Claves de un modelo exitoso que le ganó a la hiperinflación, según el especialista Esteban Klor

Instalado en Israel desde la década del 90, donde es profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalem, el economista argentino explicó cómo fue el plan de estabilización en ese país

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Esteban Klor
Esteban Klor

Instalado en Israel desde la década del 90, donde es profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalem, el economista argentino Esteban Klor aceptó hace varios meses realizar una serie de charlas en Buenos Aires. En ese momento no pensó que las claves del exitoso plan de estabilización de la economía israelí en los 80 —luego de una inflación de 480% anual— generaría aquí más interés que nunca. La Argentina lo recibió en medio de una tormenta económica y una devaluación histórica del peso frente al dólar, apenas un día después de las elecciones primarias.

"Cuando lo programamos, hace varios meses, la situación era más estable. Justo llegué después de las PASO con el dólar a $60. Por eso me consultan sobre todo cómo logró Israel estabilizar su economía. Estas devaluaciones crean mucha incertidumbre, la gente no puede planificar y eso es lo que más noté", contó a Infobae.

Israel tuvo la suerte de que la mayoría de la población quería un ajuste y por eso votaron un Gobierno de unidad. Aunque la Unión de Trabajadores es muy fuerte y se opuso al plan, la misma ciudadanía quiso que el plan sea éxito. Estuvo dispuesta a sacrificarse

El lunes próximo, el economista dará una conferencia junto a su colega Miguel Kiguel titulada "Cómo salir de la trampa del dólar y de la inflación. Dos economistas en diálogo. Israel 1985 -Argentina 2019". La organiza "Amigos argentinos de la Universidad Hebrea de Jerusalem" y será en Arcos 2319 a las 19:30.

— ¿Y cuáles fueron las claves de esa estabilización económica de Israel? 

— En los 80, Israel sufría una crisis de déficit fiscal. El gasto público era extremadamente alto, del 75% del PBI, y había un déficit de alrededor de 17,5%. Con un déficit alto de manera prolongada, devaluación, inflación del 480% anual, fuga de capitales, deuda pública del 200% del PBI, al Gobierno de Israel le quedaban unos meses antes del default. Entonces desarrollan este plan de estabilización en 1985. Las claves fueron bajar el gasto público (la idea fue reducirlo 10% y se logró 5%), un recorte de subsidios a productos básicos y al empleo público. Por otro lado, se termina con la indexación de la economía —estaban indexados incluso los depósitos y los salarios— y se logra la independencia del Banco Central que en gran medida estaba pagando los déficit fiscales a través de la impresión del dinero.

Estebal Klor es argentino, pero vive desde 2003 en Israel
Estebal Klor es argentino, pero vive desde 2003 en Israel

— ¿Cómo lograron aplicar ese recorte? 

Hubo dos cambios institucionales fundamentales. El primero, la independencia del Banco Central y una ley que le prohibió imprimir dinero para comprar deuda pública. El segundo, una ley que quitó autoridad presupuestaria a los ministerios. La división de presupuesto del Ministerio de Hacienda se encargó de la aprobación y supervisión de todos los gastos públicos. Además, se determinó por ley cuál iba ser el déficit fiscal permitido para los próximos 10 años.

— ¿Y cuándo se comenzaron a ver los resultados? 

— De manera inmediata. En 1985 la  inflación ya era del 20%. Los mercados entendieron que iba a ser un cambio radical de la economía israelí.

— Los recortes implicaron una reducción de poder adquisitivo de los trabajores israelíes, ¿cómo fueron aceptados?

— Hubo descontento de la Unión de Trabajadores. Los salarios bajaron alrededor de un 10% de manera real. Pero en ese momento había un Gobierno de unidad que tuvo fortaleza para mantenerse firme en el plan. Sí hubo una recesión después del plan, un pequeño incremento en el desempleo y una baja en el nivel de vida que duró hasta finales de los 80. A principios de los 90, la economía israelí vivió un boom y empezó a crecer, también gracias a la inmigración de los países de la ex Unión Soviética.

Cuando lo programamos, hace varios meses, la situación era más estable. Justo llegué después de las PASO con el dólar a $60. Por eso me consultan sobre todo cómo logró Israel estabilizar su economía. Estas devaluaciones crean mucha incertidumbre

— ¿La credibilidad entonces fue la clave?

— Los cambios institucionales desde el momento que salieron las leyes que prohíben al Banco Central comprar deuda pública y que determinan el nivel de déficit fiscal le dieron una credibilidad muy grande a la decisión del Gobierno de mantener esta política. Estos cambios institucionales le dieron la credibilidad a los mercados de que realmente iba a bajar el déficit y a cambiar la intervención estatal. Se implementaron cambios a largo plazo que no dependían de qué partido político iba a estar en el poder.

— Luego todos los efectos de esos cambios se pudieron mantener en el tiempo.

La economía israelí cambió radicalmente. A partir de ese momento, el gasto público es uno de los más bajos de la OCDE, con el 40% del PBI. La inflación siguió bajando y hoy es menor al 1% anual. Y la moneda israelí se apreció 25% con respecto al dólar en los últimos 10 años. Es una moneda muy fuerte. De ser una economía que estaba manejada por el Estado pasó a ser una economía totalmente de mercado.

Un problema del sector es la falta de más empleados con capacidades para sumarse. En Israel la desocupación es del 4% y no quedan ingenieros o científicos jóvenes que ya no estén empleados

— ¿Tuvo algún efecto negativo? 

—Claro que también hay otros problemas. Con un gasto público tan bajo, Israel es uno de los países con mayores índices de desigualdad. La gente pide que se incremente el gasto público en educación, salud y ayuda social. También la apreciación de la moneda crea problemas a determinado tipo de industrias que no pueden ser más competitivas.

— No es el caso de la exportación de servicios y tecnología.

— No. Afecta más a las industrias tradicionales que sufren las importaciones más baratas y no pueden exportar. Tienen miedo de desaparecer. El éxito de la industria de servicios y alta tecnología es lo que lleva a la apreciación de la moneda, con el influjo muy grande de inversiones extranjeras.

— ¿Un modelo similar sería una solución a largo plazo para la Argentina?

— No estoy al tanto de todos los detalles de lo que está pasando en la Argentina. Pero entiendo que no es un problema de déficit fiscal ni tampoco de gasto público. No es que al cortar eso se puede lograr un cambio drástico. Además, Israel  tuvo la suerte que la mayoría de la población quería un ajuste y por eso votaron un Gobierno de unidad. Aunque la Unión de Trabajadores es muy fuerte y se opuso al plan, la misma ciudadanía quiso que el plan sea éxito. Estuvo dispuesta a sacrificarse. Además, cuando hubo una recesión después del ajuste, llegaron inmigrantes de la ex URSS que le dieron una fuerza muy grande a la economía. Un cambio inesperado.

La desigualdad es de las más altas de la OCDE. Pero Israel se caracteriza por tener una movilidad social muy alta porque el mercado laboral da oportunidades para subir

— ¿Cuándo comenzó a diversificarse más la economía israelí?

A partir de los 90, el sector de alta tecnología y exportaciones de servicios y de productos tecnológicos le permitió desarrollarse de otra manera y no depender de los precios internacionales de determinados productos. Israel está posicionado a primer nivel en el sector de alta tecnología y hoy es el país con más cantidad de startups (nuevas empresas en desarrollo) por personas: una cada 1.350 personas. Si bien es un sector que emplea a poca cantidad de gente, cerca de 300.000 personas trabajan directamente allí. Israel se convirtió en un país líder y las empresas importantes del mundo tienen una base en Israel: Google, Intel, Apple, todas compran constantemente empresas israelíes y mantienen centros de investigación y desarrollo.

— ¿Cuál es el principal desafío para seguir creciendo?

— Un problema del sector es la falta de más empleados con capacidades para sumarse. En Israel la desocupación es del 4% y no quedan ingenieros o científicos jóvenes que ya no estén empleados. Parte de este sector hace outsourcing a técnicos que están en Ucrania, por ejemplo.

Las claves fueron bajar el gasto público (la idea fue reducirlo 10% y se logró 5%), un recorte de subsidios a productos básicos y al empleo público

— ¿Hay potencial para que la Argentina logre un modelo similar? 

— En Israel, en particular, se desarrolló a través de la cultura innovadora de la gente y con el apoyo de instituciones de investigación de avanzada, universidades, distintas instituciones, fábricas militares, que constantemente están empujando a sus investigadores a innovar. Si la Argentina está interesada, debería empezar por fomentar la educación tecnológica y la investigación, con la creación de instituciones de avanzada de primer nivel. Pero hay que primero y principal cuidar la economía, de manera que no existan estos saltos constantes.

— ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta hoy el sector en Israel?

— Seguir incorporando gente al mercado de trabajo. Hay distintos tipos de poblaciones que están al margen de la actividad económica, sectores de la población árabe y ultraortodoxos, que hay que tratar de incorporarlos al mercado laboral. Eso empieza a partir del colegio primario. Darle la educación para que sean productivos, estar capacitados ayudaría a eliminar las diferencias económicas que hay. La desigualdad es de las más altas de la OCDE. Pero Israel se caracteriza por tener una movilidad social muy alta porque el mercado laboral da oportunidades para subir.

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