiernos provinciales y de CABA, durante 10 días, contados desde el testeo realizado en el país de origen.

En todos los casos, los costos estarán a cargo de los pasajeros y el Gobierno ha advertido que controlará el cumplimiento del período de aislamiento domiciliario y radicará denuncias penales en caso de verificarse incumplimientos, invocando los artículos 205 y 239 del Código Penal, “por violación a medidas contra epidemias y desobediencia a autoridad pública”, que contemplan penas de prisión de 6 meses a 2 años y de 15 días a 1 año, respectivamente.

Para ser autorizados, quienes viajen deberán hacerse un testeo para poder abordar el avión con destino a la Argentina, testearse también al llegar y nuevamente al séptimo día de ingreso. Los “negativos” deberán cumplir con el aislamiento y los positivos hacerse un testeo de “secuenciación genómica” (para detectar la variante del virus) y, junto con sus contactos estrechos, aislarse en lugares indicados por las autoridades.

Variantes y riesgo

En los considerandos de la Disposición 1.798 el Gobierno subraya el riesgo de ciertas variantes del virus, en especial la llamada “Delta”, originada en la India y considerada “variante de preocupación” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta variante, dice la norma oficial, explica el 85% de la circulación del virus en la India y el 90% de la circulación en el Reino Unido, además de destacar que a lo largo de junio su incidencia en EEUU pasó del 10 al 30% de los casos detectados.

Del análisis genómico, dice la disposición, surge que en Argentina circulan las variantes Alpha, Gamma (P.1-linaje Manaos), Zeta (P.2-Río de Janeiro), Épsilon (B.1.427- California), Iota (B.1.526-Nueva York) y Lambda (C.37 descendiente de la variante B.1.1.1 – Andina).

De las variantes Delta y Beta dice que se aislaron casos en viajeros, pero no se registra transmisión comunitaria. En el actual contexto epidemiológico, prosigue, “el riesgo de introducción de nuevas variantes, aún más transmisibles, podría generar un aumento brusco y elevado de casos, lo que llevaría indefectiblemente a una mayor mortalidad”. Y señala que “se desconoce la efectividad de las vacunas ante la variante Delta”.

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