El Banco Central ya perdió USD 1.000 millones de reservas en el mes y preocupa la emisión de pesos a fin de año

El stock perforó los USD 39.000 millones y ayer hubo ventas que superaron los USD 50 millones. El FMI se va hoy de la Argentina y los técnicos expresaron preocupación por la excesiva monetización de la economía a causa de la pandemia

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Miguel Pesce, presidente del BCRA
Miguel Pesce, presidente del BCRA

Noviembre luce más aliviado para el Banco Central, pero en la entidad están muy lejos de cantar victoria. Ayer fue otro día negativo para el balance cambiario, que arrojó ventas oficiales por más de USD 50 millones para estabilizar el mercado y evitar un salto más brusco de la divisa. Sin embargo, las ventas netas en lo que va del mes no superan los USD 200 millones, contra U$S 1.100 millones de octubre.

A pesar de que la intervención en el mercado cambiario se desaceleró respecto a los meses previos, igual las reservas continúan con un ritmo de marcada caída. Solo ayer la reducción fue de USD 130 millones y el stock finalizó en USD 38.940 millones. De esta forma, perforó el nivel de USD 39.000 millones. En lo que va del mes ya se perdieron poco más de USD 1.000 millones y nada indica que la tendencia negativa vaya a modificarse hasta fin de noviembre.

La caída de reservas tiene un componente distinto a meses anteriores. Casi la mitad obedece a pagos a organismos internacionales (USD 450 millones), mientras que las ventas netas en el mercado fueron mucho menores. Otro dato favorable es que los depósitos en dólares lograron una mayor estabilidad, luego de fuertes caídas en los meses previos.

Otro dato que en el Central valoran favorablemente es que consiguieron una mayor estabilidad de los distintos dólares financieros, desde el contado con liquidación hasta el libre, que ayer finalizó sin modificaciones a $ 163. Sin embargo, la venta de bonos por parte de ANSES resulta clave para mantener al tipo de cambio algo más tranquilo, luego de la fuerte suba que sufrió en octubre.

Pero tanto al titular del BCRA, Miguel Pesce, como al directorio de la institución, les sigue preocupando que a pesar del estricto cepo cambiario no sea posible acumular divisas. Al contrario, el drenaje continúa, aunque sea algo más lento que en meses anteriores.

El Central presenta buenas y malas en el balance de noviembre. Tuvo que vender menos dólares para mantener equilibrado el tipo de cambio, pero las reservas igual acumulan una caída superior a USD 1.000 millones en el mes. Los depósitos en moneda dura, por otra parte, muestran mayor estabilidad

Detrás del desbalance que sigue sufriendo el mercado cambiario hay dos fenómenos simultáneos: los exportadores no quieren liquidar a este valor del dólar oficial y del otro lado los importadores quieren entrar todo lo que sea posible con este tipo de cambio. En octubre volvió a registrarse una cifra récord superior a los USD 4.000 millones para el sector. Lo curioso es que en muchos segmentos se quejan que no pueden acceder al mercado cambiario, por lo que la cifra podría ser potencialmente mucho mayor.

La misión del FMI que se va hoy de la Argentina observó con detenimiento el comportamiento del mercado cambiario. Y claramente uno de los temas que se miró más de cerca estuvo vinculado con la mega emisión de pesos que llevó adelante el Central en los últimos meses para hacer frente a los gastos relacionados con la pandemia.

Para colmo, para fin de año el Central tendría que emitir no menos de $ 300.000 millones adicionales, lo que podría generar más presión sobre el mercado cambiario y los precios. El repunte de la inflación a 3,8% en octubre encendió luces amarillas y se estima que en los próximos meses se mantendrá elevada. Todo esto fue analizado en profundidad y el marco de la futura política monetaria y cambiaria será una de las piezas claves en el futuro acuerdo con el FMI.

Por otra parte, trascendió que la intención tanto del organismo como del lado de los negociadores argentinos es cerrar la negociación antes del cambio de Gobierno en los Estados Unidos, lo que sucederá el 20 de enero. La llegada de una nueva administración podría demorar el cierre de las conversaciones y dilatarla por varios meses, algo que se quiere evitar. Los tiempos apremian, ya que a partir del 20 de diciembre y hasta por lo menos el 15 de enero prácticamente no hay actividad en Washington.

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